El prestigioso diario The New York Times incluyó un texto sobre el Movimiento San Isidro (MSI) y el 27N, en la selección de los artículos de opinión necesarios para “entender el caótico 2020”.
Boris Muñoz, editor del NYT, señaló sobre el año que recién concluyó: “son los débiles y los más pobres quienes más severamente han sufrido el impacto de la crisis, el populismo en alza por todos lados es una amenaza para la democracia (…). Si no actuamos unidos, los problemas que nos afligen escaparán de nuestro control. El mundo necesita un reseteo”.
Sus palabras bien pueden aplicarse a Cuba, que necesita este 2021 un impulso para recomenzar sin dictadura, y en ese sentido el MSI y el 27N han sido una esperanza de unión.
Por eso ambos grupos merecieron estar en la selección del periódico de referencia mundial, en el apartado de América Latina y el Caribe en el 2020, definido como un año de continua “inquietud social”.
El texto seleccionado es del narrador de ficción y periodista Carlos Manuel Álvarez, quien consideró que el régimen cubano se ha debilitado, a pesar de que todavía quede mucho por hacer hasta su fin.
En su columna publicada el 7 de diciembre en The New York Times, Álvarez aseguró que la dictadura “no parece ya tan infranqueable. Aunque a corto plazo no hay que esperar nada del gobierno (…) hay señales valiosas que no se deben ignorar: el hecho de que muchos jóvenes habaneros se hayan convertido en ciudadanos por unas horas y que un ministerio recibiera a artistas que durante años se ha encargado de desprestigiar”.
“Son pasos que, si bien pequeños, deberían conducir a una conversación nacional. No con ningún actor secundario y escurridizo, como un ministro. Hay que exigir una reunión con el presidente Miguel Díaz-Canel”, agregó.
Según el periodista, el Movimiento San Isidro expresa el dolor de un país empobrecido, y esa pertenencia a la Cuba profunda se ve claramente en los alrededores del barrio que dio nombre al movimiento, uno de los más marginados de La Habana.
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“Sostenemos la necesidad de un cambio para Cuba a través de vías pacíficas. El centro de nuestra protesta continuó siendo la poesía, lo que nos congregaba al menos una vez al día y nos posibilitaba conectarnos con todo lo hermoso y cierto que ha experimentado la humanidad a través de los tiempos, una espiritualidad confluyente que nos envolvía, a algunos por primera vez”, declararon los del MSI en un comunicado por esos días.
Las manifestaciones del Movimiento San Isidro comenzaron el 18 de noviembre, como medio para exigir la liberación del músico contestatario Denis Solís, injustamente encarcelado y sometido a un juicio sumario, sin garantías legales. Como respuesta, varios integrantes de la organización comenzaron una huelga de hambre.
Fuerzas del régimen irrumpieron violentamente el 26 de ese mismo mes en la sede del MSI con el propósito de poner fin a la manifestación y arrestaron a los opositores. Horas después ese mismo día fueron puestos en libertad, pero se les impidió regresar a la sede de Damas 955, en La Habana Vieja.
El desalojo provocó una protesta de varios artistas e intelectuales ante el Ministerio de Cultura a favor de más libertades y respeto a los movimientos opositores, celebrada por su contenido contestatario.
La protesta de San Isidro y el plantón ante el Mincult ha provocado revuelo en la comunidad cubana y la arena internacional. También reacciones del régimen, que organizó un acto paralelo con sus simpatizantes. El diálogo prometido nunca ocurrió.
Una nota del Ministerio de Cultura reafirmó el 4 de diciembre que el régimen cubano nunca ha deseado dialogar con nadie, a excepción de sus seguidores más fieles, y deslegitima y ofende a quien alce su voz por encima de la suya.
Bajo el título “Rompen el diálogo quienes pidieron diálogo”, el castrismo puso sus condiciones draconianas para “dialogar” con artistas e intelectuales, prácticamente una camisa de fuerza, porque niega todo contacto futuro con disidentes abiertos, el Movimiento San Isidro y la prensa independiente, actualmente bajo una campaña difamatoria por parte del Estado.