La dictadura cubana discrimina y juzga anclada en el atraso y la mentira

La activista y curadora de arte Claudia Genlui, denuncia que la Seguridad del Estado vulnera su privacidad y la amenaza con publicar fotos íntimas. Sin embargo, de esta manera dejan al descubierto "la verdadera esencia de una dictadura carente de escrúpulos, que discrimina y juzga anclada en el atraso y la mentira..."
 

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Toda persona que se sepa “disidente” en Cuba, es consciente de los riesgos que asume y la repercusión de los mismos. Por lo tanto, lidiar con el miedo a “lo que pueda pasar” se convierte en una constante que se asume y supera en el camino.

Se ha perdido la cuenta de cuántas veces nos hemos encontrado ante la pregunta: ¿HASTA CUÁNDO...? Nos la hacemos constantemente cada uno de los cubanos (o no) que reaccionamos ante los atropellos, la desesperanza, el oportunismo, las violaciones, etc., que constantemente nos vemos obligados a soportar. Obligados y sin poder escapar. El absurdo se repite como una especie de proceso cíclico agotador y desgastante.

Confieso que he dicho muchas veces: este es el límite, no puede ser peor, soy demasiado exigente. Y también:  estoy cansada y por eso percibo los hechos con esa magnitud... ¡Pero no! La vida se encarga de hacerme entender, de difuminar la niebla y dejarme ver. Al final, aunque duele, le estoy eternamente agradecida al universo por permitirme experimentar siempre al máximo ese sabor de certeza: estoy en el lugar correcto, en mi momento de tener el poder “de hacer”.

Desde ese estado, se aprende a lidiar con el riesgo. No obstante, siempre es difícil. Como dice una persona muy cercana: “no es lo mismo saber que el monstruo existe, que verlo venir”. Y en este proceso, las denuncias, por lo menos desde mi experiencia, son una especie de grito, una manera de “hacer”, aun cuando no queda espacio para otra cosa que el odio. Por tanto, hoy hice pública en mi página personal de Facebook la falta de respeto y la violación a mi privacidad por parte de la Seguridad del Estado Cubano, que en ese círculo de corrupción y egoísmo repite patrones de intimidación una y otra vez.

Aclaro que no es la primera vez que recibo amenazas y soy víctima de maniobras que atentan contra mi persona. Recuérdese cuando fueron a intimidar a mi abuela, cuando me expulsaron de mi centro laboral (la galería Factoría Habana), cuando me tiraron al piso para impedir que documentara el arresto arbitrario de Luis Manuel Otero Alcántara…

En la noche de este lunes 21 de septiembre deslizaron por debajo de la puerta de mi casa un sobre amarillo sellado, que contenía 15 fotos personales que habían sido enviadas por WhatsApp a mi novio el artista Luis Manuel Otero Alcántaracuando se encontraba fuera del país en enero de 2019 y que eran parte de una conversación íntima y cibersexo.

Quiero que quede algo bien claro: yo, Claudia Genlui, soy un ser humano libre y mis preferencias sexuales o las de mi pareja son parte de nuestra intimidad. Nada ni nadie tiene el derecho de invadirla y exponerla.

Acuso al gobierno cubano no solo de violar nuestros derechos más elementales (libertad de expresión, libertad de movimiento, libertad de expresión artística, etc.), sino también su actitud homofóbica e invasiva, sus manipulaciones y amenazas realizadas de la manera más cobarde posible, siempre desde el desprecio y suciedad que caracteriza esas “identidades anónimas” que nos acosan. Confieso mi preocupación no solo por la desprotección legal que tenemos todos los activistas por los derechos humanos en Cuba, sino también por las acciones que lleva a cabo el gobierno para neutralizar (supuestamente) nuestro alcance en la sociedad y que repercuten en nuestras familias, amigos y compañeros de trabajo estén o no relacionados con nuestros ideales.

Hago responsable al gobierno cubano de cualquier daño físico o psicológico que puedan sufrir estos seres cercanos.

Repito una vez más: la libertad es un proceso, empieza un día y no hay marcha atrás. Me siento indignada, pero más que eso, hago pública mi condición actual de presentar fuertes daños psicológicos por el acoso y presión a la que me ha sometido la Seguridad del Estado cubano en los últimos tiempos. Soy una mujer que se siente violada en todos los sentidos posibles y desamparada ante un régimen dictatorial que nos manipula y somete.

El desprecio y asco ante tales maneras de proceder por parte de la dictadura cubana para “desacreditar” a los artistas, periodistas y activistas que luchamos por lograr un cambio real para Cuba es abominable. Hace unos días expusieron a Otero, dejando al descubierto no su intimidad, sino la verdadera esencia de una dictadura carente de escrúpulos, que discrimina y juzga anclada en el atraso y la mentira...

Sin embargo, no solo aumentan mi desprecio hacia ellos, sino que activan una vez más esa necesidad de denunciar, de HACER, esa certeza de que el cambio es (y tiene que ser) YA.

 

Foto de portada: María Matienzo (CubaNet)

Escrito por Claudia Genlui Hidalgo

Claudia Genlui Hidalgo (La Habana, 1990). Curadora de arte. Licenciada en Historia del Arte de la Universidad de La Habana en julio de 2016. Actualmente es la asesora en artes plásticas del Movimiento San Isidro, un conjunto de intelectuales cubanos cuyo objetivo es crear desde el arte una plataforma capaz de generar estructuras de pensamiento que incidan en la realidad social cubana. Ha desarrollado de manera individual y en colaboración con otros curadores y artistas proyectos curatoriales independientes tales como "Sobrevivencia" (junio-2017), "Paranoia" (diciembre-2018), "#LaBanderaEsDeTodos" (octubre-2019).

 

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