Roberto Antonio Acosta Mora es un joven cubano que denunció públicamente en Facebook el proceder del régimen cubano con profesionales y estudiantes que no apoyan el sistema.
Acosta Mora llegó a Madrid el pasado viernes 16 de septiembre, y una de las primeras acciones que realizó fue compartir su experiencia a través de una directa en Facebook en la que muestra con evidencias el acoso político que sufrió desde el año 2017.
Varios incidentes con matiz político hicieron a Acosta Mora blanco de agentes de la seguridad del Estado: "Todo empezó cuando falleció Fidel Castro, que unos alumnos no querían ir al paso de las honras fúnebres y yo dije: el que no quiera ir que no vaya. Lo segundo fue que cuando se firmó el libro de condolencias se perdieron unos estudiantes y yo, para que no anduvieran perdidos, me los llevé para la escuela sin que firmaran el libro".
A ello se sumaron otros episodios: "una broma que hice cuando iba pasando la caravana con los dirigentes que llevaban las cenizas de Fidel hacia Santiago de Cuba y por último, una obra de teatro que hicimos que no tenía contenido político, pero se interpretó como que yo había querido ridiculizar a la Secretaria del Núcleo del Partido de la escuela".
Luego de estos sucesos, el joven fue citado a un interrogatorio durante el cual se le ofreció la posibilidad de colaborar con el Departamento de la Seguridad del Estado "espiando dentro de la iglesia católica y dentro de la Universidad" para lo cual, según alega, intentaron contactarlo, acosarlo e intimidarlo en varias ocasiones.
En el año 2021, tras realizar unos comentarios en Facebook, Gustavo Josué López Ramírez, decano de la Universidad de Las Tunas, lo citó a un conversatorio.
"Me piden por favor que, para no tener que tomar una determinación fuerte, que quite las publicaciones y yo, como estaba para graduarme y no podía perder la carrera, quité las publicaciones", rememora Acosta Mora.
Tres días más tarde, fue llamado a la Presidencia del Tribunal Provincial, a fin de "analizar estos mismos puntos y decirme que yo no podía seguir trabajando en el Tribunal Provincial porque ellos tenían un código de ética, y uno de los requisitos fundamentales era ser revolucionario, y que en esas publicaciones, en sus comentarios, había quedado evidenciado que yo no era revolucionario".
Al finalizar su carrera, y gracias a su alto rendimiento escolar, Acosta Mora era merecedor de la máxima distinción curricular que se otorga en las universidades cubanas. Sin embargo, pese a que tanto sus compañeros como el claustro estuvieron a favor de que se le otorgara, le fue negada la posibilidad de adquirir su título de oro.
"Me comunicaron que por ese incidente yo no iba a poder obtener esa categoría, porque eso era solamente para alumnos integrales y un alumno que tuviera problemas políticos no podía ser un alumno integral", explicó.
Más adelante, el joven reclamó: "nunca se preguntaron si yo era justo, si yo era honrado, si yo era una persona que hacía un buen trabajo, solamente si era revolucionario. Eso es lo que importa en Cuba, el que no esté con el Gobierno no tiene derecho a nada.
Según denunció también Acosta Mora, tales incidentes le generaron una "marca social" pues, a pesar de no tener "impedimento para ejercer como abogado formalmente", para trabajar en las instituciones jurídicas de Cuba "tienes que ser un revolucionario".
"Aquellos que queremos una Cuba nueva quedamos marcados, quedamos aplastados. Así pasa en las universidades cubanas, en especial en la universidad de las Tunas, en la cual, a pesar de haber pasado muy buenos momentos y verme destacado como estudiante", señaló Acosta Mora, y refirió que el documento que avala la discriminación ideológica es el Código de ética.
El joven también afirmó que en las casas de altos estudios se reprime la libertad de pensamiento y el enfoque crítico: "No tenía la opción de pensar por mí mismo, no podía pensar por mí mismo, porque el comunismo imperaba. ¿Por qué? Porque aquella persona, aquel estudiante que hablara, que abriera la boca, iba a ser reprimido como fui reprimido yo y como han sido reprimidos muchísimos otros".
Al referirse a las evidencias que posee, asegura que "no hay nada falso en esta documentación", y deja claro que no ha recibido pago alguno por realizar su denuncia: "La verdad hay que decirla porque la verdad nos hace libres. Cuando una cadena de abusos y usurpaciones, que tienen un único fin, evidencian la intención de conducir a un absoluto despotismo, es un derecho, es un deber, deponer a tal gobierno y nombrar a un nuevo guardián de la seguridad futura", alegó.
Sin embargo, el joven jurista asegura que, aunque el pueblo no confía en el gobierno, está inmovilizado por el miedo.
"El Gobierno cubano no sirve y el pueblo cubano lo sabe, todos lo sabemos, pero tenemos miedo, tenemos miedo por la represión que hay. Por tanto, ojalá un día veamos todos a Cuba libre y que los países del mundo dejen de apoyar esta dictadura y abran los ojos ante la realidad. Es Cuba que no es un paraíso, es algo muy similar al infierno", concluyó el joven desde Madrid.