El cubano Juan José Gómez Oro, de la zona de Los Negritos, en la provincia de Holguín, asegura que la Policía Nacional Revolucionaria le decomisó a su hijo los plátanos que vendería a la población en medio de la crisis alimentaria que vive el país.
Jorge Luis Gómez Téllez, el hijo, salió en dirección al poblado de Antilla en una “volanta” (carreta de dos ruedas, tirada por caballos) llena de “bungos” (plátanos burros) para venderlos a 5 pesos cubanos, cada mano de varios plátanos.
“Me llevaron como un perro para la estación, allí estuve cerca de una hora, como un preso, y me obligaron a darle el plátano a [la empresa estatal de] Acopio”, contó el joven en un reporte de Cubanet.
El anciano Juan José Gómez, quien recibe una pensión de apenas 320 pesos (menos de 13 dólares mensuales) cuenta que su hijo “no es intermediario de nadie” y lo que vende lo cultiva en una parcela familiar. El precio de las manos de plátano burro que ofrece el campesino es accesible para la mayoría de los bolsillos.
Pero la policía del régimen le impuso a Gómez Téllez, por vender barato lo que cosecha, dos multas de 40 pesos cada una, aunque el campesino no sabe bien cuál es la causa legal.
“Ellos mismos llenaron el talonario y ya”, dice el más joven de los Gómez, quien se negó a pagar en un primer momento y les dijo que lo dejaran preso. Pero ante el temor de que uno de los agentes le pegara y luego de que otro policía lo convenciera, el campesino aceptó la sanción.
Los campesinos cubanos no entienden por qué las autoridades impiden que los trabajadores del campo vendan alimentos a la población de manera directa, sobre todo en medio de la crisis de abastecimientos constante que vive el país, ahora agudizada por la pandemia de coronavirus.
“¿Qué tiene que ver la policía con la vianda?”, se pregunta el anciano.
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“El bloqueo está aquí mismo, lo tienen puesto ellos”, afirma molesto Jorge Luis Gómez, quien dice que está “cansado de decirles” a las autoridades a cuánto el vende el plátano para sostenerse económicamente y a la vez “ayudar al pueblo que prácticamente se está muriendo de hambre”.
El campesino acosado por la policía del régimen en Holguín, quiere que “le fascismo este se acabe ya”.
La Liga de Campesinos Independientes y la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (FLAMUR), en su capítulo Cuba, publicaron este domingo una carta dirigida al presidente y el primer ministro de Cuba, Miguel Díaz-Canel y Manuel Marrero, respectivamente, en la que piden al estado aceptar con “suma urgencia” cinco puntos esenciales que podrían evitar que el país caiga en una hambruna severa en el corto plazo.
Con fecha de este miércoles 14 de mayo, las organizaciones afirman en su misiva que los campesinos quieren “ayudar al pueblo”. Para poder hacerlo, sostienen, es menester que el estado y gobierno de Cuba libere la producción y distribución de los productos agropecuarios; permita que los campesinos tengan “libertad para fijar los precios” de sus productos “de acuerdo al mercado” y para “importar y exportar directamente, incluso de Estados Unidos”.
Carta de campesinos cubanos al gobierno de la isla:
A: Presidente Miguel Díaz-Canel
CC: Primer Ministro Manuel Marrero Cruz y Ministro de Economía Alejandro Gil Fernández
Asunto: Propuesta campesina urgente para evitarle una hambruna a corto plazo al país
Fecha: Mayo 17, 2020
Nos dirigimos a ustedes en un momento crítico para poder alimentar a nuestra nación. Los campesinos queremos ayudar al pueblo. Para poder hacerlo necesitamos que el estado acepte con suma urgencia los cinco puntos siguientes:
- Libertad para la producción y distribución de nuestros productos.
- Libertad para fijar los precios de nuestros productos de acuerdo con el mercado.
- Libertad para importar y exportar directamente, incluso de Estados Unidos, donde está comprobado que sus leyes no lo impiden, por nuestra condición de campesinos independientes.
- Eliminar por diez años todos los impuestos a productores y procesadores de alimentos.
- Entregar títulos de propiedad permanente a todos los productores agrícolas.
Esta no es hora de discriminar interlocutores en razón a sus creencias. El pueblo no espera mensajes políticos sino sensatez y responsabilidad ante sus necesidades.
Si acudimos a ustedes de manera directa es porque así lo permiten las leyes, pero además porque la ANAP, institución creada oficialmente y con monopolio de representación de los intereses campesinos ante el estado no ha cumplido ese papel.
En cualquier caso, esperamos que se le dé la atención indispensable para poder tener este dialogo urgente y que no se descalifique nuestra gestión para remitirla por caminos burocráticos o policiales. No somos el enemigo. El verdadero enemigo que vencer –y los invitamos a ser parte de esa gesta– es el modelo de estado que pretende controlarlo todo, pero ha sido un fracaso en la producción agrícola y solo ha podido sobrevivir sobre la base de subsidios masivos externos, primero de la URSS y luego de Venezuela.
Esperamos que no intenten silenciar a nuestras peticiones con el argumento de las sanciones de Estados Unidos. Somos los cubanos y el gobierno de esta isla los que tenemos que asumir la responsabilidad plena por encontrar las soluciones urgentes que este dramático y crítico momento demanda. Y nada más dramático y urgente que evitar la hambruna que se nos avecina.
Los campesinos estamos dispuestos a alimentar al pueblo con nuestro trabajo, pero no a seguir trabajando enyugados como bueyes al mismo modelo fracasado de agricultura estatal que nos ha traído hasta aquí. El modelo agrícola estatista que fracasó en la URSS, China y Vietnam, también ha fracasado en Cuba.
El sistema de Acopio del estado cubano gasta cuantiosos recursos en poner trabas y desalentar nuestra producción cuando el estado es incapaz de producir lo necesario por sí mismo. Eso es un crimen y es insensato. A eso nosotros lo llamamos bloqueo interno de las fuerzas productivas. El estado tiene que permitir un cambio en las relaciones agrarias de producción y mercadeo o aceptar las consecuencias de su ceguera.
Hablemos ahora de las sanciones estadounidenses. La Ley Helms Burton no impide la venta de alimentos y medicinas a Cuba, ni que los campesinos privados puedan tener transacciones financieras y comerciales (importar y exportar) con ese país. Aquí lo único que impide esa relación es el bloqueo interno. Levántenlo de una vez.
Presidente Díaz Canel, usted fue citado en Granma haciendo un llamado a sus colegas a ser valientes en las actuales circunstancias. Séalo usted también ante esta grave situación. Ustedes saben que el sistema actual ha sido incapaz de producir alimentos para el pueblo. Lo sabía el propio Fidel Castro cuando le confesó a un periodista norteamericano en el 2010 que “el modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros”. Ustedes saben que no se consigue algo nuevo repitiendo la misma fórmula que no ha funcionado por más de seis décadas. Entonces, no esperemos más. Juntos podemos evitar una hambruna.
Adoptemos una posición cívica y efectiva. Los campesinos hemos sido víctimas del acoso de funcionarios, inspectores y policías, como, por ejemplo, por los controles de precios y salarios, los impuestos limitantes, las numerosas restricciones en la producción e incluso confiscaciones injustas. Se ha querido asesinar nuestra reputación como campesinos presentándonos falsamente como unos egoístas que solo pensamos en enriquecernos.
Ahora queremos que se aprueben nuestras demandas para la pronta solución de la crisis alimentaria que se nos avecina en medio de la pandemia del coronavirus. Acordemos juntos las medidas que aseguren la alimentación y el bienestar del pueblo cubano. El pueblo jamás perdonará a los que evadan la responsabilidad cívica y moral que demanda esta crisis.
¡Evitemos una hambruna! ¡Levanten el bloqueo interno a la libre producción agrícola!
Liga de Campesinos Independientes
Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (FLAMUR). Capítulo Cuba