Opinión
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Lo dijo el poeta Manuel Navarro Luna: “Es Santiago de Cuba, no os asombréis de nada”. De modo que no es extraño que en Santiago sucedan las cosas más inverosímiles e inverecundas.
La crisis en Cuba es estructural, pero de todas las crisis en Cuba, la alimentaria afecta, incluso, al lenguaje
Lo cierto, lo doloroso, lo dolorosamente cierto, es que en Cuba, desde que llegó Fidel Castro, la esperanza de vida se ha alargado, si vives lejos de la isla.
Es posible que Miguel, en su ilusión infantil (cree que es presidente del país), sienta que vestirse de verde es parecerse a las palmas, a las plantas de tabaco, a los mangos y aguacates (logra el mismo efecto que un aguacate), a las frescas lechugas o a los cafetos.
Cuba se botó pal monte de Lidia Cabrera, a ver si los orishas pueden detener el derrumbe o, al menos, aliviar la catástrofe
¿Qué otra motivación podría llevarla a rebajarse desde la realeza californiana al nivel de la chusma holguinera, sino una empecinada lealtad de pionera?
Lo decían con insistencia en todos los medios antes de 1959: “Conozca a Cuba primero y al extranjero después”. Pero luego todo cambió.
Muchos le han cantado a La Habana. Cantos hermosos que hoy parecen una burla, o que son de ciencia ficción. Hasta los ingleses la desearon y no sería extraño encontrar un día alguna balada habanera en una taberna de Yorkshire.