“¡Queremos caramelos, queremos caramelos!” El clamor pidiendo dulces fue expresado por un grupo de niños en La Habana el día de Halloween, según un video de la usuaria de Facebook identificada como Yailis Mon.
“Esto me partió el alma. No soy de publicar nada de esto (…), es la primera vez que lo hago. Este celular no sirve para grabar de noche. Son los niños de mi cuadra por Halloween, gritando ¡Queremos caramelos!”, escribió Yailis Mon, residente en La Habana.
“¿Pero dónde venden caramelos? En las tiendas MLC y casi no hay”, cuestionó la internauta al compartir el breve audiovisual en el grupo público de Facebook “Tienda MLC en La Habana”.
A pesar de las críticas del oficialismo a la celebración “capitalista”, el gusto de los cubanos por festejar el Halloween crece año tras año. Participar en la tradición del “trato o truco” es difícil para las familias cubanas, en medio de un grave desabastecimiento de productos que incluye golosinas y confituras. Un paquete de galletas o dulces puede llegar a costar más de 300 pesos.
Los dulces, si hay, casi siempre están a la venta en las tiendas estatales de moneda libremente convertible (MLC), cuyo acceso es vedado para la mayoría de la población que no tiene tarjetas magnéticas recargadas con dólares y otras divisas extranjeras.
Un año atrás, el periódico estatal Venceremos, de Guantánamo, publicó una breve nota que evidenció el desconcierto de los cubanos –incluso entre los partidarios del oficialismo– ante el avance de las tiendas MLC y la discriminación económica.
Los “guantanameros sugieren a la gerencia de la tienda de productos en MLC situada en las calles Los Maceo esquina a Prado, [que] se valore la posibilidad de cambiar de lugar las confituras visibles a través de la cristalería que da para esta última arteria”, señaló la nota.
Además, según el breve texto pidieron “colocar otros productos, porque [las confituras] llaman mucho la atención de los niños, y es complejo explicarles la imposibilidad de los padres para comprarlos por no tener acceso a esa moneda, cuestión que, ante la incomprensión de los pequeños, por lo general, les provoca el llanto”.
Iniciativas ciudadanas para paliar y denunciar esta situación, como la del artista Luis Manuel Otero, han sido reprimidas por la policía política del régimen. En abril del 2021 el líder del Movimiento San Isidro fue arrestado para impedir que él y un payaso regalaran golosinas a los niños de su comunidad, durante un cumpleaños colectivo que organizó en la sede del MSI.
La Seguridad del Estado también allanó el domicilio del artista, destruyó y robó obras de una serie que conectaba la escasez actual con la falta de confituras en los años de la crisis llamada “Período especial”.
Nieto de Castro sí goza en Halloween
El joven empresario Sandro Castro, nieto del ex dictador cubano Fidel Castro, se exhibió en redes sociales disfrutando este 31 de octubre en la fiesta de Halloween en La Habana, mientras el reportero de ADN Cuba Héctor Luis Valdés era detenido cuando intentaba cubrir la celebración en las calles.
Tras polémicas por saltarse las limitaciones de la pandemia o presumir un auto lujoso en medio de la crisis cubana, Sandro volvió a llamar la atención por festejar por todo lo alto el Halloween en el bar habanero LM.
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Su pareja Laura Daniela Álvarez compartió el proceso de maquillaje de ella y Castro, que se disfrazó de una calavera de difunto. La joven también se tomó fotos sin mascarilla sanitaria con el nieto del extinto dictador Fidel.
En algunos videos de Laura Daniela se le ve bailando reguetón y empujando fuera del encuadre de la cámara a Sandro, que al parecer le estorbaba. Desde el 27 de octubre pasado el nieto de Castro promocionaba en sus redes la fiesta de Halloween que ofrecería su negocio privado EFE Bar.
Sandro anunciaba la “gran reapertura” del EFE Bar, donde habría premios para los mejores disfraces. “Muy duro”, se jactaba en redes sobre la reapertura del local nocturno.
Mientras la fiesta tenía vía libre para los privilegiados de las altas esferas del castrismo, el reportero de ADN Cuba Héctor Luis Valdés fue arrestado con violencia, introducido en un auto a la fuerza y obligado a desnudarse ante los oficiales de la Seguridad del Estado.