El Dios fidelista de Adrián Pose

El salvador que propone Adrián Pose es calderilla. Un Dios agente de la Seguridad del Estado. Un Dios chivatón, al que no le importa la golpiza en la reciente marcha por el orgullo gay del 11M
El Dios fidelista de Adrián Pose
 

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Hablando en plata, si un pueblo tiene todas las hambres posibles, si pierde los días cazando cualquier cosa, como en la prehistoria; si el salario no alcanza para vivir, si las guaguas son jaulas apestosas, si hay apagones a la hora de la novela, si se derrumba el edificio de la esquina, si ETECSA tiene el beneplácito del gobierno para estafar a la población, si el papel sanitario adquiere el rango de la carne de res, y la carne de res es casi un animal mítico, como el unicornio; si los hospitales son criaderos de estafilococos, si la muerte anda vestida de negligencia médica, si la ciudad está cada vez más sucia, si el noticiero muestra un periodismo que ha perdido la vergüenza, si no hay proyectos de vida, ni esperanza de futuro… ¿Qué puede suceder?

Ese pueblo pierde su capacidad de análisis. Se siente débil e impotente. Activa un modo de vida por inercia o en fase zombi, guiado por la apatía y la resignación. Se convierte entonces en carne de cañón para los pícaros. Es aquí donde entran a jugar sus cartas personajes como Adrián Pose. Supe de este “pastor” por una buena amiga que estaba horrorizada con el fenómeno. Luego leí el artículo que le dedicaron en Tremenda Nota (excelente por cierto) y vi la entrevista hecha por el canal Paparazzi cubano. En un primer momento no supe si reír o llorar.

El muchacho es fabuloso. Hay que admitirlo. Muy carismático. De palabra fácil. Sabe emplear la dosis de pasión exacta, según el tema que aborda y el interlocutor. ¿Resultado? Inventó un dios a imagen y semejanza de la infelicidad de los cubanos. Un dios demagogo que también responde a la agenda del gobierno. Pero aquí no acaba la cosa. Cuenta con otros rasgos muy distintivos y casi premeditados.

Fernando Ortiz decía que Cuba era un ajiaco. Adrián Pose entiende que su Dios debe poseer esa mezcla criolla, pero con los ingredientes más actuales de la cubanía. Remedio santo. Para comenzar, su Dios es repartero. El propio “Pastor” nos cuenta que su papá trabajaba el Palo Mayombe. Que su mamá era espiritista. Que en su casa se bajaban muertos, se hacían fiestas de santos, sacrificio de animales y todo tipo de “brujerías”. Esto equivale a pasar una carrera universitaria, aprendiendo trucos de sugestión, inducción e hipnosis.

Tanto es así que en los exorcismos de Adrián, las personas adoptan las mismas posturas que en una fiesta de cajón, o cuando están pasando espíritus. Caen en trance, tiemblan, se contonean, echan espuma por la boca. Eso no es una exclusiva de Cristo. Lo puedes ver en medio de una conga callejera. Si el cuero del tambor y la trompeta china se lo proponen, le sacan a cualquiera lo que tiene de congo y de carabalí. Yo vi a una señora mayor beberse una botella de aguardiente de un golpe, y trepar con agilidad una palma real hasta la cima. La única diferencia es que Adrián lo atribuye a posesiones demoniacas. Incluso plantea que la religión Yoruba está formada por seres del inframundo.

En Cuba hay muchos curanderos alternativos, que desafían la medicina tradicional. Está el santero que opera con cuchillos de cocina, la mujer que cura con fango, el médico que puede realizarte una intervención quirúrgica a través de una foto… ¿Dónde radica el éxito particular de Adrián Pose? En que su Dios, aparte de repartero, está arriba de las nuevas tecnologías y las redes sociales. El Pastor se sube al Paquete Semanal igual que los reguetoneros. Regala DVD con los milagros más propensos a convertirse en tendencia. Si esto no bastara, cuenta con dos canales de YouTube y un perfil en Instagram. También logró ser entrevistado por el popular presentador Alex Otaola. 

Los milagros son fascinantes. No puede faltar el clásico “crece brazo”. Me gustaría ver un brazo, que ¡de pronto! se estirara medio metro más allá del otro. ¡Pero no! Siempre es algo imperceptible. Un pedacito de nada. De todas formas no me sorprende. Yo lo hice escondido en el baño, frente al espejo y me funcionó. ¡Quizás debería hacerme Pastor!

En otro caso, Adrián afirma que Dios le hizo aparecer el ovario derecho a una creyente. Remata su triunfo, asegurando que era más grande que su ovario izquierdo. Este pequeño detalle resulta simpático. Los doctores explican que un mayor tamaño del ovario, no implica mayor fertilidad. Hasta les preocupa, porque puede indicar presencia de tumores, o el denominado ovario poliquístico, algo muy peligroso que lleva tratamiento médico.

Un milagro muy sugerente consiste en la aparición de dinero entre los fieles del culto. El dinero aparece en sus carteras, en sus monederos, en sus cuentas de banco. Dinero de la nada, otorgado por un Dios generoso. Por muy divino y tentador que suene, esto contribuye a la inflación. Un mal que mantiene a países enteros al borde de la ruina y con deudas impagables al FMI. El dinero se sustenta en oro, no en plumas de ángeles. Es la misma práctica especulativa de los magnates de la banca. Resulta paradójico ver actuar a Dios como los responsables de la pobreza, el hambre y los colapsos financieros.

 

De todas formas no es para tanto. Según el Pastor la suma más alta que ha aparecido son seis CUC, o sea, ciento veinte pesos cubanos. El Dios de Adrián es fiel a las costumbres del estado comunista. Te da solo un poquito para que siempre dependas de él y regreses otra vez a su reino. Es como estar enganchado a la piedra o ser la famosa gallina de Stalin.

Pero también es un Dios obrero. Y como está en un país marxista, tiene milagros muy urbanos. Arregla lavadoras, refrigeradores, batidoras, ventiladores. Hace que un joven apruebe los exámenes, lo cual es fraude. Tú apruebas con lo que tienes en tu cabeza. Si sale de la cabeza de Dios, es trampa. Por otro lado, recarga los celulares y la cuenta Nauta. En este punto casi me hace creer, porque el verdadero milagro es que ETECSA no lo haya demandado.Y más si tenemos en cuenta el apetito vampiro de este monopolio, cuando se trata de chuparle los bolsillos al pueblo.  

Esta deidad, como todo ser omnisciente, conoce el daño antropológico que una revolución fracasada ocasiona en el individuo. Por tanto, emplea las estrategias del discurso duro, estilo Donald Trump y Bolsonaro, para llamar la atención de  los fieles sobre la situación de la Isla. No importa que diga disparates. La idea es mostrar sus dotes populistas, mediante declaraciones políticamente incorrectas.

Entonces Adrián vocifera contra la ideología de género. Dice que la homosexualidad se debe a espíritus malignos que poseen a la víctima. El pastor nos muestra a un Dios continuador de las ideas de Fidel Castro. Pregunta a sus fieles que pensaría el Comandante sobre la depravación que hoy impera en la Isla. De igual modo, arremete contra el aborto. Según Adrián, la crisis política, económica y social cubana, se debe a la gran cantidad de demonios que habitan el país. Demonios que comen fetos. Por lo tanto, permanecen en Cuba porque no hay una ley que prohíba el aborto.

Pudiera seguir escribiendo sobre estupideces y excentricidades, pero no. Hay un límite entre el humor criollo y la indignación. Si este “Pastor” no tiene el valor de reconocer las verdaderas causas de la tragedia cubana, “aunque sus milagros fueran reales”, no me sirven. A estas alturas del campeonato, hay pecados más grandes. Por ejemplo, no responsabilizar al gobierno cubano y al Partido Comunista del desastre nacional. No hacer hincapié sobre la mala gestión económica desde los inicios del proceso revolucionario. No denunciar el carácter homófobo, discriminatorio e impositivo de la Revolución.

Me parece que este Dios de Adrián Pose sufre de amnesia. Olvida las confrontaciones iglesia-estado, las UMAP, el adoctrinamiento estéril de varias generaciones, la ruptura familiar, el odio sembrado entre compatriotas, los mítines de repudio, la violencia física y psicológica contra los diferentes, la represión a los artistas, los miles de jóvenes que se han lanzado al mar, y aquellos que no tienen más sepulcro que el estómago de un tiburón.

El Dios de Adrián Pose quizás se parece al de Cesar Vallejo y está enfermo, grave. Se olvidó del fracaso de la Zafra de los Diez Millones, del fracaso del cordón de La Habana, del fracaso de “la vaca negra con la vaca roja”, del fracaso de la rectificación de errores, del fracaso de la moringa y así… hasta el avestruz de hoy. No reconocer que los únicos demonios de Cuba son los dinosaurios históricos, que llevan más de sesenta años en el poder, es un acto de suprema cobardía.

Por tanto, el salvador que propone Adrián Pose es calderilla. Un Dios agente de la Seguridad del Estado. Un Dios chivatón, al que no le importa la golpiza en la reciente marcha por el orgullo gay del 11M. Al fin y al cabo, los que reclamaban sus derechos eran criaturas del infierno. Un Dios que establece alianzas con los opresores y que les teme. En plena directa, un usuario le pregunta al Pastor por el fin de la dictadura. Enseguida se ve que este baja la cabeza. Un destello de pánico cruza su rostro. Mueve las manos en señal de negación y balbucea un cliché de amor divino por encima de tendencias políticas.

Ya tenemos detectado al Dios de Adrián Pose. Mientras la Bienal 00 está censurada y reprimida solo por querer abrirle los ojos al pueblo mediante el arte. El Pastor ofrece su show todas las semanas, en un teatro de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). Estos son los nuevos aliados de la revolución para manipular al “pueblo más culto del mundo”.

 

Escrito por Luis Dener

 

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