El régimen castrista negó que estuviese pidiendo dinero a los cubanos, luego de la indignación que provocara la noticia dada por el Ministro de Economía, Alejandro Gil, sobre “la decisión de abrir cuentas bancarias en las provincias para recibir donaciones en efectivo”, que supuestamente usarían en la producción de alimentos.
Hace poco más de una semana, en una reunión del ejecutivo sobre la crisis del coronavirus, Gil explicó que ese dinero podría ser enviado a las arcas del estado en pesos cubanos o en CUC (moneda que en Cuba es equivalente al dólar), por parte “de las personas naturales que lo deseen hacer ante la situación creada en el país por la pandemia”.
Ahora, un texto publicado en la página de la Presidencia de Cuba, niega que el régimen haya siquiera sugerido que las personas envíen dinero al Estado, y que las cuentas fueron abiertas porque estaban recibiendo peticiones de donantes voluntarios.
La periodista empotrada en el Consejo de Ministros, Leticia Martínez, arremete con los medios independientes que publicaron las palabras del también viceprimer ministro, en un texto que pretende amortiguar el aluvión de críticas hechas al gobierno del que es vocera, y pinta nuevamente al castrismo como víctima.
“Me siento a escribir estas líneas el día que el doctor Durán informó en su habitual conferencia de prensa que por quinto día consecutivo no se reportaban muertes por la COVID-19 en Cuba. La cifra de confirmados (…) también sigue a la baja”, inició su comentario.
Luego acusó al periodismo independiente del Partido Comunista -sin distinción ni aclarar a cuáles textos o medios se refería-, de no dar las buenas nuevas sobre la pandemia en Cuba y solo “inventar escenarios apocalípticos”, e incluso “mentir sin el más mínimo recato”.
Como si solo se leyera a sí misma, Leticia Martínez arremete contra los medios que no hacen apología del régimen y desconoce que el periodismo independiente ha estado informando rigurosamente las cifras oficiales del coronavirus en Cuba, e incluso ha destacado los días sin reportes de víctimas fatales por la pandemia en el país.
Luego de su tremebunda introducción, la vocera va al grano y dice que el gobierno abrió las cuentas bancarias “para recibir donaciones de quienes habían planteado la intención de hacerlo”, un dato relevante que ella misma no fue capaz de incluir en su reporte de la reunión.
Según la nueva versión oficial, con la medida no estaban pidiendo, sino respondiendo “al interés de varias personas en realizar donaciones en efectivo”.
Martínez defiende que “en ningún momento el Gobierno cubano pidió dinero a nadie”. Su narrativa afirma que, en un país muy pobre, con un salario medio que no rebasa los 50 dólares al mes y sumido la escasez de alimentos, el régimen creó “una forma de canalizar los deseos de algunas buenas personas por donar, por contribuir, por dar una mano…”
Pareciera que el pueblo, tan ocupado en resolver sus necesidades básicas como para revertir su falta de libertades en la isla, estuviese desesperado por donar al gobierno lo poco que logra tener a pesar de los políticos del Palacio de la Revolución.
En lo que la presidencia cubana maniobra para quitarse de encima el escarnio público, ruega a los acreedores del Club de París que le suspendan hasta el año 2022 el pago de su deuda y evitar mayores presiones a su economía, que sufre las consecuencias de la pandemia del coronavirus.
En una carta dirigida al grupo de los 14 países acreedores de Cuba, que incluye principalmente a Francia, España, Canadá y Japón, el viceprimer ministro Ricardo Cabrisas propone “una moratoria para 2019, 2020 y 2021, y volver a pagar en el 2022”.