El escritor y analista político Carlos Alberto Montaner aseguró este 3 de diciembre que el diálogo entre artistas y el régimen, que provocó la protesta frente al Mincult, pudo haber sido una gran oportunidad para la sociedad civil, pero se estrelló contra la intolerancia del castrismo.
“Parecía que era el comienzo de un diálogo absolutamente necesario, pero no fue así. El miércoles la dictadura se escondió tras el pretexto de la soberanía, la CIA y los gringos para frenar cualquier contacto respetuoso con la oposición. En fin, lo de siempre. Incluso, volvieron a detener brevemente al artista Luis Manuel Otero Alcántara, el líder de la protesta, junto a su novia Claudia Genlui”, lamentó el analista en su podcast semanal.
El analista residente en Miami partió del hito de que Fernando Rojas, uno de los viceministros cubanos de Cultura, se reuniera por primera vez con miembros de la oposición para escuchar sus quejas.
“Los jóvenes se quejaban de la falta de libertad de expresión y de la censura que existe en el país, algo que Rojas increíblemente les negó. Pero se quedó sin palabras cuando uno de los presentes le dijo que la censura era tan fuerte que ni siquiera podían leer los libros de Rafael Rojas, el hermano del viceministro, un historiador exiliado en México”, prosiguió.
“Otro joven parece que les dijo que solo había podido viajar al corazón de Cuba gracias a un libro llegado desde España; un tercero se quejó de que solo se enteraba de los debates en torno a Cuba muy esporádicamente cuando podía ver el espacio televisivo titulado El Espejo del canal 41 de Miami conducido por Juan Manuel Cao, si un viajero se atrevía a llevarlo escondido en un (dispositivo) USB”, continúo relatando.
A pesar de todo, Montaner considera que la protesta ha servido para algo: ha revelado las fisuras entre “reformistas” e “inmovilistas”. Los primeros quieren dialogar para evitar el hundimiento del sistema, y los segundos creen que pueden seguir gobernando la isla como un cuartel. “No han aprendido nada del derrumbe en el este de Europa”, concluyó.
Las manifestaciones por el Movimiento San Isidro comenzaron la semana antes pasada, como medio para exigir la liberación del músico contestatario Denis Solís, injustamente encarcelado y sometido a un juicio sumario, sin garantías legales. Como respuesta, varios integrantes de la organización comenzaron una huelga de hambre.
Fuerzas del régimen irrumpieron violentamente el jueves pasado en la sede del MSI con el propósito de poner fin a la manifestación y arrestaron a los opositores. Horas después ese mismo día fueron puestos en libertad, pero se les impidió regresar a la sede de Damas 955, en La Habana Vieja.
El desalojo provocó una protesta de varios artistas e intelectuales ante el Ministerio de Cultura a favor de más libertades y respeto a los movimientos opositores, tildada por algunos como demasiado conciliadora con el régimen y celebrada por otros por su contenido contestatario.
La protesta de San Isidro y el plantón ante el Mincult ha provocado revuelo en la comunidad cubana y la arena internacional. También reacciones del régimen, que organizó la víspera un acto paralelo con sus simpatizantes.
Los miembros del MSI sostienen que la presión internacional es indispensable para lograr la liberación del músico contestatario Denis Solís, principal reclamo de los manifestantes. Solicitan sobre todo la presión de organizaciones como la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y la Unión Europea.