La historiadora de arte y curadora, Carolina Barrero, denunció a través de sus redes sociales que este domingo 23 de mayo, volvió a ser detenida arbitrariamente por agentes de la policía política del régimen cubano.
En su perfil de Facebook, la integrante del grupo 27 N, detalló: “A Sindy Rivery y a mí nos detuvieron en la puerta de la iglesia de la Merced [La Habana], mientras caminábamos. Yo quería leer poesía por los desaparecidos, los presos políticos de las salas de hospital y los de las mazmorras de Villa Marista, por los torturados”.
“Es tan grande la confusión que también quieren hacer pasar la poesía por delito. El único delito es de quienes penalizan la belleza”, afirmó la joven cubana, constantemente acosada y amenazada por la Seguridad del Estado.
Barrero, pretendía ofrecer su respaldo este domingo al artivista Luis Manuel Otero Alcántara, retenido hace más de 20 días en el Hospital “Calixto García” y pedir por la liberación del rapero contestatario Maykel Osorbo, quien lleva cuatro días en paradero desconocido luego de ser arrestado arbitrariamente en su vivienda; así como, por los activistas y periodistas independientes detenidos el pasado 30 de abril en una manifestación en la calle Obispo de la capital.
“Dejo aquí estos Versos Libres de Martí que ahora recito”, compartió la curadora en Facebook:
«Estos son mis versos. Son como son. A nadie los pedí prestados. Mientras no pude encerrar íntegras mis visiones en una forma adecuada a ellas, dejé volar mis visiones: oh, cuánto áureo amigo que ya nunca ha vuelto! Pero la poesía tiene su honradez, y yo he querido siempre ser honrado. Recortar versos, también sé, pero no quiero. Así como cada hombre trae su fisonomía, cada inspiración trae su lenguaje. Amo las sonoridades difíciles, el verso escultórico, vibrante como la porcelana, volador como un ave, ardiente y arrollador como una lengua de lava. El verso ha de ser como una espada reluciente, que deja a los espectadores la memoria de un guerrero que va camino al cielo, y al envainarla en el sol, se rompe en alas.
Tajos son estos de mis propias entrañas, –mis guerreros– Ninguno me ha salido recalentado, artificioso, recompuesto, de la mente; sino como las lágrimas salen de los ojos y la sangre sale a borbotones de la herida.
No zurcí de éste y aquél, sino sajé en mí mismo. Van escritos, no en tinta de Academia, sino en mi propia sangre. Lo que aquí doy a ver lo he visto antes, (yo lo he visto, yo).– Y he visto mucho más, que huyó sin darme tiempo a que copiara sus rasgos.– De la extrañeza, singularidad, prisa, amontonamiento, arrebato de mis visiones, yo mismo tuve la culpa, que las he hecho surgir ante mí como las copio. De la copia, yo soy el responsable. Hallé quebrantadas las vestiduras, y otras no y usé de estos colores. Ya sé que no son usados. – Amo las sonoridades difíciles y la sinceridad, aunque pueda parecer brutal. Todo lo que han de decir, ya lo sé, lo he meditado completo y me lo tengo contestado. –
He querido ser leal, y si pequé, no me arrepiento de haber pecado.»
José Martí.
En la tarde de este domingo, Carolina Sansón, precisó en su perfil de Facebook:
“Íbamos camino a la Iglesia de la Merced en la Habana Vieja a encontrarnos con Sindy Rivery y Carolina Barrero. Al llegar no encontramos a nuestras amigas que nos habían dicho que estaban allí. Sólo se encontraban allí agentes de la Seguridad del Estado (…).
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La profesora y curadora de arte Anamely Ramos, integrante del Movimiento San Isidro (MSI) ha denunciado que Carolina Barrero, está expuesta a “la violencia de un Estado abusador” que la arresta arbitrariamente y la ha amenazado con prepararle un caso para encarcelarla por “desorden público”.
Ramos recuerda que Barrero “ha sido sometida a un encarcelamiento domiciliario por más de un mes”, incluso usando como justificación las medidas contra la COVID-19, e “imponiéndole a ella restricciones adicionales al resto de los vecinos”.
La persecución del régimen contra la también historiadora y curadora de arte se ha intensificado para empujarla al exilio. Primero la instructora penal Kenia Morales la amenazó y quiso procesarla por el supuesto delito de “clandestinidad de impresos”, pero desistieron ante lo insostenible de la causa y la solidaridad de muchos cubanos.
“Luego, subieron la parada de violencia al llevarla ante el instructor penal Vladimir, que acompañado del agente Darío, se ensañó en su persona y llegó a amenazarla en su integridad física y a pronosticarle cárcel a través de varias causas que podían usar para incriminarla”, explicó Anamely Ramos.
“En medio de su soledad todos estos días, y con tantas presiones injustas, Carolina ha estado expuesta a toda la violencia de un Estado abusador, que no escatima en usar todo método deplorable para desestabilizar y amedrentar”.