Hace un año el pueblo cubano salió a las calles a protestar pacíficamente.Tras décadas de opresión, miles de hombres, mujeres y niños se levantaron heroicamente contra una dictadura al grito de “Libertad” y “Patria y Vida”, en busca de justicia y también en defensa de sus libertades básicas.
Estas personas no eran agitadores políticos profesionales ni ideólogos revolucionarios. Estos individuos eran cubanos de a pie, encabezados por artistas, intelectuales y poetas que decidieron arriesgar sus vidas por el futuro de su país.
Para nosotros, como estadounidenses, esa historia resuena en lo más profundo de nuestros corazones, pues no está muy lejos de nuestra propia historia: la de los rebeldes que lucharon contra la tiranía y cuyos logros celebramos el pasado 4 de julio. De hecho, los disidentes de la Isla le hacen más justicia a nuestros ideales de libertad que a las élites privilegiadas que hoy se pronuncian a favor del marxismo en todo EEUU.
Pero, ¿qué acciones significativas ha tomado la Administración Biden para ayudar al pueblo cubano en su lucha contra la opresión de la dictadura de los Castro? Ninguna. El gobierno de Biden simplemente se ha comprometido a aliviar las sanciones previamente impuestas por el expresidente Trump, lo cual solo contribuirá a llenar las arcas y los bolsillos de los opresores.
Por su parte, el régimen cubano ha respondido al arrojo de los manifestantes con una feroz represión. En julio del 2021 disolvió las protestas con violencia y detuvo a más de 1.000 cubanos. Desde entonces, el régimen ha realizado “los juicios masivos más grandes y punitivos… desde la revolución”. La dictadura ha acusado a más de 30 manifestantes de sedición y ha dictado injustas sentencias hasta 25 años de prisión. Algunos de los condenados son menores de edad. Además el régimen ha promulgado un nuevo Código Penal draconiano y recientemente advirtió a sus ciudadanos sobre las graves consecuencias en caso de que ocurrieran más protestas. La dictadura de Castro/Díaz-Canel está haciendo todo lo posible para garantizar que no haya otro “11J”.
Como estadounidenses no deberíamos simplemente quedarnos de brazos cruzados y ver cómo se continúa reprimiendo al pueblo. Ciertamente no deberíamos darle a la dictadura cubana ninguna oportunidad. Más bien, debemos tomar medidas concretas para apoyar al pueblo cubano.
El primer paso es abandonar la actual estrategia de apaciguamiento de la Administración Biden y dejar de hacernos los de la vista gorda ante los continuos abusos del régimen. Eso significa mantener las sanciones existentes y usarlas contra los responsables de los actos represivos, tal y como lo hicimos en el 2012 para castigar a los funcionarios rusos que asesinaron a Sergei Magnitsky. También significa prohibir el crédito estadounidense a Cuba, tal como lo establece la Ley de Reforma de las Sanciones Comerciales y Mejora de las Exportaciones del 2000.
En segundo lugar, debemos instar a las Naciones Unidas y la Cruz Roja a que desplieguen de inmediato una delegación que monitoree las violaciones de derechos humanos en la Isla. Necesitamos denunciar el trato inhumano que el régimen da a los presos políticos José Daniel Ferrer, Luis Manuel Otero Alcántara y Maykel “Osorbo” Castillo. Estos valientes, sus familias y todos los presos de conciencia de Cuba necesitan urgentemente asistencia humanitaria.
Finalmente EEUU debe hacer todo lo posible por proporcionar al pueblo cubano información confiable y sin censura. Le he pedido en repetidas ocasiones a la Administración Biden que actúe al respecto, pero no he recibido respuesta. Afortunadamente, el Congreso no necesita permiso de la Administración para aprobar legislaciones. Por eso presenté el proyecto de ley PATRIA Y VIDA el año pasado. Esta legislación proporciona recursos de EEUU para ayudar a los cubanos a eludir la censura del internet. El proyecto de ley también desarrolla una estrategia para superar los apagones provocados por el régimen. El congreso de EEUU debe pasar esa legislación sin demora para que más personas puedan conocer la verdad sobre la dictadura de Castro/Díaz-Canel.
En julio de 2021 el pueblo cubano le mostró al mundo lo que realmente quería: liberarse de la tiranía y la opresión. Un año después, ese deseo es el mismo. La lucha por la libertad no ha terminado. EEUU, el país de la libertad, debería estar de su parte. La Administración Biden debe poner fin al apaciguamiento del régimen asesino de Cuba, y debe actuar para mantener vivo el espíritu de los valientes manifestantes del 11J.