El régimen castrista ha enquistado un sistema económico nefasto que deja muy poco para que los cubanos sueñen con un bienestar básico. Mientras en el extranjero se goza de lo que produce la isla, la dictadura no facilita alimentos de calidad a los ciudadanos, quienes tampoco ven las supuestas mejoras para todos que traerían esas exportaciones, según la narrativa oficial.
Los dirigentes se han aprendido como un mantra que “se debe exportar más e importar menos”, pero eso sin cubrir siquiera la demanda interna, dejando enormes huecos en el consumo intra fronteras.
Por ejemplo, en la provincia de Las Tunas, se dice que para “la cartera de oportunidades” que el régimen brinda a empresas extranjeras (nunca a inversores locales, o cubanos emigrados), se registra unos 20 “bienes y servicios exportables” y 14 proyectos.
“Entre los bienes pueden citarse, por ejemplo, las palanquillas de acero al carbono de Acinox Las Tunas, varios productos de la Empresa de Recuperación de Materias Primas”, se informa en el periódico Granma, del Partido Comunista.
Pero lo más indignante en estos momentos es que, mientras en toda la isla se ven colas para comprar cualquier producto básico –y muchas veces los cubanos tienen dificultades para comprar pan de calidad aceptable–, el régimen prefiera exportar “la tenca HG y la vejiga natatoria, el camarón de cultivo de la UEB SanRos”, además de “alcohol y ron de AZCUBA, oro de la UEB Golden Hill, miel de abejas de la UEB Apicuba, tabaco de la Empresa de Acopio, Torcido y beneficio, así como carbón vegetal en siete empresas del sistema del Ministerio de la Agricultura”.
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También desde Holguín parten los productos del mar, a ser consumidos bien lejos de la isla. En la web del canal de televisión oficialista Telecristal, se reportó que “el tabaco torcido, el café, las fibras naturales, el carbón, la tenca, el camarón de mar y el azúcar, se ubican entre los principales fondos con los cuales cuenta la provincia [de Holguín] en medio de la Tarea Ordenamiento, iniciada en Cuba el primero de enero”.
En los últimos meses, debido al agravamiento de la crisis de alimentos, ha sido mayor la indignación con estas condiciones que en Cuba son de larga data. Recientemente Jorge Luis Torres Morejón compartió en su perfil en Facebook una imagen de paquetes de langostas que según indicó son para enviarlos a otros países.
“Un verdadero gesto de solidaridad, exportar nuestros recursos para que los pobres del Primer Mundo (Canadá) puedan disfrutar de ellos...”, afirmó en su publicación.
“Nosotros nos conformamos con arroz y croqueticas”, ironizó Torres Morejón, en medio de la profunda crisis de escasez, desabastecimiento y el alza de los precios que prevalece en la isla.
La Empresa Comercial Caribex, una entidad estatal fundada en los años 60 del siglo XX, es la única en Cuba que se ocupa de la exportación de los productos pesqueros a los principales mercados internacionales, entre ellos la langosta bajo el sello “Caribbean Queen”.
Mientras los cubanos pocas veces ven en sus mesas pescados de calidad y menos langosta, en el 2019 Caribex exportó un total de 8096 toneladas, con valores de 82 millones 351 mil pesos convertibles, según la oficialista Agencia Cubana de Noticias.
“En ese entonces, los principales mercados para las producciones de Caribex fueron Asia y Australia, Europa, Canadá y el Caribe, y el Centro y Sur de América”, publicó el citado medio estatal.
El post realizado por Torres Morejón, fue también compartido en la página Chucho del Chucho. “Y entonces, triunfó la revolución y sus enemigos pasaron a ser los únicos en poder fumar el mejor tabaco, tomar el mejor ron, comer las mejores langostas... la lista es interminable”, cuestionaron.
La publicación desató disímiles reacciones y comentarios. Vero Chambless, dijo: “Tengo un amigo en Canadá y me dijo una vez: he comprado aquí más productos cubanos que cuando vivía en la isla”.
“El cubano de a pie no tiene derecho a comerse una langosta, un buen pescado ni un buen bistec de RES...solo para la burguesía de la cúpula y los turistas y extranjeros en otros países”, criticó Lázaro Pentón.