Hola. Soy Roberto San Martín, en el mundo. En Cuba registraron mi identidad como Roberto Octavio Álvarez Pérez y ese, con número de identidad 76042601884 es quien habla.
Este 28 de septiembre del 2020 lo tengo todo para ser feliz: dos hijas, una mujer a la que “amo y me ama sin pedir nada”, trabajo, digo lo que pienso y se escucha lo que digo. Incluso a algunas personas les parece interesante lo que hablo o escribo. ¿Qué más se puede pedir? Poco o nada más. Sin embargo, no soy un hombre feliz. ¿Por qué? Simplemente porque estoy cansado.
Estoy cansado de vivir en un país que no es el mío, que no me respeta porque el mío (mi país) no me respeta. Cansado de que mis palabras no lleguen a quienes realmente están dirigidas porque mi país está vallado para mis ideas. Cansado porque mis hijas no caminarán nunca por mis calles, porque mi país me ha excluido de su ciudadanía, porque mis abuelos nunca recibieron mi último adiós, porque mi país es zona vedada para mí…
Estoy cansado de ver como se vapulea y humilla a personas que solo han cometido el “pecado” de disentir, estoy cansado de ver como las “juventudes comunistas” aplastan a la juventud en nombre de un sistema en el que no creen ni ellos mismos. Estoy aburrido de ver cómo se cambia el estudio, el trabajo y el fusil por el dogma, la rutina y el ron para olvidar que vivimos en un país cercado por los deseos de una “revolución” carente de sentido. Estoy hasta los cojones de que decidan los que deciden en Cuba, quién forma parte de la cultura cubana y quién no. También de los mítines de repudio que se vuelven a poner de moda, de los bastiones y del poder de un pueblo sin poder.
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Este mensaje va dirigido a los cubanos que viven en Cuba. La revolución somos nosotros, son ustedes, somos todos. Los revolucionarios no nacen, surgen cuando las circunstancias lo ameritan. Hoy tenemos que hacer revolución nosotros, vencer el terror, rendir a ese policía interior que nos insertan al nacer en Cuba y que nos impide gritar y decir y actuar como pensamos.
No me creo que todos los jóvenes que golpean, gritan, humillan al que diga algo en contra de la “Revolución” lo hagan por algo más que por miedo. No me lo creo porque sé que el miedo es mucho más poderoso. Temor a esa alienación, a la exclusión social, a la muerte en vida a la que se condena a los disidentes.
Hoy es el día de superar ese miedo. Hay que pensar que esos policías que vigilan, abusan y detienen también son pueblo, también disienten, pero bajito, en privado, en el espejo. También tienen miedo, seguramente mucho más que todos nosotros juntos, porque deben mucho más. Hay que unirse de una vez y salir a la calle, sin gritar, sin decir nada. Salir todos juntos y mirarnos a los ojos y saber que todos pensamos igual. ¡TODOS! Mira a tu vecino y en su mirada descubrirás el odio a los que nos oprimen, cuando lo encuentres búscalo en la mirada de tu otro vecino y que este lo busque en la mirada del presidente de tu CDR y este en el representante del “Poder popular” y así sucesivamente. Descubriremos que, excepto algunos que ya no tienen ojos más que para sí mismos, todos estamos en la misma situación y luchamos por la misma causa, aunque algunos refugiados en la distancia lo digamos más alto que otros.
Es la hora de tomar las riendas de nuestro destino. No debemos esperar que las cosas se solucionen por sí solas porque eso nos convierte en cobardes “esperadores”, en niños sin voluntad, en animales que rezan porque un milagro los libere de las rejas del zoológico.
Repito. Yo, Roberto Octavio Álvarez Pérez, con número de identidad 76042601884 estoy cansado de ser espectador y voy a ser revolucionario. Pero de los que ya no temen a esa “Revolución”. De los que ya no temen a nada. ¡Viva Cuba Libre!
Gusanito Pérez, o el artista antes conocido como Roberto San Martín.
