Además de provocar lamentos y preocupaciones en los televidentes por el anuncio de 74 nuevos positivos a la COVID-19 en Cuba, la conferencia de prensa del Ministerio de Salud Pública (Minsap) de este miércoles sorprendió y extrañó a muchos por la ausencia del director de Epidemiología de esa entidad, el doctor Francisco Durán García.
Presente en las pantallas cubanas desde el 23 de marzo, cuando iniciaron las conferencias diarias del Minsap para informar sobre el avance de la enfermedad pandémica en la isla, el doctor Durán, como todos le llaman, se tomó en esta jornada un descanso por afectación en las cuerdas vocales.
Le sustituyó el doctor Pablo Feal Cañizares, director de la Unidad de Promoción de Salud Y Prevención de Enfermedades del Minsap, quien, pese a no hacerlo mal y cumplir los objetivos de la conferencia, no llena el vacío que para varios representa la ausencia de Durán, el principal rostro del combate al coronavirus en Cuba.
Un rostro que da seguridad y tranquiliza con sus palabras, pese al rebrote de las últimas semanas y algunas evidentes incoherencias que siempre dan a pensar que no se dice todo.
Respecto a lo último, el público y los críticos del régimen saben que no es responsabilidad del doctor. Representa a un sistema poco transparente y su misión no es nada fácil: aparentar transparencia a diario e intentar informar a profundidad sin realmente decirlo todo, para que nadie haga correlaciones o enlace hechos que puedan indicar qué se hace de veras bien y qué no.
Durán debe hacer malabares con las estadísticas y compartir el parte diario del Minsap tal cual le viene, con ocultamientos, omisiones y algún que otro artilugio para no explicitar todas las fuentes de contagio, y hacer que todos crean que no hay nada más y que se está haciendo siempre lo mejor.
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Asimismo, ha tenido que hacer recomendaciones de nutrición para fortalecer el sistema inmunológico y estar mejor preparados ante el embate de la enfermedad, en un país donde ni él seguramente escapa de la escasez de alimentos y de la falta de opciones alimenticias incluso para muchos privilegiados en lo que a ingresos monetarios se refiere.
En su rol de científico celebrado, admirado y encumbrado por una contingencia sanitaria por nadie deseada, el galeno también ha tenido que incursionar en la propaganda política, como todo funcionario del oficialismo cubano, y ensalzar al extinto dictador Fidel Castro, de quien los CDR le regalaron una gigantografía en su último cumpleaños.
El regalo motivó numerosos memes y burlas, pero en definitiva no es nada inédito en un país donde todo el que destaque en ámbitos oficialistas, la práctica totalidad de la vida cotidiana, debe celebrar al régimen y aceptar sus prácticas e ideas sin miramientos como requisito para mantener su posición y eventualmente ascender.
El descanso de Durán hoy sorprende, pero nadie puede negar que sea merecido. Ojalá y no hubiese sido por una afección sino por algún estímulo en Varadero o en alguna villa de descanso de los Ministerios, que de seguro llega en su momento. Ojalá también, como varios piden en las redes, se recupere y vuelva pronto, para que siga transmitiendo confianza a pesar del rebrote y el clima de escasez y crisis crónicas que sufren los cubanos.