La Liga de Campesinos Independientes y la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (FLAMUR), en su capítulo Cuba, publicarán esta semana una carta dirigida al presidente y el primer ministro de Cuba, Miguel Díaz-Canel y Manuel Marrero, respectivamente, en la que piden al estado aceptar con “suma urgencia” cinco puntos esenciales que podrían evitar que el país caiga en una hambruna severa en el corto plazo.
Con fecha de este miércoles 14 de mayo, las organizaciones afirman en su misiva que los campesinos quieren “ayudar al pueblo”. Para poder hacerlo, sostienen, es menester que el estado y gobierno de Cuba libere la producción y distribución de los productos agropecuarios; permita que los campesinos tengan “libertad para fijar los precios” de sus productos “de acuerdo al mercado” y para “importar y exportar directamente, incluso de Estados Unidos”.
También piden se eliminen por 10 años “todos los impuestos a productores y procesadores de alimentos” y se entreguen “títulos de propiedad permanente a todos los productores agrícolas”.
Estas medidas fueron dadas a conocer por las organizaciones campesinas independientes el pasado 27 de abril, cuando anunciaron la campaña "Sin campo no hay país".
A continuación, ADN Cuba reproduce textualmente la carta de la Liga de Campesinos Independientes y FLAMUR Cuba, a la que el tiempo dirá si las autoridades cubanas le prestan atención.
A: Presidente Miguel Díaz-Canel
CC: Primer Ministro Manuel Marrero Cruz y Ministro de Economía Alejandro Gil Fernández
Asunto: Propuesta campesina urgente para evitarle una hambruna a corto plazo al país
Fecha: Mayo 14, 2020
Nos dirigimos a ustedes en un momento crítico para la nación. Esta no es hora de discriminar interlocutores en razón a sus creencias. El pueblo no espera mensajes políticos sectarios sino sensatez y responsabilidad. Entre nosotros hay personas de diversas creencias ideológicas y aunque ustedes lo nieguen, sabemos que sus filas están hoy divididas entre aquellos que comprenden la necesidad de asumir enfoques nuevos ante el cataclismo que nos ronda y los que no son capaces de entender esa realidad.
Si acudimos a ustedes de manera directa es porque así lo permiten las leyes, pero además porque la institución creada oficialmente para representar los intereses campesinos ante el estado –la ANAP- nunca ha cumplido ese papel y solo ha hecho lo inverso: representar exclusivamente los intereses del estado ante el campesinado.
En cualquier caso, esperamos que entiendan los buenos y sinceros propósitos que nos animan al buscar este diálogo urgente con ustedes y que no se descalifique de antemano nuestra gestión para remitirla por caminos burocráticos o policiales. No somos el enemigo. El verdadero enemigo a vencer –y los invitamos a ser parte de esa gesta- es un modelo de estado que pretende controlarlo todo y ha terminado en la actual bancarrota porque siendo improductivo solo puede sobrevivir sobre la base de subsidios masivos externos, primero de la URSS y luego de Venezuela.
Agradeceríamos en este punto que no se nos intente silenciar con el argumento de las sanciones de Estados Unidos. A ello nos referiremos más adelante. Pero tengamos presente que antes de acusar o solicitar algo a un gobierno extranjero somos los cubanos y el gobierno de esta isla los que tenemos que asumir la responsabilidad plena para encontrar las soluciones urgentes que este dramático momento demanda. Y nada más dramático y urgente que evitar la hambruna que se avecina.
Los campesinos estamos dispuestos a conjurar ese peligro con nuestro trabajo, pero no a seguir trabajando enyugados como bueyes al mismo modelo fracasado de agricultura estatal que nos ha traído hasta aquí. El modelo agrícola estatista que fracasó en la URSS, China y Vietnam. El mismo que logró que Cuba, que era según Naciones Unidas uno de los países tropicales de mayor exportación de alimentos en 1958, hoy importe más del 80% del consumo nacional. El mismo sistema estatizado que monopoliza las mejores tierras, pero solo produce el 22% de los alimentos mientras nosotros, en posición desventajosa, aportamos el resto y ni siquiera somos propietarios de la tierra que hacemos producir. El sistema de Acopio del estado cubano gasta cuantiosos recursos en poner trabas y desalentar nuestra producción cuando es incapaz de producir lo necesario por sí mismo. Eso es un crimen y es insensato. A eso nosotros lo llamamos bloqueo interno de las fuerzas productivas. El estado tiene que permitir un cambio en las relaciones agrarias de producción o atenerse a las consecuencias de su ceguera.
Hablemos ahora de las sanciones estadounidenses. Ustedes saben mejor que nadie que la Ley Helms Burton no impide la venta de alimentos y medicinas a Cuba ni que aquellas empresas que puedan certificar su naturaleza genuinamente privada tengan transacciones comerciales y financieras con ese país. Nunca fue eso más claro que durante la presidencia de Obama, en que varias corporaciones, entre ellas la Nestlé, estuvieron dispuestas -y autorizadas- a comprar productos a los campesinos privados e invertir en producciones conjuntas. Poner a la dirección de la ANAP en la posición de oponerse a ese acuerdo en nombre de campesinos que nunca consultó solo dejó en claro que esa institución no podía representarnos y que el estado prefería que no prosperáramos, aunque fuera al precio de que la economía nacional dejara de recibir esos recursos.
Presidente Díaz-Canel, usted fue citado en Granma haciendo un llamado a sus colegas a ser valientes en las actuales circunstancias. Séalo usted también. Ustedes saben que el sistema actual no da más de sí. Lo sabía el propio Fidel Castro cuando se lo confesó a un periodista norteamericano. Ustedes saben que no se consigue algo nuevo repitiendo la misma fórmula de seis décadas. ¿Entonces?
No se comporten de manera cobarde. No teman las consecuencias de adoptar una posición cívica honesta. Nosotros no tenemos miedo al acoso de funcionarios, inspectores y policías ni a la propaganda divisionista que han lanzado sobre el pueblo para asesinar nuestra reputación como campesinos, presentándonos como unos egoístas que solo pensamos en enriquecernos. Tampoco ahora tenemos miedo a invitarlos a un diálogo respetuoso, sincero y comprometido con el bienestar del pueblo cubano, no con los intereses de un minúsculo grupo. El pueblo cubano nos está mirando y va a pasar la cuenta a quienes hoy no asuman la actitud cívica que demanda esta crisis.
Los campesinos queremos ayudar al pueblo. Para poder hacerlo necesitamos que el estado acepte con suma urgencia los cinco puntos siguientes:
1. Libertad para la producción y distribución de nuestros productos.
2. Libertad para fijar los precios de nuestros productos de acuerdo al mercado.
3. Libertad para importar y exportar directamente, incluso de Estados Unidos, donde está comprobado que sus leyes no lo impiden, por nuestra condición de campesinos independientes.
4. Eliminar por diez años todos los impuestos a productores y procesadores de alimentos.
5. Entregar títulos de propiedad permanente a todos los productores agrícolas.
¡Evitemos una hambruna! ¡Levanten el bloqueo interno a la libre producción agrícola!
Liga de Campesinos independientes
Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (FLAMUR). Capítulo Cuba.