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El que no quiera moringa que se vaya pa la...

Por fin van a hacer algo con la moringa; alguien ha retomado el tema y en Cuba se inaugura la primera planta integral de polvo de moringa

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La moringa del Delirante en Jefe
Armando Tejuca | La moringa del Delirante en Jefe

Actualizado: Fri, 06/02/2023 - 16:42

Por fin van a hacer algo con la moringa. A riesgo de que aparezca el fantasma de Fidel Castro y decida vivir en los televisores, para continuar dando aquellas tabarras sobre las propiedades nutritivas de esa hierba de pronunciación tan peligrosa, alguien ha retomado el tema y ha agarrado la moringa por las hojas.

Y uno que pensaba que habíamos dejado atrás la moringa, pero todo indica que estos mamertos del relevo, empeñados en seguir sepultando a Cuba, se toman muy en serio eso de la “continuidad” y arrastran los camiones de la fatídica planta hacia ese horizonte donde no se ve, ni se verá, el futuro. 

La noticia estremece y hiela la sangre en las venas: “El régimen abre la primera planta de moringa y quiere exportar sus producciones”. 

La moringa, que rima con muchas cosas, pero sobre todo con la palabra más usada por el cubano actual en miles de modalidades, es una especie de árbol originario del norte de la India. Mira qué lejos se fue el “Delirante en jefe” a buscar el arbolito, después de habernos raspado en los años 60 con la puñetera pangola, que se suponía era el manjar preferido de las vacas. Pero se acabaron las vacas y nadie volvió a hablar de la pangola, hasta que empezaron a mandar soldados para ese país africano, a una guerra que no era nuestra, ni nos interesaba, ni sabíamos quiénes eran amigos y enemigos.

Cuando Fidel Castro empezó a hablar de la moringa casi todo el mundo pensó que la había descubierto él en el patio de su casa. Entonces estaba por fin en plan pijama tras tantos años de jorobar la pita y de haberle quitado la tapa al desagüe del país, que casi se había ido a pique. Nadie le hizo mucho caso porque hacía poco tiempo el desquicie le había dado por explicar el funcionamiento de aquellas ollas arroceras, como si él fuera el dueño de la empresa que las fabricaba. Craso error. Él era el dueño de la empresa que las iba a comprar y utilizar.

Castro llamó a la moringa "árbol milagroso" y le dedicó algunas de sus "Reflexiones" que solía publicar en la prensa estatal. Un poco más y dice que a Jesucristo lo había parido la virgen María debajo de una mata de moringa en lugar de en un pesebre allá en Belén. 

En 2012 llegó a presentar la planta como la solución a todos los problemas alimentarios que atravesaba Cuba. Entonces la gente comenzó a hacer una colecta para darle meprobamato al viejo barbudo, pues “se había propuesto extender las siembras de este árbol desde el Cabo de San Antonio hasta la Punta de Maisí”. Por suerte, la mujer lo amarró a la cama porque él no tenía fin, y después de llegar a la Punta de Maisí hubiera seguido sembrando aquella porquería hasta Novosibirsk.

Si buscas datos de esta planta en Wikipedia enseguida te enteras de que “es un árbol caducifolio”, y te quedas más tranquilo después de saberlo. Aunque no puedas dormir bien preguntándote qué rayos es un árbol caducifolio y para qué sirve, o mejor, para qué sirve saber qué es un árbol con ese apellido. También se dice que “presenta rápido crecimiento, unos 3 m en su primer año pudiendo llegar a 5 m en condiciones ideales”, y ese dato sí tranquiliza, porque en Cuba nadie, ni siquiera la moringa, encuentra condiciones ideales.

Entonces no sabíamos nada de eso, y era Él, siempre Él, quien bajaba a la tierra a deslumbrar a los terrícolas con sus descubrimientos. Ya había revelado que todo lo acontecido antes de 1959 era malo, malísimo. Y entonces fue cuando descubrió el agua tibia y le informó a aquel pueblo que cada día era menos enérgico y ya muy poco viril, que tenía en las manos el remedio para todos nuestros males. Curiosamente la solución no era irse de la isla ni morirse, sino aquella planta de tan sonoro nombrecito. Y “el empecinamiento de Castro con la moringa provocó todo tipo de burlas en la Isla, sobre todo tras una disparatada "reflexión" en la que dijo que sería una "fuente inagotable" de proteínas semejante a la carne, los huevos y la leche”.

Fue la luz verde para que otro viejo de su cuadrilla, el general Guillermo García Frías dijera, años más tarde, que las avestruces tenían más carne que las vacas e invitara al heroico pueblo a consumir jutías. Pero no dijo nada de la moringa, y uno pensaba que ya aquel nombre, que fue también una obsesión, había caído en el olvido. Y né, nananina, nescafé. Nángara con nénguere. En Cuba los disparates no se olvidan ni se entierran y por eso la isla sigue navegando en el mar de la infertilidad, dando pollo por pesca’o.

Por eso ahora la noticia nos deja la bemba como asiento de taburete y entendemos mejor conceptos como “resistencia creativa” o “continuidad”, que al final vienen a ser algo así como seguir comiendo cascaritas de piña, pero pensando, con profundidad filosófica, que son lo que necesitan el cuerpo y la mente para ser inmortales, y algo peor, que el resto del mundo se va a extinguir por dos cosas: no se han enfrentado tan valientemente al criminal bloqueo y no comen cascaritas de piña, que es realmente con lo que la mamá de Supermán y de Guillermo Tell los alimentó desde la más tierna infancia: “La industria alimentaria cubana "sacará al mercado una nueva línea de productos reforzados con moringa a partir de sus aportes nutricionales". Y ahora sí que los cubanos llegaremos todos a vivir 120 años o más. Lejos de allí, por supuesto.

Para que tiemble el enemigo, cualquiera de ellos, pongo aquí la nota tal como salió: “el Gobierno cubano inauguró la primera planta integral de polvo de moringa en La Sierpe, Sancti Spíritus, para producir inicialmente unas 20 toneladas”. Y uno piensa que 20 toneladas no es mucho, pero esas industrias se entusiasman y les da por sobrecumplir, y el día menos pensado habrá que escarbar en el polvo de moringa para encontrar el hotel Habana Libre (que ahora se llama “na libre”), la playa de Varadero y la catedral de Santiago de Cuba. Y para que la gente no empiece a elucubrar ni a tergiversar, la prensa cubana, tan seria y objetiva, aclara más: “El polvo obtenido en la Empresa Agroindustrial de Granos Sur del Jíbaro, tendrá tres destinos: la industria farmacéutica, la exportación y como suplemento nutricional en la elaboración de galletas”.

Así que ahora, cuando vuelvan a fabricarse penicilina y aspirinas, vendrán convoyadas con moringa, y los galletazos que dará la Policía Nacional Revolucionaria serán medicinales y muy nutritivos, porque tendrán su compuesto bobo de moringa. Si la creatividad cubana continúa, vislumbro que en el futuro se podrán construir libreros y muebles de polvo de moringa, y hasta casas, edificios y hospitales, y un día no muy lejano la isla de Cuba será conocida, en la ONU y en todos los mapas, como República de Cubinga.

Un dato más modesto sobre las propiedades de la planta, que veo más palpable y real es que “el aceite extraído de sus semillas tiene muchas aplicaciones”. Y este otro, mucho más mejor: “Sus raíces se utilizan para producir un condimento”. Claro, si hubiera algo que condimentar.