La opositora cubana Omara Ruiz Urquiola la emprendió este 19 de enero —como de costumbre— contra el régimen castrista al recordarle que ella es libre, a pesar de vivir en una cárcel.
“Acaben de entender que nací libre, y que aún en la celda, yo soy libre. Voy a donde quiero, hablo con quien quiera, digo lo que me parece, planto cada vez que sea necesario, frontal, con rectas de las que rompen guantes”, declaró la exprofesora universitaria.
“Estoy herida, pero la muerte la decidirá Dios, y eso escapa al entendimiento precario que les permite tragar y balbucear. Si intentan el menor irrespeto el viernes en el aeropuerto, les voy a virar la vida al revés, la que me queda es para gastarla contra ustedes. Me sobran hace rato, si me regalan el argumento me van a conocer”, agregó.
Urquiola fue una de las manifestantes que estuvo acuartelada en la sede de Damas 955, cuando el Movimiento San Isidro se declaró en huelga de hambre para exigir la liberación del músico contestatario Denis Solís, que aún continúa preso.
Fuerzas del régimen irrumpieron violentamente el 26 de ese mismo mes en la sede del MSI con el propósito de poner fin a la manifestación y arrestaron a los opositores. Horas después ese mismo día fueron puestos en libertad, pero se les impidió regresar a la sede de Damas 955, en La Habana Vieja.
El desalojo provocó una protesta de varios artistas e intelectuales ante el Ministerio de Cultura a favor de más libertades y respeto a los movimientos opositores, tildada por algunos como demasiado conciliadora con el régimen y celebrada por otros por su contenido contestatario.
La protesta de San Isidro y el plantón ante el Mincult ha provocado revuelo en la comunidad cubana y la arena internacional. También reacciones del régimen, que organizó un acto paralelo con sus simpatizantes. El diálogo prometido al parecer nunca ocurrirá.
Una nota del Ministerio de Cultura reafirmó este 4 de diciembre que el régimen cubano nunca ha deseado dialogar con nadie, a excepción de sus seguidores más fieles, y deslegitima y ofende a quien alce su voz por encima de la suya.
Bajo el título “Rompen el diálogo quienes pidieron diálogo”, el castrismo puso sus condiciones draconianas para “dialogar” con artistas e intelectuales, prácticamente una camisa de fuerza, porque niega todo contacto futuro con disidentes abiertos, el Movimiento San Isidro y la prensa independiente.
El Ministerio de Cultura negó “toda legitimidad” al grupo de artistas que se reunió frente a su cede el 27 de noviembre y les arrancó una reunión hasta largas horas de la madrugada, en las que estuvieron presentes disidentes y se habló de la represión contra el Movimiento San Isidro.