Un grupo de cubanos residentes en Londres, Gran Bretaña, se congregaron en espacios públicos de la capital para manifestar su apoyo al Movimiento San Isidro y exigir la liberación del artista contestatario Denis Solís.
“Desde Londres le hemos dado una lección a la dictadura cubana de verdadera espontaneidad. Cubanos de todo Reino Unido nos hemos unido en el sagrado reclamo de libertad para nuestro país y el cese de la represión”, aclararon los manifestantes en redes sociales.
Varias protestas y actos de solidaridad de este tipo han ocurrido en ciudades de todo el mundo, como México, Barcelona, Madrid, Nueva York y Miami. En la mayaría de los casos, frente a las embajadas de Cuba en esos países y sedes de organismos internacionales.
Las manifestaciones del Movimiento San Isidro comenzaron el 18 de noviembre, como medio para exigir la liberación del músico contestatario Denis Solís, injustamente encarcelado y sometido a un juicio sumario, sin garantías legales. Como respuesta, varios integrantes de la organización comenzaron una huelga de hambre.
Fuerzas del régimen irrumpieron violentamente el 26 de ese mismo mes en la sede del MSI con el propósito de poner fin a la manifestación y arrestaron a los opositores. Horas después ese mismo día fueron puestos en libertad, pero se les impidió regresar a la sede de Damas 955, en La Habana Vieja.
El desalojo provocó una protesta de varios artistas e intelectuales ante el Ministerio de Cultura a favor de más libertades y respeto a los movimientos opositores, tildada por algunos como demasiado conciliadora con el régimen y celebrada por otros por su contenido contestatario.
La protesta de San Isidro y el plantón ante el Mincult ha provocado revuelo en la comunidad cubana y la arena internacional. También reacciones del régimen, que organizó un acto paralelo con sus simpatizantes. El diálogo prometido al parecer nunca ocurrirá.
Una nota del Ministerio de Cultura reafirmó este 4 de diciembre que el régimen cubano nunca ha deseado dialogar con nadie, a excepción de sus seguidores más fieles, y deslegitima y ofende a quien alce su voz por encima de la suya.
Bajo el título “Rompen el diálogo quienes pidieron diálogo”, el castrismo puso sus condiciones draconianas para “dialogar” con artistas e intelectuales, prácticamente una camisa de fuerza, porque niega todo contacto futuro con disidentes abiertos, el Movimiento San Isidro y la prensa independiente.
El Ministerio de Cultura negó “toda legitimidad” al grupo de artistas que se reunió frente a su cede el 27 de noviembre y les arrancó una reunión hasta largas horas de la madrugada, en las que estuvieron presentes disidentes y se habló de la represión contra el Movimiento San Isidro.