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¿Hezbolá contigo Mariela Castro?

Los hijos y nietos de lo que ahora muchos llaman “la herencia de los hermanos Castro”, deslumbrados porque sintieron que sus mayores hacían y deshacían sin que nadie les pidiera cuentas, o que eran eliminados si las pedían, vinieron a este mundo creyendo que el resto de la gente iba a escucharlos y obedecerlos.

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Mariela Castro de todo lo hebreo, prefiere lo ebrio
Armando Tejuca | Mariela Castro de todo lo hebreo, prefiere lo ebrio

Actualizado: January 3, 2025 11:16am

La descendencia de los poderosos, o de los que se sienten poderosos, cree ser también así, y lo peor es que piensan que lo seguirán siendo, y que las personas los seguirán necesitando.

Craso error. El pueblo aceptó a Fidel Castro con su disfraz de Robin Hood por una ilusión pasajera, y más tarde por un engaño o un hipnotismo. Y después por miedo, o por costumbre. Y al hermanito, casi por lo mismo, porque lo había designado el otro para dirigir los destinos de un país y las vidas de sus habitantes.

Raúl tiene el raro récord de defraudar al pueblo. No tanto como el hermano, que es un caso clínico. Castro 2 prometió un vasito de leche para cada cubano y nadie lo ha visto. Y cada vez que se corre la voz de que ya está moribundo, se levanta de la cama y sale. La gente ha llegado a preferir que nunca den el vasito de leche, pero que cumpla ya con lo otro.

Incluso hay quien dice que no es el Raúl verdadero, sino un doble, y eso causa más espanto. Y no es que Raúl se doble, sino que haya más como él. Una vez el hermano mayor, tapando su pecado, dijo que en el pueblo había muchos Camilos. Si se refería al billete de 20 pesos, es posible que así fuera, pero con el reordenamiento económico ya no sirven para nada.

Los hijos y nietos de lo que ahora muchos llaman “la herencia de los hermanos Castro”, deslumbrados porque sintieron que sus mayores hacían y deshacían sin que nadie les pidiera cuentas, o que eran eliminados si las pedían, vinieron a este mundo creyendo que el resto de la gente iba a escucharlos y obedecerlos porque estaban “destinados” para eso. Que iban a continuar con la “sagrada misión” de sus mayores.

Este es, por lo tanto, tiempo de los hijos y los nietos. Y aunque está Sandro, el nietísimo díscolo de uno, y el Cangrejo, del otro, hoy toca hablar de la hijísima, Mariela Castro Espín, que no pierde oportunidad para ponerse en portada y hace esfuerzos denodados por salir a flote y que la mencionen, como si fuera miembro de la realeza.

Ahora Mariela se pone del lado palestino, tal vez porque sueña consumir productos fabricados en la Franja de Gaza, o porque la arena que ha quedado en sus zapatos de sus viajes a Varadero viene del mundo árabe. Pero, hasta ahora, todo lo que viene de allí, explota en las manos. La cosa es estar contra Israel, simplemente porque sospechan que ese país es un engendro de los yankis, o que son aliados. Y como los Estados Unidos son el demonio, todo el que esté alineado con ellos huele a azufre. 

Ella ha dicho, con aplomo (que es lo que más le gusta a Hamás, Isis, Herzbolá y Al-Quaeda) lo siguiente: “que Hezbolá puso de rodillas al sionismo y niega el papel de EEUU en la tregua”.

De todo lo hebreo, ella prefiere lo ebrio, porque le recuerda a su papi. Y si tuviera que escoger entre los 10 castigos que anuncia el Antiguo Testamento, se queda con la plaga de langostas, porque las sabe cocinar, y cocinar bien. No le importa saber que las langostas arrasan y acaban con todo, para ella, con que acaben con su hambre, basta.

No puede hacer otra cosa. Pensar diferente sería desmarcarse peligrosamente de lo que ha escuchado desde chiquita. Y a lo mejor no es solamente culpa suya decir esos disparates, cuando se ha tenido una infancia llena de “actos gloriosos”, de “luchas incansables”, de “victorias sorprendentes”. A mí por lo menos me cansa todo eso de infligir derrotas a un enemigo invisible y tropezar constantemente con bastiones inexpugnables o con la fuerza del pueblo heroico e invencible. Lo del hueso duro de roer se lo dejo al ortopédico.

Ha de ser terriblemente confuso ver en tu casa las mismas caras que aparecen en la televisión, o ver en la televisión los mismos rostros que has estado viendo en tu casa todo el día. Vestidos de la misma manera, con las mismas barbas e idénticos pelos. Un amigo mío, hijo de un actor, terminó yendo al siquiatra cuando se dio cuenta de que en su casa vivía Sandokan, el Tigre de la Malasia, o sea, que su papá y el héroe de Salgari eran la misma persona. Eso sucedió porque su padre nunca usó turbante, cimitarra y barba en el hogar.

Pudiera parecer que ella aboga porque haya justicia en este mundo, pretensión muy común en la izquierda mundial. Y es noble y hasta bonito apoyar a la víctima. Pero olvidan siempre que para que haya justicia en el universo, primero hay que abogar por tu propia tierra, que cada día se parece más a la Franja de Gaza por culpa de esos miembros honoríficos de Isis, Herzbolá, Al-Quaeda, Hamás y otros pertenecientes al mundo islámico. 

Es una jugada de engaño que siempre ha aplicado el Partido Comunista, señalar la paja en el ojo ajeno para que no vean la viga en el suyo. Es un clásico casi Goebbeliano la maniobra de señalar a otros más pobres para que nadie se fije en su propia pobreza y, comparando, quisieran demostrar que uno no está tan mal. Con lo que hoy plantea Mariela Castro, le hacen juego al terrorismo, que provoca, para luego mostrar lastimeros el montón de víctimas, sobre todo niños, y el mundo les sigue la corriente sin entender que ellos mismos han sido los culpables.

Mariela debería leer un poco a gente sensata, como Nadiezda Mandelstam, que puso el dedo en la llaga cuando escribió esto: “La atracción de los comunistas por el Islam no es casual. El determinismo, la disolución del individuo en la sagrada militancia, el orden que aplasta al individuo. Todo eso les atrae más que la doctrina cristiana del libre albedrío y el valor de la personalidad humana”.
              
También olvida este dato: “En 1959 había 20 mil judíos en La Habana y unos 12 mil vivían en la judería de La Habana Vieja”. Creo que había un palestino que repartía periódicos en Las Tunas. Nadie más, hasta que Yasser Arafat arribó a La Habana en su gira mundial de tumbar dinero por la “solidaridad”.

También olvida Mariela, o no lo sabe, que el 27 de mayo de 1939 el presidente cubano Federico Laredo Brú les negó la entrada a los judíos que viajaban a bordo del buque St Luis huyendo de la Alemania nazi. 

Yo los hubiera dejado desembarcar y vivir en Cuba. A los que les hubiera negado entrar habría sido a Fidel Castro, a su hermanito y a la caterva de sinvergüenzas que hundieron el país.