Algunas cafeterías y restaurantes estatales se mantienen vendiendo raciones de comida para llevar a bajos precios, pero como la pandemia va quedando atrás, también estos planes se disuelven en la medida que los servicios habituales se restablecen.
Sólo en el mercado de contrabando se vende pollo a 70 pesos por libra, la carne de cerdo no baja de los 50 pesos y continúa amenazando con el alza de precios, y del mismo modo se comportan los valores de viandas y hortalizas que, aunque se encuentran, son cada día más escasas.
En algunas empresas, bajo convenio con Cimex y TRD, los trabajadores pueden adquirir módulos que contienen aceite, pollo, paquetes de perritos calientes, artículos de aseo y otros productos menos necesarios, pero que hay que comprarlos pues “viene todo convoyado”. Comprar uno de estos combos puede significar la inversión total del salario mensual.
Como desquiciados andan los des-gobernantes mandando a sembrar cada pedacito de tierra y visitando organopónicos y casas de cultivo para “fortalecer” el desarrollo de la agricultura urbana, suburbana y familiar.
En una de sus visitas, Ernesto Santiesteban Velázquez, presidente del Consejo de Defensa Provincial (CDP) de Holguín, insistió en la importancia de recuperar áreas que años atrás demostraron sus potencialidades. Pero, ¿por qué las dejaron decaer?
En cuanto a planes, si de ellos viviremos, no habría de qué preocuparse, pues muchos son, pero nada para esta hora y todo para un futuro que no acaba de aparecer.
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A propósito, se espera concluya para este año una planta de beneficios de granos situada en la localidad de Velasco, municipio de Gibara, antes conocida como el granero de cuba.
La planta, perteneciente a la empresa industrial de granos de Gibara, tendrá una capacidad de almacenaje total de 1 500 toneladas y permitirá el acopio y beneficios de granos.
Se prevé que Gibara sea el mayor aportador de frijoles y Urbano Noris de Maíz, pudiendo procesar 60 toneladas de ambos renglones cada día. De maíz, por ejemplo, se prevé plantar 12 000 hectáreas en esta campaña de siembra, que comenzó en marzo y se extiende hasta agosto, algo que pudiera traer alguna esperanza.
Pero según lo declarado al oficialista ¡Ahora! por Marcos Reyes, especialista en agrotecnia de los cultivos de la Delegación de la Agricultura en la provincia:
“Una cantidad importante de la cosecha se destinará a la alimentación animal, ya porcino dispone de 460 toneladas para esos fines y entre este mes de julio y en diciembre se entregará el mayor volumen”.
Para la población, en cambio, se reservan alrededor de cinco toneladas que deberán repartirse para proseguir con la cultura de un poquito nada más para cada uno.
De la especie de frijol caupí o carita, cuya cosecha comienza, deberán reportarse unas 1 020 toneladas para la distribución en la canasta básica, los mercados estatales y el consumo social.
Sobre el frijol común, parece haber llegado el fin de los sembrados de las variedades negras y coloradas, predilectos de los cubanos, pero que ha decaído su producción.
De las 2 820 toneladas previstas, solo se acopió menos de la mitad. La falta de insecticidas y la sequía, nunca la mala gestión de los dirigentes, sigue teniendo la culpa del bajo rendimiento.
En ese clima nada halagüeño, el grueso de los holguineros ha perdido sus ahorros tratando de poner un plato en la mesa y el hambre sigue siendo causa para el desvelo.