Cuba: zona de conflicto desde hace décadas

Las protestas generalizadas de este domingo desmienten lo argumentado por el castrismo para negarse a un corredor o una intervención humanitaria. Cuba es zona de conflicto desde hace décadas, aunque la represión continua y la propaganda se esfuercen en invisibilizarlo
 

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A menos de 24 horas de haber negado que Cuba necesita un corredor o una intervención humanitaria, y desestimar el #SOSCuba que convocó en redes sociales a muchísimos cubanos y amigos de la isla, el régimen ha tenido que tragarse sus palabras y salir a reprimir a miles que han perdido el miedo y hacen un reclamo que siempre se les ha negado: Libertad.

Lo que inició este domingo como una protesta de centenares en San Antonio de los Baños, en Artemisa, se ha propagado por varios territorios y localidades abrumadas, como Cuba toda, por la escasez crónica, la crisis sanitaria y la vulneración constante de los más elementales derechos y libertades individuales.

Reportes llegados a este medio y testimonios y videos compartidos en redes sociales dan cuenta de protestas cívicas en localidades como Palma Soriano, Cárdenas, Sancti Spíritus, Pinar del Río, Bauta, Regla y el Malecón. Los dos últimos, en la capital de la isla, donde internautas aseguran haber presenciado traslados de efectivos policiales y militares para reprimir las manifestaciones y cualquier otra iniciativa de protesta o disenso.

La situación desmiente las falsedades propagadas ayer por el director de Asuntos Consulares y de Cubanos Residentes en el Exterior de la Cancillería del régimen, Ernesto Soberón, quien, en conferencia de prensa, dijo que los pedidos de un corredor o de una intervención humanitaria son llamados interesados que responden a “una campaña de desinformación que intenta confundir a nuestros connacionales en el exterior y a la opinión pública internacional”.

Añadió, aseguró con total desparpajo, que la categoría de "zonas de conflicto" no aplica a Cuba, algo que costará creer al mundo dadas las protestas de hoy y las muestras crecientes de oposición al régimen, así como de represión a la disidencia, el activismo y los manifestantes.

Cuba, como demuestran las protestas de este domingo y otras manifestaciones que le han precedido, es una zona de conflicto desde hace décadas. Un conflicto que si no se manifiesta de manera explícita se debe a la intervención de los mecanismos represivos del régimen, que no duda en cortar las comunicaciones, golpear y privar de la libertad por períodos prolongados de tiempo a todo aquel que se atreva a alzar su voz contra los atropellos y las arbitrariedades.

"Hay un interés genuino de cubanos en el exterior por contribuir a aliviar la actual situación en medio del impacto de la COVID-19, pero también se lleva a cabo una campaña en toda ley para presentar una imagen de caos que no se corresponde con la situación nacional", comentó el antes mencionado funcionario castrista.

Alegó, además, que el propósito de los pedidos de ayuda es desacreditar la gestión del gobierno cubano en la pandemia.

Como todo buen propagandista, que deja al descubierto la ineptitud política del autoritarismo cubano, evitó hablar de los auténticos reclamos ciudadanos que clamaban por ayuda y por una flexibilización de las restricciones para paliar los efectos de la pandemia y la crisis sistémica.

El régimen ha tratado de ganar tiempo para no tener que escuchar a su pueblo. Sin embargo, este domingo no lo consiguió. Hoy, aseguran muchos, es el principio del fin de un conflicto de seis décadas. Un conflicto que ha sumido a Cuba en la pobreza, la ha dividido, y que, con pandemia o sin esta, ha robado de bienestar y dignidad a sus habitantes.

 

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