Unos 1300 repollos de col se perdieron porque la empresa estatal de Acopio no quiso recoger la mercancía, según denunció el campesino Héctor González, de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) “Pedro y Bienvenido”, en la provincia de Pinar de Río.
El testimonio del agricultor municipio Minas de Matahambre, difundido en redes sociales por Anadeilys González, señala a la empresa de Acopio ubicada en el Consejo Popular de Sumidero, que el 26 de marzo último “no aceptó el producto que le habían mandado a recoger” al labriego.
En las fotografías publicadas por Anadeilys, se ve al campesino señalando una montaña de coles pudriéndose, sin que él pueda hacer nada.
“Se perdieron 1300 repollos de col”, producto que no será pagado al trabajador rural “y mucho menos fue utilizado en el beneficio del pueblo”, denuncia la joven.
Refiere Anadeilys González que el municipio tiene dos mini industrias que podrían procesar la cosecha. “Las respuestas que le dieron fue que no había fuerza de trabajo y que ya la empresa había cumplido su plan”, aseguró.
“Ahora yo digo: Cómo se va a estar pensando en cumplir un plan teniendo la provincia una situación tan desfavorable con la COVID-19”.
Quien difundió la denuncia lamenta que “ese producto pudo haber sido utilizado para la alimentación de los enfermos y personas ingresadas en los centros de aislamiento, y con otros fines económicos”, en cambio, se perderá.
“No puedo creer que la [falta de] fuerza de trabajo sea una excusa para no aceptar un producto. Teniendo en cuenta que el campesino es un brazo derecho en esta sociedad. Ahora digo: ¿Quién se hace responsable de las pérdidas?”, cuestionó.
El pueblo con hambre, el Estado sordo
Lo sucedido con el agricultor de Pinar del Río no es inusual, ni siquiera en tiempos que la escasez de alimentos y la crisis generalizada en la isla, invita a aprovechar todo. Hace menos de un año ADN Cuba reportó que “150 quintales de piña se echaron a perder por culpa del mal trabajo y la corrupción de muchos dirigentes” de una fábrica en Jagüey Grande, provincia de Matanzas.
Elier Calvo denunció que “prefirieron que [la carga] se pudriera antes de vendérsela al pueblo con la necesidad que tenemos hoy en día y la situación en que estamos y ellos solo preocupándose por sus propios intereses”.
El campesino cubano realizó la denuncia en el de Facebook “Noticias de Cuba y el mundo 2.0”. Su publicación fue ilustrada con imágenes donde se ve cientos de piñas en el camión, y luego en el suelo echadas a perder, así como un video de varias personas arrojando las frutas desde lo alto del vehículo.
Según el campesino, llevaría la denuncia hasta las autoridades del régimen, mediante una carta al presidente Miguel Díaz-Canel, con fotos y videos de la pérdida de su producto.
“Por su culpa perdí 15 mil pesos y después exigen que los campesinos acopien los productos sin contar el tiempo que se demoran en pagar”, lamentó.
Calvo apuntó como responsables directos a los dirigentes de esa provincia occidental: “Díganme ustedes al ver lo que les importa este país, este pueblo, a esos dirigentes de la provincia de Matanzas como el de la agricultura, el director de la fábrica de Jagüey y otros y después se llenan la boca diciendo que hay que tener solidaridad, ser revolucionario, luchar por nuestro país”.
Lea también
Según el campesino, nadie le paga esa piña porque “dicen que eso no es su culpa [,] si ni tan siquiera avisaron para decir que la empresa no iba a recibir más ese producto y todo porque le da más resultado o mejor dinero para su bolsillo [comprar] el mango”.
En medio de la crisis agravada por la pandemia del coronavirus, varios campesinos han denunciado al Estado o sus instituciones por entorpecer a los productores la venta de frutas, viandas y carnes.
A mediados de mayo del 2020, el cubano Juan José Gómez Oro, de la zona de Los Negritos, en la provincia de Holguín, aseguró que la Policía Nacional Revolucionaria le decomisó a su hijo los plátanos que vendería a la población en medio de la crisis alimentaria que vive el país.
Jorge Luis Gómez Téllez, el hijo, salió en dirección al poblado de Antilla en una “volanta” (carreta de dos ruedas, tirada por caballos) llena de “bungos” (plátanos burros) para venderlos a 5 pesos cubanos, cada mano de varios plátanos.
“Me llevaron como un perro para la estación, allí estuve cerca de una hora, como un preso, y me obligaron a darle el plátano a [la empresa estatal de] Acopio”, contó el joven.
La Liga de Campesinos Independientes y la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (Flamur), en su capítulo Cuba, pidieron en una carta dirigida al presidente y el primer ministro de Cuba, Miguel Díaz-Canel y Manuel Marrero, respectivamente, que aceptaran con “suma urgencia” cinco puntos esenciales que podrían evitar que el país caiga en una hambruna severa en el corto plazo. Pero no recibieron respuesta.