“No voy a callar”, asegura Omara Ruiz Urquiola a un año de que el régimen la separara de la docencia

Hace un año que el régimen cubano impidió que la profesora universitaria Omara Ruiz Urquiola, continuara su trabajo en el Instituto Superior de Diseño. Ante la censura académica en la isla y la injusticia cometida contra ella y tantos otros docentes y estudiantes, aseguró: “No voy a callar”
Omara Ruiz Urquiola junto a su hermano Ariel Ruiz nurquiola en La Habana. Foto/Facebook
 

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La profesora cubana Omara Ruiz Urquiola hace un año no ejerce su profesión. Vive en un país donde la profesionalidad, la ética, integridad, rigor académico, decencia... no son algunos de los valores indispensables que se miden para evaluar a un docente universitario.

¿Qué considera imprescindible el régimen cubano para quienes están frente a las aulas de las Casas de Altos Estudios? Pide “compromiso político”, servilismo; exige personas alineadas a la dictadura, que no problematicen sobre la realidad, y mucho menos que aspiren a una Cuba con verdaderos derechos humanos, libertades y democracia.

El autoritario, vertical, prepotente e incapaz régimen cubano, alejó de “su” Instituto Superior de Diseño a una profesora intachable, a una mujer que a pesar de las injusticias cometidas contra ella y el dolor que le han ocasionado, no podrán acallar ni desterrar de sus propósitos la vocación de servir a otras personas.

“Hace un aniversario de mi salida de la plantilla fija del Instituto Superior de Diseño, mi salida de la docencia universitaria en Cuba. No quería pasar por alto el día, porque en este trabajo de sistematización de las censuras y violaciones de 1959 a la fecha en el país, son muchos los docentes y estudiantes que han preferido callar y han pagado con determinado auto aislamiento, alienados por elección, en lo que no quiero caer”, refirió la profesora cubana en un video transmitido por Facebook.

“Creo que visibilizando mi situación, mi dolor, la realidad de mi injustica, está también reivindicándose el caso de otros tantos docentes y estudiantes que han sufrido la censura académica en Cuba  a partir de 1959”, aseguró Ruiz Urquiola.

“No quiero dejar pasar por alto tanta injusticia e irrespeto al ser humano, a la libertad. Con esta visualización hacemos en alguna medida, justicia a tantos que se fueron y a tantos de los que nunca vamos a saber qué les ocurrió porque callaron. Yo no voy callar”, aseguró.

Omara Ruiz Urquiola, se desempeña actualmente como investigadora principal en Cuba del Observatorio de Libertad Académica, y labora en un proyecto que sistematiza la historia de las violaciones de la libertad de expresión y de cátedra en universidades de la isla.

“Lo que me pasó va a servir para que ante estas injusticias ya no se haga silencio, y no continúe la impunidad, al menos en los relacionado con la opinión pública. Ahora dependerá de la indagación seria que podamos hacer y la veracidad de las historias de Cuba que todavía están por escribirse…”, expresó la profesora.

Omara, agradeció además la “solidaridad y el acompañamiento de tantos amigos y familias”, durante este período.

Este sábado 29 de agosto se cumplió un año de que profesores y ciudadanos cubanos dirigiesen una carta abierta al gobierno de la isla para manifestar su inconformidad con la discriminación ideológica practicada en las universidades cubanas, evidenciada en la expulsión frecuente de académicos y alumnos por motivos políticos.

A un año de la iniciativa, los motivos que llevaron a miles a firmar el documento siguen plenamente vigentes, como afirmó el comunicólogo y exprofesor de la Universidad de Camagüey José Raúl Gallego, quien en su perfil de Facebook recordó el hecho y lamentó la falta de una respuesta oficial y democrática al mismo.

“Hace un año, un grupo de profesores firmamos una carta abierta contra la discriminación ideológica en las universidades cubanas. Díaz-Canel no respondió, el ministro Saborido (de Educación Superior) nos clasificó como ‘grupito de mercenarios, cubanólogos e ingenuos’ en la televisión nacional”, escribió Gallego, quien actualmente cursa sus estudios de doctorado en México.

Pese al no reconocimiento gubernamental del problema denunciado, y al bloqueo en la isla de la plataforma Change.org, donde se compartió el documento para recabar apoyos, este logró reunir en una semana más de tres mil firmas de aprobación a lo que se exigía y exige: “el cese de la discriminación por motivos políticos e ideológicos en las universidades cubanas”.

Ello motivó el agradecimiento de Gallego, para quien la cantidad de rúbricas contradice al ministro de Educación Superior del régimen, al demostrar que los que se oponen a la discriminación en las universidades son un “gran ‘grupito’ que cada día crece más”.

 

 

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