COVID-19: Cayo Coco, Santa María y el Largo del Sur abrirían solamente para turismo internacional

Los islotes turísticos de la provincia de Camagüey, abrirían próximamente para turistas extranjeros, reportó la televisión local. Cuba continúa destinando presupuesto, en tiempos de coronavirus, al sector del ocio que ahora mismo no es prioritario y está a la baja en el mundo entero
Playa Santa Lucía en Camagüey. Foto: Radio Cadena Agramonte
 

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Los islotes turísticos de la provincia de Camagüey, abrirían próximamente para turistas extranjeros, reportó la televisión local.

Según una nota publicada este martes por TV Camagüey, en una reunión del gobierno y el Partido Comunista provincia, se reconoció que “uno de los sectores más afectados del país debido a la pandemia es el turismo”.

El régimen no pierde tiempo y enfoca sus recursos en garantizar la reapertura de la “industria sin humo”, a pesar de que lo más aconsejable en este momento, según expertos, sería invertir en otros sectores menos dependientes de vaivenes externos.

En el medio de prensa oficialista se informó de “tres fases” para reabrir hoteles y otras opciones turísticas.

“Ya están creadas las condiciones para el turismo nacional; y tres cayos: Santa María, Cayo Coco y el Largo del Sur para los visitantes extranjeros”, explicaron autoridades del Ministerio del Turismo en Camagüey, según el reporte.

Los turistas de otros países tendrán “disfrute solo en esas zonas”, que son islotes con grandes franjas de playa, en los que el gobierno ha construido numerosos hoteles.

“El mercado interno en su totalidad, la activación de las agencias de viajes, las cadenas Cubanacán e Isla Azul, las bases de campismo, y la playa Santa Lucía en Camagüey, se alistan para el ansiado momento”, de reapertura, asegura el reportero.

Se establecerá “con carácter obligatorio la información de personas con síntomas respiratorios que se encuentren hospedados en las casas [privadas] de renta, y exigir a los arrendatarios la disponibilidad de sustancias desinfectantes” para limpiar y al alcance de los clientes, explicó la delegada del turismo en Camagüey, Yuneski Canteli González.

Informó que en su primera fase “se inicia el turismo con el mercado interno”, con protocolos higiénicos aprobados por las autoridades sanitarias, y se autoriza el servicio privado de alojamiento “para nacionales”.

Luego del cierre de fronteras a finales de marzo, por el avance de la pandemia de coronavirus en la isla, Camagüey tuvo que suspender los servicios en sus 21 hoteles.

El régimen cubano amplió el cierre de fronteras hasta el 1 de agosto, según anunció este lunes la Embajada de EEUU en La Habana. En un tuit, la sede diplomática dijo que el gobierno de la isla había anunciado esta medida desde el pasado 5 de junio.

El pasado 31 de marzo, el primer ministro del régimen cubano, Manuel Marrero Cruz, anunció la suspensión total de los vuelos a la Isla, lo que significa que ni los cubanos y extranjeros residentes podrán entrar al país salvo situaciones excepcionales.

 

 

Pero los apresurados trabajos de reparación en polos turísticos como Varadero, el pedraplén que conduce a los cayos del norte de Villa Clara y en Camagüey, indican que el régimen se apresta para reabrir de un momento a otro. Sin embargo, expertos como el prestigioso economista Pedro Monreal desaconsejan estos movimientos.

Monreal advirtió en Twitter el despropósito de invertir en el turismo cubano cuando otras áreas como la alimentación o la higiene familiar están prácticamente desatendidas por el estado.

Las valoraciones de Monreal a través de la red social surgieron a raíz de una información del diario oficialista Trabajadores sobre la ejecución del proceso inversionista en Varadero por parte de Hicacos, la Empresa Construcción y Montaje de Obras del Turismo. Cuba continúa destinando presupuesto, en tiempos de coronavirus, al sector del ocio que ahora mismo no es prioritario y está a la baja en el mundo entero.

Monreal afirmó en sus tweets que: “La burbuja inmobiliaria turística pinchó hace rato en Cuba y no se justifica invertir copiosamente cuando ya existe exceso de capacidad de alojamiento y cuando las perspectivas del turismo no son redituables”.

 

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