Pues sí, lectores. El castrismo se atreve a decir que la economía cubana tiene “vitalidad” que hay que mantener. No es suficiente, para que se muerdan la lengua, con que estén a la vista los vestigios del desastre.
El primer ministro, Manuel Marrero Cruz, dijo que una supuesta “vitalidad económica del país debe mantenerse”, a pesar del retorno a medidas sanitarias de más severidad para intentar cortar la tercera ola del coronavirus en Cuba.
La situación epidemiológica no debería “conducir a una paralización de la actividad productiva ni de los servicios”, sentencian en el periódico comunista Granma, como si ese descalabro no hubiese ocurrido ya.
En una reunión de la cúpula del régimen, con la presencia del presidente designado Miguel Díaz-Canel y el segundo jefe del Partido Comunista, José Ramón Machado Ventura, Marrero Cruz dijo que es necesario que los trabajadores del país, tanto estatales como privados, “continúen produciendo y prestando servicios; o sea, trabajando”.
Los restaurantes, ejemplificó, deben seguir elaborando alimentos para llevar o entregar a domicilio, al igual que las “paladares” privadas, y los dependientes que no prestarán el servicio pueden ocuparse de trasladar los alimentos.
El primer ministro señaló que el transporte urbano se debe mantener hasta las 9:00 p.m., buscando “desestimular” la permanencia de personas en la vía y en espacios públicos, sin tener que cerrar la ciudad, como ya se hizo.
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Dijo que es “positivo, que las tiendas capitalinas trabajen en sus horarios habituales”, algo que asegura sucede también en Santiago de Cuba, obviando que de nada sirven comercios abiertos si poco o nada tienen para vender.
El castrismo, que le encanta darse brillo en el ombligo, nadar en la demagogia, sostiene según el Granma que “la experiencia acumulada en el enfrentamiento a la pandemia y la robustez de los protocolos sanitarios cubanos para prevenir y controlar la enfermedad, sitúan hoy a la Isla en una mejor posición para mitigar el actual rebrote de la pandemia de una forma diferente”.
Para ello apelan a “la actitud responsable y la conducta disciplinada de las personas y las entidades”, descargándose lo dirigentes mayores de los resultados de sus decisiones desesperadas, como la de reabrirse al turismo extranjero, o la de provocar aglomeraciones para comprar alimentos, escasos por la ineficiencia del sistema para garantizarlos.
Lo único que promete el premier cubano y su claque, es “reforzar las acciones para hacer cumplir lo establecido, como el control de las colas y el enfrentamiento a las indisciplinas”. En otras palabras: más severidad en la represión y la vigilancia de los ciudadanos, y de paso mano suelta con las multas para engordar las arcas del Estado.
En la mencionada reunión, el ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, recordó que sobre el coronavirus en Cuba se habían reportado hasta el miércoles 16 mil 549 casos confirmados, de ellos 15 mil 898 cubanos y 651 extranjeros. Se acumulan 160 fallecidos, para una letalidad de 0,96 %.