La serie de reportajes titulada “Programa Más Médicos: un pésimo negocio para los cubanos”, de los periodistas Pablo Díaz Espí, Mirta Fernández Laffitte y el brasileño Marcelo Soares, recibió un importante reconocimiento en la Conferencia Latinoamericana de Periodismo de Investigación (COLPIN) 2019.
La investigación realizada por los reporteros mereció una “Mención Honrosa en el Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación Javier Valdéz 2019”, informó Diario de Cuba, y señaló que se trata del premio de su tipo más importante de la región.
El nombre del premio, Javier Valdéz, rinde homenaje al periodista mexicano asesinado en ejercicio de la profesión en 2017, luego de recibir múltiples elogios internacionales por sus trabajos sobre el narcotráfico y el crimen organizado en México.
El reconocimiento en su memoria se entrega por primera vez a un trabajo realizado por periodistas cubanos.
Los reportajes, que se publicaron entre los meses finales de 2018 e inicios de 2019, tratan sobre la participación de médicos cubanos en el programa estatal brasileño Mais Médicos, impulsado por la ex presidenta de ese país Dilma Rousseff.
Diario de Cuba logró revelar detalles como que las primeras negociaciones se realizaron en secreto para no incomodar al gremio brasileño, y que en sus inicios las autoridades intentaron camuflar la contratación de profesionales cubanos como un “programa de formación” para evitar pagarles a los médicos.
El convenio entre Cuba y Brasil se vino abajo cuando el gobierno de Miguel Díaz-Canel se negó a asumir los nuevos términos impuestos por el presidente Jair Bolsonaro, quien exigía mejores condiciones laborales para los cubanos y que se sometieran a la prueba de reválida de sus títulos profesionales.
Cuba se negó, ordenó retirada, y aunque la mayoría de los médicos regresaron, se estima que más de 2 mil de ellos se quedaron en Brasil.
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El acuerdo implicaba que el gobierno de Cuba se quedaba con más del 70% del dinero de los médicos cubanos, bajo la mirada pasiva del gobierno de Brasil y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que sirvió como un mecanismo de evasión de conflictos políticos internos en el país sudamericano.
“La OPS aceptó sumarse a última hora al esquema de triangulación (…) y cobró el 5% de los pagos del Gobierno brasileño a la Comercializadora de Servicios Médicos Cubanos”, indica DDC, que luego tuvo acceso a reveladores cables diplomáticos. La información les permitió conocer, por ejemplo, que la idea de usar a la OPS fue del gobierno de Cuba.
A finales de septiembre, un evento en Nueva York auspiciado por el Departamento de Estado de EEUU reveló abusos cometidos en las misiones médicas de Cuba en el extranjero. La cita se centró en los testimonios de médicos cubanos que denunciaron al régimen de la Isla por tráfico de personas.
Cuatro médicos cubanos ofrecieron declaraciones sobre sus experiencias en programas como el Mais Medicos. En general, los participantes describieron un panorama de coerción, falta de pago de salarios, retención de sus pasaportes y restricciones al libre movimiento.
Tatiana Carballo, una de las profesionales que habló, dijo sentir “estrés constante” durante su misión en Brasil: el 75% de lo que le pagaban sería para el gobierno cubano, el 5% para la Organización Panamericana de la Salud (OPS) “y el resto para nosotros”, relató.
Aunque la misión en Brasil le permitía llevar a sus familiares, Cuba la obligó a firmar un contrato para que su hijo viajara a Cuba cada tres meses, y todos los viajes debía costearlo ella. Entonces tomó la decisión de dejarlo en Brasil, “escondido en casa y bajo asedio”, aseguró la mujer.