Raulito el titiritero
En estas navidades que no lo son, y para desmentir los rumores de su muerte, Raúl apareció en una sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Actualizado: December 25, 2024 7:34am
En Cuba hay una navidad sin navidad. Desde 1959 los cubanos hemos tenido muchos años nuevos pero muy pocas noches buenas. Será porque nunca leímos las señales que nos avisaban de la lava que iba a arrasar al país. Venía de la mano de dos hermanos. Un bar del puerto habanero se llamaba así, dos hermanos, el Two Brothers.
El mayor de los ellos dejó el poder resabioso, casi contra su voluntad. Se lo dejó, como dejan los reyes un sucesor, a su hermanito Raúl, que es un hombre cabal, vigoroso y decidido. Ya lo demostró la madrugada del 12 de enero de 1959, cuando mandó a fusilar a 71 personas en la Loma de San Juan, Santiago de Cuba, porque, según sus palabras: “Si uno era culpable, todos eran también culpables". Y prometió seguir fusilando.
Ahora, en estas navidades que no lo son, y para desmentir los rumores de su muerte, apareció en una sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, para intentar apuntalar eso que siguen llamando revolución.
Es el Guiñol de Raúl Castro. Una obra muy larga, con muñecos de paja, que ya no se creen ni los niños. Porque un niño no puede creer en nada si ve a su madre sufrir, si su padre está lejos para siempre, si no tiene pan en el desayuno y crece con un terrible nerviosismo, porque sabe que le quitarán la leche cuando cumpla siete años. Y para colmo, todavía algunos pretenden que sea como el Che, porque lo dijo hace mucho tiempo el mismo sinvergüenza que lo envió bien lejos y que lo dejó colgado, sin ayuda.
Raúl llegó, se sentó, golpeó en la mesa y se levantó. Ya esa sucesión de acciones lo ponen al borde del ingreso en la super clínica de los jefazos. Pero aún le quedaron fuerzas para ordenar que los asistentes se pusieran de pie y alzaran los brazos con el puño cerrado: “La mano alta y de pie, y con el puño cerrado, para enfrentar los problemas con profundidad. Vamos”.
Pudiera haber dicho: “Con la mano arriba, muevan el pañuelo”. O también podría haber gritado: “Ríndanse, que estamos rodeados” y la gente habría reaccionado a más velocidad. Pero si hubiese preguntado quiénes de los presentes no habían desayunado, se alzaría un mar de brazos de inmediato. O también habría funcionado: “Que levanten los brazos los que piensen que Díaz-Canel es un mascachapas”.
Gracias a un informante confidencial, logramos que el propio expresidente, exministro de las FAR y excombatiente, el menor de los Castro, hiciera algunas declaraciones.
“He visto a algunos criticones, nauseabundos asalariados del imperio, traidores a su patria, criticando la forma en que llevamos a muchos de los que iban a participar en la marcha del pueblo combatiente convocada por Díaz-Canel el pasado 20 de diciembre para protestar contra el imperialismo, y presionarlos para que saquen a Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo. Que si los llevamos de pie, en camiones enrejados, que si parecía ganado trasladado a la fuerza. ¿Qué querían, que los lleváramos en limosina? Un revolucionario jamás se trasladaría en ese medio de transporte capitalista.
Y otra cosa ¿cómo Cuba va a patrocinar el terrorismo en el mundo si no tenemos recursos para patrocinar nuestro propio terrorismo? Hasta la libreta de la bodega tuvimos que sacrificar, porque el país está en la tea incendiaria.
A pesar de las difíciles condiciones de vida que tenemos actualmente, le orientamos a Miguel Mario y a Manolo Marrero que le hicieran un buen regalo a nuestro abnegado pueblo. Algunos pensaron que el mejor regalo era que yo me muriera para siempre, y que me acompañaran Ramiro y Machadito, pero ya ven, seguimos enteros. El regalo fue otro: “El primer ministro, Manuel Marrero, firmó el 19 de diciembre el Decreto ley 118, que formaliza el receso laboral con pago de salario para los días viernes 3 y sábado 4 de enero de 2025. Estos se suman a los festivos ya establecidos, el 1ro y 2 de enero, cuatro días de inactividad laboral en total”. Y eso que un verdadero revolucionario no necesita tantos días de descanso.
Por eso los invito a todos a cantar esta consigna: “No somos terroristas, pa´ lante y pa´ lante, y al que no le guste le regalamos un turbante”. Cuba no se rinde ante nadie. No se dobla ante nadie. A lo mejor se agacha un poquito, pero mínima cosa. O como lo dice el compañero Díaz-Canel en inglés: “Somos un güeso duro de Joel”. Eso lo debieran repetir siempre nuestros niños en el matutino, mientras queden escuelas.
Yo siempre he estado preocupado por los niños. A cada rato les digo que tomen mucha leche, para que se desarrollen antes de que les quitemos la leche a los siete años, porque la necesitamos para el turismo. Y los instruyo en el amor. En el amor a mi hermano Fidel. Ustedes saben que Fidel se puso muy bravo cuando le pidió 10 dólares al presidente Rooselvet, y que ese vil americano, egoísta como era, no se los mandó. Y ya vieron lo que pasó con mi hermano, que se propuso revolverlo todo y lo logró. Por eso hemos orientado que los familiares que viven fuera les manden a los niños cubanos 10 dólares cada vez que puedan, para que, de grandes, no sean como mi hermano, porque nadie será tan grande como Fidel.
Aquí les dejo algunas recomendaciones para terminar de construir el socialismo:
1-Los caballos no han comido porque no son de GAESA.
2-Hay que emplear el esmirriado presupuesto estatal (que ya no está tal como antes, sino peor que nunca) para construir un gran crematorio en la sede del Comité Central del partido comunista, no sólo para incinerar dirigentes, sino para cremar todas las ideas que salen de esas cabezas.
3-Contratar indios de esa tribu del Amazonas para que enseñen en la Escuela Superior del Partido “Ñico López” cómo se pueden reducir más las cabezas.
4-No revivir a dirigentes históricos como Lázaro Preña y Blas Ronca.
5-Redondear a los cuadros para que rueden.
6-Y por último, exigir al imperialismo que levante el criminal bloqueo o que quite el calentamiento global (bloqueados y con calor no se puede vivir).
He dicho. Viva la revolución de octubre y la de noviembre.