Ese código me va a matar
A todos y a cada uno atañe la amenaza gubernamental. Todos y cada uno están asustados e irritados, deprimidos, desalentados. Y un delincuente deprimido y desalentado no produce
Actualizado: Sat, 12/10/2022 - 12:30
—Nos están tirando por todos los flancos—dice Papito, el de Guanabacoa, y los demás echan mano apresurados a los diccionarios, que han repartido previamente para que todos salgan claros, aunque hay también algunos oscuros.
Después que desde la presidencia de esa extraña Asamblea, el vocal aclara que flancos no es el dinero francés, intentan seguir el orden del día.
A todos y a cada uno atañe la amenaza gubernamental. Todos y cada uno están asustados e irritados, deprimidos, desalentados. Y un delincuente deprimido y desalentado no produce, hace mal su tarea y da un ejemplo deplorable.
Porque en secreto se han reunido con urgencia los representantes de algunas de las principales organizaciones delictivas, que son, como es de suponer, clandestinas y no gubernamentales, además de algunos miembros de otras esferas. Les preocupa el nuevo Código Penal de Cuba, al que algunos de los presentes califican de “Cólico Penal”, que entró en vigor el 1 de diciembre, que eleva a 24 los delitos sancionables con la pena de muerte, cuatro más que en la normativa de 1987.
—Asere, que te vuelan la cabeza pa´ donde te vires— dice Pocholo, el dueño de la casa, y remata —Coño, me están quitando el aire, consorte, ya no es solamente tanque lo que te toca, ahora también es ñámpiti gorrión—. Los demás asienten en silencio y hay uno, allá al fondo, que todavía conserva su plaza de bodeguero, que rompe a llorar a mares.
Otro, llamado Cesita, que se dedica al sector de la sustracción de carburantes, incluyendo el facho discreto de gasolina y Diessel, pide la palabra, y al levantarse saca un papel del bolsillo y lee: —Es que el gobierno está apretando demasiado, y como dicen en esta noticia: “va contrario a la tendencia internacional de abolir la pena de muerte, e intenta usar la nueva norma para amenazar, incluso con la muerte, a quienes intenten cambiar la situación de represión y miseria".
Se escucha un murmullo de aprobación y Papito, el de Guanabacoa, que es uno de los que ha convocado la reunión escupe hacia una esquina y comenta: —Yo sabía que el código ese venía chapeando bajito, pero, coño, 24 delitos pa´ arrancártela, no es fácil. No, y te rompen el güiro si hablas mal del gobierno o protestas. Ya no se va a poder alzar la voz, caballero—.
—¿Qué vamo´a hacel, asere? Mi chamita ya habla. Tiene seis meses y dice “oe, policía, ping... y Díaz- Canel, Sing...?— cuenta Leovaginaldo el Güiri, y todos aplauden. —Igual que mi sobrino, yénika. Y dice yuma, yuma, apuntando pa´ fuera de la ventana. ¿El chama tuyo dice ya mamá y papá?— insiste Chapapote, y Leovaginaldo mueve la cabeza negando. —No dice papá, me dice puro, y a la jeba le dice pureta. Pero con que diga “Oe, policía, ping...” ya yo tengo. Pero si lo oye un chivato me lo fusilan aunque no haya balas—.
Uno de los participantes, con un solapín de ponente en el pecho de su disfraz de policía pide la palabra y lee: “El nuevo Código Penal incluso prevé un artículo (120.1) que sanciona con cárcel, de cuatro a diez años, a quien “ejercite arbitrariamente cualquier derecho o libertad reconocido en la Constitución de la República”. Otro murmullo de inconformidad y el que tenía la palabra continúa leyendo: “También criminaliza y establece una condena de hasta 10 años de prisión a quien realice actividades de cooperación internacional o de asistencia financiera a proyectos de la sociedad civil independiente fuera del control estatal”.
El compañero de correrías de Chapapote, su yunta, un jabao al que llaman Plan Jaba pone una podrida: —Y no te puedes pirar pa´ la Yuma, yénika, porque los yumas te traban en la yuma si estás desarrollando lo tuyo y te deportan, asere. Después que uno remó tanto—. Leovaginaldo se pone en pie y sentencia: —Caballo, es que el deporte es derecho del pueblo. Por eso te deportan—.
Cuando se va a formar la que siempre se forma, y a armar la que a menudo se arma, Cesita le pide a Papito que haga el resumen, porque todos por igual se verán afectados por ese nuevo código injusto, poco democrático, creado para impedir la mejora económica y social de las personas aunque estén ligeramente al borde de la ley, como Crescencio, cuyo negocio —considerado trata de personas— es la promoción de peloteros cubanos a Grandes Ligas, o el mismo Chapapote, que atiende el sector ganadero, y al que muchos deben el poder disfrutar, de pascua a San Juan, de una chuleta.
Pero antes de resumir el encuentro, Papito da la palabra a Leovaginaldo, que se pone de pie y lee un comunicado que quieren que la prensa difunda y que el hermano de Cesita haga viral hackeando cuentas de internet del gobierno. Nosotros, calificados como marginales por esta sociedad, pero sabiendo la importancia de nuestra labor para la dinámica económica y social “Exigimos a los gobiernos democráticos, la Unión Europea y a los organismos internacionales que repudien la decisión de La Habana de incrementar los delitos sancionados con la pena de muerte y el resto de arbitrariedades presentes en el nuevo código penal".
Todos aplauden, pero bajito, para no llamar la atención de los vecinos y de las autoridades aunque cuentan con la participación del que está disfrazado de policía, que es en realidad jefe de un sector de la misma en algún municipio de la capital. Todos están atentos a lo que va a suceder. Tienen prisa porque con este horario oscurece más temprano y hay que aprovechar las sombras para moverse y trabajar.
De modo que Papito comienza su arenga de este modo: “Aseres y aseras. Consortes todos, yuntas y el mío”. Y continúa resaltando la importancia de los presentes, de sus ocupaciones, un poco delictivas, pero que crean trabajo, bienestar, riqueza y, sobre todo, ayudan a que parte de la población no pierda las esperanzas para esperar tiempos mejores. Dice que todos son patriotas, que aman su tierra, y que allí quieren continuar sus negocios, para honrar la tradición y aportar a la sociedad. Pero no soportan al gobierno, que algunos dicen que es una dictadura, pero para él son unos gordos aprovechaos.
Al final hace circular un papel que todos firman, donde dice que es una lástima que la isla se hunda definitivamente en el mar, que todo se vaya al carajo, y que el mundo debiera ver que en ese país lo que no está prohibido es ilegal, ilícito, condenable o engorda. Y ahora simplemente te mata.
Al final todos se defecan en la progenitora de los miembros del MININT, de la Seguridad del Estado y del presidente Puesto a Dedo y acuerdan cesar sus delitos durante un mes, para que el gobierno aprenda lo que son cajitas de dulce guayaba.