La reciente regulación sobre la cantidad de productos que cada cubano podrá comprar en varios establecimientos de comercio minorista vuelve a poner en el centro del debate la escasez habitual en Cuba. Si bien es un tema que nunca desaparece por su persistencia cotidiana, salvo del discurso oficial y de los medios a él plegados, la limitación de la cantidad de turrones, sidras, manzanas, cervezas y otros productos que se pueden adquirir este fin de año hacen que sea necesario volver la mirada a la escasez y la poca disponibilidad de alimentos.
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Se ha dicho que los cubanos tienen muchos motivos para celebrar el término de 2019 y el inicio de 2020, con otro rimbombante aniversario del triunfo de lo que aún hoy llaman Revolución. Igualmente, se ha dicho que lo peor de la coyuntura ya pasó.
Sin embargo, para el cubano de a pie, ese que no está en la isla como turista ni tampoco es reflejado plenamente en el discurso habitual de los medios oficiales o las ficciones presupuestadas por el Estado, sigue teniendo problemas con su bolsillo y pasa trabajo para encontrar alimento, como sostienen varios testimonios recogidos en el reciente video de ADN Cuba.
Los gobernantes “priorizan alimentos para el turismo y no para el pueblo”, opinan algunas cubanas y cubanos, mientras que un cuentapropista, propietario de una de los paladares más conocidos, aconseja preparar siempre los menús en base a lo que hay en el mercado, que no suele ser mucho ni muy variado.
El agro sigue siendo una de las mayores debilidades del régimen. Medidas van y medidas vienen, políticas nuevas sustituyen a otras que no cumplieron su cometido, pero todavía los productos escasean y su encarecimiento, más aún en fechas claves, parece ser la constante.
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Ante los diputados de esa Asamblea que se pretende hacer ver como Parlamento democrático, el ministro de la Agricultura, Gustavo Rodríguez Rollero, aseguró en días pasados que Cuba es el quinto país entre los primeros 14 que han logrado reducir el hambre y la desnutrición de manera sostenida y el único de América Latina en eliminar la desnutrición infantil.
Comentó que "se trabaja, además, por alcanzar 30 libras per cápita como promedio mensual de viandas, granos, frutas y hortalizas, y aún está en fase inicial el programa para asegurar cinco kilogramos de proteínas por persona, lo que demanda de mayores esfuerzos".
Información halagüeña y prometedora que, a juzgar por lo afirmado y denunciado por los testimoniantes, como si no bastara con ver cualquier mercado cubano, en un año de empeoramiento radical de la oferta alimentaria, es totalmente incoherente con la realidad.