Pescado “liberado – controlado”, una alternativa cara al desabastecimiento

Hace apenas unos días comenzó la venta de pescado en las bodegas cubanas. El regreso de este preciado alimento, sin presencia hace algunos años en la canasta básica familiar, ha alegrado al pueblo, pero las sonrisas se desdibujan a la hora de pagar.
 

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* Por Liz Érika Zaldívar

Hace apenas unos días comenzó la venta de pescado en las bodegas cubanas. El regreso de este preciado alimento, sin presencia hace algunos años en la canasta básica familiar, ha alegrado al pueblo, pero las sonrisas se desdibujan a la hora de pagar.

Según informó a Cubadebate Betsy Díaz Velázquez, titular del Ministerio de Comercio Interior (Mincin), ese organismo ha implementado de forma progresiva varias medidas en la red minorista de productos alimenticios y de aseo e higiene, todas con el objetivo de lograr una distribución justa y racional y evitar el acaparamiento. Pero recalcó que en ningún caso se trata de incorporarlos a la actual canasta familiar normada.

Francisco Silva Herrera, Director General de Ventas de Mercancías del Mincin, explicó a ese medio de prensa, que en la actualidad existen 19 productos cuya venta está normada en las más de 13 mil bodegas distribuidas a lo largo y ancho del país.

Entre esos productos está el pescado, un “polémico alimento” que ha puesto a más de a un cubano a pensar respecto a su precio de venta. Actualmente se comercializa en las bodegas de La Habana el pescado “liberado –controlado”: un pescado por núcleos de entre 1 y 3 personas; dos pescados por núcleo de entre 3 y 5; y tres pescados para núcleos de más de 5 personas. El precio es de 20 pesos por libra, y tras 48 horas la venta será liberada.

 

El precio no es barato, casi que está en correspondencia con lo que puedas adquirir en una TRD (Tienda Recaudadora de Divisas) o comprárselo a un particular. No todas las personas tienen la posibilidad de pagarlo, depende del poder adquisitivo de cada uno”, confesó a ADN CUBA Tania Licourt, consumidora de la bodega del Reparto Flores en el municipio Playa.

Pero que se haya decidido venderlo por la libreta de abastecimiento me parece una medida correcta ante la crisis que hay con los alimentos – agregó Tania— en primer lugar porque hace tiempo que no se vendía para toda la población, solo para los casos que tenían asignada una dieta médica. Sin embargo ahora existe la posibilidad de que todos los consumidores lo podamos adquirir de una forma u otra. Esto frenaría un poco las colas enormes que se crean en las TRD  donde se vende pollo, impidiendo prácticamente que las personas que trabajen puedan comprar”.

 

Pedro Garciga también vive en Playa. Es uno de los tantos jubilados que en Cuba cobra una chequera baja. Su ingreso mensual es de 305 pesos, sin embargo, es más de lo que por igual concepto cobra su esposa. Él fue a comprar su pescado, pero le sorprendió el precio. Tuvo que pagar 100 pesos cubanos por tres “pescaditos”.

Me alegro que regresen productos como este –manifiesta Pedro—. Muchas personas declaran que volvemos al pasado, no lo creo así, lo que se trata es que de todos podamos acceder a los productos de igual forma; pero hay que pensar un poquito en el precio, en eso si no estoy de acuerdo. Yo creo que lo justo hubiera sido diferenciar el precio, el que te toca normado por la libreta según la cantidad de consumidores, ese que costara 10 pesos, y el que se va a vender de forma liberada entonces ponerlo a 20”.

Pero no solo afecta a los jubilados, sino a muchos cubanos asalariados, porque de forma general los salarios no son altos. El salario medio estatal en Cuba es de 767 CUP (unos 30 USD mensuales).

A Inés Morales tampoco la satisface el precio. “Me parece muy bien que le den pescado a la población, antes solo podían comer los que tenían dieta por estar enfermos del colesterol. Pero el precio no me parece justo. Somos una isla con mares para pescar, entonces, ¿por qué escasea tanto el pescado y cuando viene tiene precios tan altos?”.

Según publicó la revista digital Cubahora, en 9575 embarcaciones, 39 000 personas se dedican a pescar en la plataforma marina de Cuba. Ellos se enfrentan a disminuciones significativas en las capturas, muy marcada en los últimos años. Una de las razones que explica ese comportamiento es el uso de artes de pesca poco selectivas, que originan significativos impactos al medio ambiente, especialmente a los fondos marinos.

De acuerdo con esta explicación, el pescado adquiere mayor precio porque esos pescadores “pocos expertos”, lejos de resolver un problema ante la escasez de alimentos, crean otros mayores a largo plazo.

El pescado no entiende de bloqueos”, dijo Marisol Recaño, otra de las consumidoras indignadas por el precio en las bodegas.

“¿Dónde se pesca en Cuba? En las aguas nuestras, entonces ¿qué tiene que ver el bloqueo, y sus últimas regulaciones con qué no haya pescado? Nada lo justifica”.

La Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) publicó en el resumen anual del 2016 que en ese año la captura bruta total de pescado en Cuba había sido de 39 170,4 toneladas. La mayoría se destina al turismo.

Mientras tanto, el pueblo hace colas para adquirir el preciado alimento, que por primera vez en este año llega a la mesa “de todos”, al menos en la capital.

 

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