Las felicitaciones entre colegas que siguen laborando en medios controlados por el Partido Comunista y único de Cuba se suceden unas a otras este 14 de marzo, a propósito de la celebración del día de la prensa cubana.
El festejo conmemora la fundación por José Martí en igual día de 1892 del periódico Patria -órgano oficial del partido que creó para aglutinar a los cubanos que deseasen la independencia de Cuba del régimen colonial español- y todo el oficialismo se desvive en reconocimiento y loas a los periodistas y comunicadores, pero sólo a aquellos que le sirven como auténticos propagandistas y conductores ante la opinión pública de la agenda y voluntades del régimen.
De la prensa independiente o alternativa, y quienes la integran, nada se dice. Ha quedado más claro que el agua que en la Cuba del PCC no hay cabida para ella y que, por más que se profesionalice y no caiga en el juego fácil de la dicotomía, sólo puede esperar represión y descréditos automáticos sin argumentación.
“Abrazo a los #PeriodistasCubanos por este y todos los días del año en que se nos hacen imprescindibles para informarnos y para informar, para analizar y sugerir, para derrotar la mentira y honrar la verdad”, escribió con motivo de la fecha el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, en su perfil de Twitter.
“A los periodistas cubanos y a la UPEC, que los agrupa en la profesión y el compromiso, nuestro reconocimiento y felicitaciones en su día. No hay obra completa sin un cronista que certifique su trascendencia. Ustedes son #CubaViva… En el enfrentamiento a la #Covid19, al intento de golpe blando y al bloqueo genocida, nuestros periodistas están en el pelotón de vanguardia. Valiente y brillantemente”, agregó el mandatario.
Lógicamente, nada dijo de todos esos periodistas que a diario los órganos represivos del régimen que dirige vigilan, sitian en sus domicilios, detienen, amenazan, interrogan y arrestan de manera arbitraria.
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Díaz-Canel sigue jugando a que en Cuba todos están con la pretendida revolución y apoyan la gestión del PCC y su gobierno. Desde su perspectiva, y la de los órganos de propaganda que le sirven, las voces discordantes y las actividades ejecutadas al margen del esquema totalitario Estado-Partido-Gobierno son elementos anómalos que se venden al enemigo.
Auténticos “mercenarios” y “cipayos” que buscan el mal para su Patria, porque el bien sólo lo puede proveer la continuidad del régimen instaurado por Fidel Castro y sus compañeros de lucha, aunque haya sido incapaz de hacerlo de manera plena -y respetando derechos humanos, políticos y civiles, así como libertades individuales- durante más de 62 años.
La prensa que se reconoce, permite y fomenta en la Cuba del supuesto Estado socialista de derecho es la que definió el útil Humberto López el pasado jueves, en su sección inquisitoria del NTV.
“El papel de los medios de comunicación seguirá siendo el de acompañar al pueblo en el combate para defender su revolución”, dijo el cuestionado comunicador, para luego arremeter sin pruebas, ética ni respeto profesional alguno, como ha venido haciendo desde hace casi tres meses, contra activistas, opositores y periodistas cubanos que trabajan o colaboran con medios independientes del PCC.
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Sus palabras fueron claras. La prensa y los periodistas que no sigan esa hoja de ruta no tienen cabida en el país. Sólo serán reprimidos y su reputación maltratada en los espacios masivos de divulgación del régimen. Una prensa obediente y servil, integrada por “profesionales” que honren esos adjetivos, como Humberto López y tantos otros, es la única que puede celebrarse y reconocerse en Cuba este 14 de marzo.
De hecho, este sábado la oficialista Unión de Periodista de Cuba (Upec) otorgó el “Premio a la Dignidad” al propio López y a Lázaro Manuel Alonso, otro vocero castrista que se ha prestado para la campaña contra cualquier voz que públicamente disienta del régimen y solicite cambios políticos y democráticos.
"La UPEC confirió el Premio de la Dignidad (...) por el abordaje oportuno a los problemas que entorpecen el camino al socialismo y el enfrentamiento a la guerra no convencional que imponen los enemigos de la Revolución cubana", reseñó sobre la entrega del “galardón” a ambos periodistas la Agencia Cubana de Noticias (ACN).
Y así, con tal fanfarria, el régimen y su unión de “periodistas militantes” exaltan a aquellos que se burlan del intelecto y la inteligencia de la ciudadanía a diario, poniendo a prueba su paciencia y “compromiso”, mientras los órganos represivos se desgastan intentando silenciar a Abraham Jiménez, Luz Escobar, Camila Acosta, Yoe Suárez, Iliana Hernández y otros tantos periodistas para los que esta fecha posiblemente no sea motivo de festejo alguno.
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Celebrar a la prensa en un país donde no se respeta y fomenta la libertad de expresión debería ser difícil, mas, al régimen cubano le resulta fácil y superfluo. En definitiva, también ostenta un asiento en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, sin que importen en términos reales los señalamientos que año tras año le hacen importantes organizaciones no gubernamentales y otros actores de la comunidad internacional, así como de la propia sociedad civil cubana, esa que tampoco reconoce.
No obstante, tales señalamientos están ahí, como dagas que opacan todos los festejos irracionales que al sistema político de la isla y sus acólitos se le ocurran.
Mientras la Upec exalta la quema pública de ciudadanos por motivos políticos, Reporteros sin Fronteras exhibe en su Clasificación mundial de la libertad de prensa para el año 2020 que, de 180 países, Cuba ocupa el lugar 171, siendo el país peor evaluado de América Latina.
Una situación que dista de cambiar, en tanto la prensa independiente sigue estando entre las actividades prohibidas para el ejercicio por cuenta propia. Los medios de comunicación en el país que hoy celebra a su prensa son propiedad del Estado-Partido, y así seguirá siendo, salvo que la naturaleza del régimen cambie algún día y emprenda el camino hacia la democratización, ese que se supone iniciaría en 1959.