El cantante y compositor cubano Arnaldo Rodríguez arremetió contra Donald Trump y el actor y presentador Alex Otaola, porque este último habría entregado una “lista roja” de presuntos colaboradores con el gobierno castrista para vetar su entrada y negocios en Estados Unidos, que incluye al músico.
Rodríguez protestó de la peor manera, lanzando insultos y ataques homofóbicos contra el influencer y hasta el mandatario republicano de EE.UU.
“Aquí no se ´vende´ nadie, carajo. (…) Vi que me incluyeron en la 'listica roja' del chico del turbante. Ustedes conocen mi proceder de respeto y ética, a veces en exceso”, dijo en su Facebook.
Dirigiéndose a Otaola, espetó: “me puedes poner en la lista que te salga de los ovarios [incluyó un emoticón de risa] yo sigo pie en tierra con los míos. Con mi gente batallando contra las carencias y disfrutando sus virtudes. Seguiré en mi aldea luchando por el bienestar de mis taínos, en Mercedes Benz o en taparrabos. Me da igual si entre mi gente hay comunistas, capitalistas o feudalistas. (…) Me importa que los cubanos no aguantan amenazas ni injurias”.
Luego de insultar al presidente Trump, aseguró: “¡A los dos me los paso por mis 'berocos' [testículos] mulatos (o jabaos) como los de Antonio Maceo! (…) ¡Tírate, que te voy a batear con mi propia guitarra!”.
Ante los exabruptos machistas y homófobos, miles de cubanos han respondido con indignación, entre ellos periodistas y comunicadoras independientes.
Camila Acosta, reportera de CubaNet, le señaló al músico que se autodefine como “el mulato acelerao”, que si se creía tolerante “cómo entonces explica su participación en un acto de repudio a disidentes”.
Descubierto como represor de quienes expresan ideas contrarias a la dictadura, Arnaldo Rodríguez luego de una escueta respuesta que no negaba la acusación, bloqueó en Facebook a esta periodista. Pero la evidencia está al alcance de un click en internet, como nunca sospecharon los protagonistas de mítines de odio como el mencionado músico, y Acosta la sacó nuevamente a flote.
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Publicó capturas de pantalla de imágenes pertenecientes al documental Gusano, realizado por Estado de Sats, en el que se muestra el hecho al que se refirió en la pregunta a Arnaldo. Camila Acosta escribió: “Ocurrió en diciembre de 2013, frente a la casa de Antonio G. Rodiles, en el municipio Playa, en La Habana, en donde se habían dado cita varios artistas para celebrar en Día Internacional de los Derechos Humanos. El régimen organizó el acto de repudio en el que empleó incluso a niños, sacados de sus escuelas sin el consentimiento de sus padres. Ellos fueron testigos de la violencia empleada contra los disidentes allí reunidos. Y todo fue camuflado con una actividad cultural de la que fue cómplice Arnaldo y su Talismán”.
El músico cubano, además, se negó al diálogo con Iliana Hernández, quien denunció en Twitter: “Aquí el cobarde borra y bloquea a quienes les decimos la verdad, no se atreve a enfrentarnos ni en las redes, este no quiere a su madre porque no ama a su patria, la patria no es el Partido Comunista la patria sufre por quien la oprime y él [Arnaldo] es cómplice de ese sufrimiento”.
Mónica Baró, premio Gabo de periodismo narrativo y reportera de la revista independiente El Estornudo, también denunció la actitud del artista procastrista: “Aquí tenemos otro músico cubano que articula un discurso machista y discriminatorio para defender sus ideas, que feminiza a los hombres con quienes discrepa otorgándoles atributos femeninos para intentar desacreditarles”.
“Tener ovarios no debería ser un insulto, ni ser una 'vieja pelúa y decrépita' [como llamó a Trump], porque ni los ovarios, ni la vejez, ni la pérdida de facultades mentales son motivos de vergüenza”, añadió Baró.
Además, cuestionó, para desmontar el discurso de Rodríguez: “¿Por qué los testículos serían motivos de orgullo, de superioridad, de coraje, y los ovarios no? ¿Por qué los hombres siguen usando los ovarios de las mujeres y nuestras cualidades y nuestro género como ofensas?”
Baró expresó que, aunque no está de acuerdo con las políticas de Trump, se puede “cuestionar al presidente estadounidense sin caer en un discurso discriminatorio”, como también a Otaola.
Sobre el influencer, a quien critica la lista que condena por motivos políticos, señaló una importante distinción: mientras él solo es una figura de las redes sociales, el régimen de La Habana que ha incluido a cubanos en nefastos listados durante seis décadas, tiene todo el poder de un gobierno sobre la vida de millones.
Para muestra, Mónica Baró relacionó habló de “la lista de las más de 200 personas que no pueden salir de Cuba por motivos políticos, de la lista de los médicos que salieron de Cuba en misión oficial y se quedaron y no se les permite volver a entrar por ocho años, de la lista de profesores expulsados de las universidades por ejercer su derecho a expresarse libremente, de la lista de personas interrogadas y detenidas arbitrariamente por hacer periodismo o activismo, de la lista de presos políticos, etcétera. Estamos en un círculo vicioso”.
“Necesitamos paz, necesitamos diálogos, necesitamos inclusión, necesitamos comprendernos, necesitamos ser mejores. Y necesitamos no ser machistas. (…) Porque no construiremos un país democrático, en el que se garanticen los derechos humanos, si no hay una cultura de respeto de los derechos de las mujeres”, concluyó Baró.