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Guarda pan pa´ mayo

Es cierto que un pedazo de pan no se le niega a nadie. Pero en Cuba, sí.

Actualizado: Thu, 02/29/2024 - 18:32

Así nos decían siempre para enseñarnos a ser previsores y pensar en el futuro: “Guarda pan pa´ mayo y maloja pa´ tu caballo”.

Otra frase que pretendía dar aliento, pero un aliento indocubano, que traía coa, bajareque, bohío y barbacoa rezaba: “A falta de pan, casabe”, casi avisando que si se esfumaba el primero lo que nos venía encima era la yuca enhiesta, una yuca monstruosa y ríspida como la famosa yuca de Casimiro.

Es cierto que un pedazo de pan no se le niega a nadie. Pero en Cuba, sí. Y fuera tristemente cómico que de pronto hubiera muchas cosas que echarle al pan y lo que falte sea este. También es un milagro que, al Delirante en jefe, en su época de oro, no se le ocurriera cruzar el boniato y el ñame con trigo soviético, y le injertara luego moringa, para crear un pan de flauta que pudiera tocar, sin ningún problema, el flautista de Hamelin. 

Tal vez no lo hizo porque lo suyo era la onda animal: vacas, toros, caballos, chivas, y miembros del buró político del partido. De todo eso, lo único que logró -o se le gozó, como se dice en el campo- fueron las chivas. Hay de todos los pelajes y colores.

¿Quién nos iba a decir que un día iba a suceder algo tan triste con el más sencillo y común de los alimentos, ese que José Martí ponía como condición primordial para dedicarse luego a otras cosas, a crear belleza: “Ganado tengo el pan, hágase el verso”?

¿Ha habido algún problema de fertilidad de nuestra tierra que no permite que broten los tiernos brotes del trigo o que se broten a la basura? ¿Y la caña? ¿Desaparecieron del mapa insular la caña, dulce gramínea, porque nuestra Celia Cruz gritaba “Azúcaaaa”? No lo dudo. En aquel desenfreno científico técnico que pagaba la URSS, el Delirante injertó dirigentes municipales con comegofios regionales, cuadros provinciales con esbirros de tercera y a todos les puso el chip de Ñico López. Son como Nicolás Maduro, que hablan de milagro.

Y ahora, en el país de la siguaraya, no hay pan. Se acabó el pan de piquitos, pam parapampan pan. Ni corteza ni masa, y los nativos que quedan, oteando el horizonte, a ver cuándo acuden en su salvación los barcos de petróleo, las naves con harina y el barco del pollo, que no falta a pesar del bloqueo. ¿Será un plan diabólico y maquiavélico del Seboruco en jefe y sus subalternos eternos, para salvar al cubano de la obesidad y la diabetes? ¿Llegará a tener el cubano atrofia en la mandíbula de abajo por ausencia de mastique? ¿No es una señal urgente de que hay que apagar el Morro cuando en la isla no se puede encontrar siquiera “pan con ná”, el más socorrido de los alimentos?

¿En qué tierra inhóspita han convertido a Cuba sus supuestos “salvadores”, que ya no se escucha, en la luz y en la penumbra, el musical pedido de “Pan pa´ la cotica”? ¿Qué piden hoy las coticas con voz tierna? Pero bueno, si ese “faro de América toda” está en la tea, en la guámpara, o como el camión de Nicolás, de marchatrás, es una señal muy triste.

Alguien ha dicho que lo que realmente falta en Cuba es espíritu de lucha y fe en la victoria. Pero a quien lo dijo están a punto de apresarlo por consumir drogas patrióticas. Sin embargo, más allá de noticias, planes y consignas, y de que el MINCIN declare que cuenta con “información sensible” sobre el posible escondite del pan, el pueblo sospecha que hay un pan macabro para doblegar el espíritu panero del pueblo y construir una sociedad donde ni siquiera el presidente pueda comer pan.

Sin embargo, quien puede tener realmente esa “información sensible” que convierte por costumbre en “desinformación plausible” es el ministerio del interior, MININT, llamado también “Misterio del interior”, que intenta descifrar desde hace un tiempo un extraño mensaje en clave que dice: “Tres tristes tigres, tragaban trigo en un trigal, en tres tristes trastos, tragaban trigo tres tristes tigres”.

Los órganos represivos procuran identificar a esos tres tristes tigres, que deben ser más de tres, y han dado la orden de apresar a todos los que traguen trigo en un trigal. También han solicitado ayuda de organismos de inteligencia del antiguo campo socialista para que los auxilien a entender esta declaración de funcionarios del Ministerio de la Industria Alimentaria, que han declarado que existen "situaciones específicas con los embarques planificados que daban continuidad a la producción de harina de trigo en el país".

Han lanzado otros mensajes crípticos, pero ya se sabe que “a la harina del pan diario las autoridades han comenzado en los últimos años a agregarle "extensores"; es decir, mezclas de harina de yuca, maíz y otros inventos que la mayoría de los consumidores repudia”. Y una filtración del buró político o del MINREX hunde más al pueblo en la depresión, pues el Papa Francisco ha denegado, no sin dolor de su corazón, el pedido temporal que le hizo el gobierno cubano para que prestara unos meses a Jesús de Nazareth, Jesucristo, a ver si él podía repetir el milagro de los panes y los peces. O solamente el de los panes, porque todos saben que no hay peces en nuestros mares por algo relativo al calentamiento global, o al congelamiento de los ríos de Canadá.

Así que, por ahora, ni siquiera pasará por Cuba Peter Pan. Ni pan blanco, pan integral, pan de centeno, pan de masa madre, pan multicereales, baguette, pumpernickel bread, challah, brioche, pan sin levadura, bagel, focaccia, pan de maíz, pan de soda o chapata. Y si esto sigue así, la única chapata que se conocerá va a ser Chapata y 12, el cementerio de Colón.

Algunos niegan que la situación sea tan grave. Pero Cuba ha solicitado “ayuda urgente e indefinida al Programa Mundial de Alimentos ante su incapacidad para entregar la leche a los niños y enfermos crónicos”. Los detractores del presidente o Puesto a Dedo Díaz-Canel lo atacan acusando a su esposa Lis Cuesta, la Machi, que en medio de la penuria general organiza ferias gastronómicas. Olvidan ese otro trabalenguas que dice que: “A Cuesta le cuesta subir la cuesta, y en medio de la cuesta, va y se acuesta”.

Y en lo que el pan va y viene, los totomoyos y seborucos, en cuyas manos está el destino del país, andan nerviosos e indecisos. No les funciona la antigua fórmula de “pan y circo” para mantener al pueblo calmado y alejado de una explosión social. El pan, no existe, y el circo no tiene animales, magos o acróbatas.

Solamente quedan los payasos, y esos ya no dan risa a nadie.