El régimen cubano lamenta que el aumento de casos en La Habana, empañe su declarado “control de la pandemia” del virus que ocasiona la COVID-19. En la Televisión Nacional insta a los habitantes de la capital de Cuba a que sean “disciplinados”, como si no tuviera mucha responsabilidad en estos rebrotes, al ser el principal causante de las muchedumbres en tiendas estatales y el hacinamiento en ómnibus del servicio de transporte público.
El avance de la etapa “pos COVID-19” en La Habana parecía indetenible desde el viernes 3 de julio. La capital debió esperar a que las autoridades consideraran que la situación epidemiológica era favorable para incorporar la ciudad más importante de la nación a la reapertura del resto del país. Por fin, el viernes anterior comenzó el inicio en la capital de la fase uno de la desescalada de la pandemia en la isla, reactivándose entre otros servicios el transporte público y permitiéndose el acceso a las playas.
Pero en los últimos días, un notable incremento de casos de coronavirus provocó que autoridades de La Habana decidieran “aplicar medidas de aislamiento reforzado en cuatro manzanas” del municipio Cerro y adviertan sobre la posibilidad de hacerlo en otros puntos. Se trata del “área de salud del policlínico Abel Santamaría en el consejo popular Pilar Atarés, de Cerro, compuesta por una población de 2042 habitantes”, informaron medios de prensa oficialistas.
Además de ese evento de transmisión, hay otro en la comunidad Cuatro Caminos, del municipio Cotorro.
Por eso, un conocido periodista y directivo de medios de propaganda gubernamental, lamentó en el horario de más audiencia de la Televisión Nacional que “terminó con la buena racha que [el doctor y funcionario] Durán nos comunicaba cada mañana, y que hacía confiar en la extinción temprana de la cola de la pandemia”.
Lázaro Manuel Alonso, en un comentario ante las cámaras de la televisora estatal, anunció que los rebrotes provocan “mayores medidas de restricción que como se sabe llegarán a varias comunidades de la capital, cuarentenas que a estas alturas parecen revivir los días más aciagos del coronavirus, limitaciones de movimiento y vidas otra vez puertas adentro, cuando el resto del país disfruta de una nueva normalidad”.
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Según el reportero oficialista, “hay mucha responsabilidad en las conductas de las personas, hay prácticas que, aunque aconsejadas hasta el cansancio [por las autoridades], muchos insisten en burlar y llevan a que los números vuelvan a crecer y la realidad se torne menos esperanzadora”.
El régimen, mediante su vocero, lamenta “que eran muchos los que pedían casi a gritos que a La Habana le llegara la primera fase, y con ello el transporte público, se reactivaran los servicios, (…) La realidad es que en la calle ya hay de todo: personas si nasobuco (mascarillas), actividades en grupo que violan el distanciamiento físico y las colas, en las que además de comprar, hay mucha cercanía y riesgo de contagios”.
Mientras dice esta catilinaria contra el pueblo y obvia las culpas del régimen, a su espalda pasan imágenes de cubanos haciendo fila para comprar alimentos y otros suministros, algo que la prensa estatal condena como si fuera elección de los ciudadanos malagradecidos, y no la obligación que provoca la escasez.
“Le toca a La Habana responder con disciplina”, afirma Lázaro Manuel Alonso, y remata con que la capital –minuciosamente destruida por el régimen–, es hoy “la provincia que hace crecer la pandemia en Cuba”.