El régimen ha dado carta blanca a la policía para hacer allanamientos y decomisos en negocios, lo mismo sean autorizados que ilícitos, buscando mostrar severidad en tiempos de coronavirus, mientras esconde su ineficiencia en la gestión económica del empobrecido país. A la par, los medios de propaganda son convocados para que publiquen materiales de escarmiento.
El noticiero nocturno de la estatal Televisión Cubana, ha sido la plataforma principal desde donde mostrar la “mano dura” de la policía, y así intentar construir una ilusión de seguridad en la población, la misma que vive la incertidumbre diaria de qué llevará a la mesa, con qué detergente fregará los platos, o lavará su ropa.
El Periódico 26, medio principal del Partido Comunista en la provincia de La Tunas, elogió el segmento del Noticiero Estelar dedicado a las requisas y decomisos policiales como “muy popular por estos tiempos”.
Según el medio de propaganda estatal, “hay familias que se sientan frente al televisor, justo a las 8:00 pm, y no se paran hasta que consumen las nuevas redadas acontecidas en su provincia o a cientos de kilómetros de su realidad. El tema sí que tiene sus adeptos”.
Aunque deja ver que no todo el mundo se traga la píldora estatal de los buenos policías revolucionarios contra los malhechores sin patria, según la articulista “muchas familias hemos traducido estos destellos como que el Estado cubano muestra 'mano dura' a tono con las circunstancias”.
Omite, por ejemplo, que el régimen se despoja con estas operaciones policiales/mediáticas de las culpas del desabastecimiento y la ineficiente gestión económica durante décadas. Sin embargo, no estimula las Pymes ni garantiza un Mercado Mayorista nutrido para los pequeños negocios gastronómicos, cuyos dueños tienen que vender para pagarle al propio estado altos impuestos. O que continúa concentrando en la corrupta e ineficiente empresa de Acopio, los productos de los campesinos imposibilitados de vender directamente a la población. Y mucho más.
Por el contrario, el periódico tunero asegura “que la mayoría asume con beneplácito no tanto que se aprese a un 'pequeño empresario', sino que las autoridades se hayan planteado terminar con las ilegalidades y de paso, con el sobreprecio y el abuso”.
Yuset Puig Pupo, quien firma el texto, alimenta el folletín oficial que esconde o minimiza las complejidades del desastre cotidiano de la economía nacional, de pálido y triste reflejo en los hogares: “los operativos gestados en los últimos meses en Cuba intentan proteger a la población, que no tiene otro remedio que ceder ante el sobreprecio cuando por necesidad adquiere un producto fuera de la red estatal y a veces, porque esta no se lo garantiza”.
La ofensiva del régimen contra el “acaparamiento” de los pocos productos que vende a los cubanos es en todo el país, intenta barrer bajo la alfombra su propia culpabilidad. Mientras, los medios de comunicación oficialistas esconden las arbitrariedades y abusos policiales, y a falta del pan, solo dan a los cubanos el circo.
