Como J Balvin y Tainy, el cubano Fernando Julio Aranda Cervantes hizo un “party” en el agua, pera para celebrar que pudo alcanzar un paquete de pollo en una Cuba sumida en la más profunda escasez.
“Amigos… Finalmente... Alcancé”, festejó entre risas el joven, que compartió un video con el fondo musical del tema hit veraniego que sirve de banda sonora a la nueva película de Bob Esponja.
Pero Fernando Julio no se encuentra en Fondo de Bikini, si no en medio de una calle inundada por las fuertes lluvias de estos días, que azotaron La Habana y otras zonas del occidente cubano. Sobre una balsa inflable, baila y levanta su mano con un paquete de carne, el Santo Grial de cualquier hogar por estos días de crónica falta de alimentos en la isla.
La risa eufórica de este cubano, denota como en el castrismo, conseguir algo tan básico como unas piezas de pollo puede ser una Odisea, en este caso cantada al ritmo del reguetón.
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Al video viral, le antecedió hace unos días otro en el que “Fernandito”, como lo conocen en el barrio, recuerda Singing in the Rain, la memorable pieza musical que inmortalizó Gene Kelly, pero en vez de baile por una ciudad bajo la lluvia el cubano emprende una carrera desesperada por alcanzar un puesto en la cola del pollo, atravesando aguas estancadas.
Con jaba en mano y máscara para buceo —sí, de esas grandes y negras—, salió corriendo desde su casa, atravesó un charco de agua turbia y, con gesto que recuerda a un Gene Kelly hambriento y medio cojo, sin la gracia de sus movimientos de bailarín, grita a todo pulmón: “¡¿dónde está el pollo?!”.
Nadie pregunte a ADN Cuba a qué se debe la unión medio surrealista de una jaba y una máscara de buceo. En la isla se ven cosas peores; esto no asombra. Otro dato importante: a Gene Kelly el agua le caía del cielo, como ocurre cuando llueve, como debe ser, como es habitual…
Al Gene Kelly cubano, al CubanKelly —lo llaman “Fernandito”—, el agua le llueve de abajo, del chapoteo que forma mientras corre a todo lo que puede por entre el charco, que más que charco parece océano. Le hubiese venido bien una sombrilla como la que utiliza el actor estadounidense en el filme de 1952.
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Pero no pidamos tanto, que ya bastante fue encontrar una máscara de buceo, en ese país donde el desodorante es una bendición y encontrar una libra de picadillo de pollo es como toparse con el tesoro enterrado de Alí Babá y sus 40 ladrones.
Pero hay que agradecer el buen humor del cubano. ¿Qué pueblo puede aguantar las privaciones a que está sometido ese país sin derrumbarse y perder las ganas de vivir? “El hombre es un animal de costumbres”, dijo Charles Dickens, y a todo se acostumbra el hombre cubano, siempre que pueda sonreír.