El evento “Llamado a la acción: relatos de primera mano de abusos en las misiones médicas en el extranjero de Cuba” ocurrió este jueves en Nueva York, y se centró en los testimonios de médicos cubanos que denunciaron al régimen de la Isla por tráfico de personas.
El Departamento de Estado de EEUU, que acogió la cita, ha incluido a Cuba este año en la “lista negra” de países que no hacen lo suficiente para combatir el tráfico de personas. Funcionarios del gobierno norteamericanos también participaron en el encuentro.
Entre ellos se encontraban Morgan Ortagus, Portavoz del Departamento de Estado, Carrie Filipetti, Subsecretaria de Estado Adjunta, John Richmond, Embajador general para la Trata de Personas y Roger Carstens, Subsecretario Adjunto de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo.
Cuatro médicos cubanos ofrecieron sus testimonios sobre los abusos que experimentaron como participantes en los programas de misiones médicas cubanas en el extranjero.
En general, los participantes describieron un panorama de coerción, falta de pago de salarios, retención de sus pasaportes y restricciones al libre movimiento.
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Tatiana Carballo, una de las profesionales cubanas que ofreció su testimonio a la audiencia, habló de “estrés constante”, que sufría mientras cumplía con una misión internacionalista en Venezuela.
Carballo dijo sentirse asediada, vigilada y presionada por los directivos de la misión, que en realidad eran agentes de la Seguridad del Estado. Además de estar bajo constante supervisión, le pagaban solamente el 15% del salario, y el resto iba a una cuenta bancaria en Cuba. Según contó la mujer, las familias de muchos de los que decidieron abandonar la misión nunca tuvieron acceso al dinero acumulado.
Además de Venezuela, Carballo estuvo en Brasil. En ese caso el 75% de lo que le pagaban sería para el gobierno cubano, el 5% para la Organización Panamericana de la Salud (OPS) “y el resto para nosotros”, relató.
Aunque la misión en Brasil le permitía llevar a sus familiares, Cuba la obligó a firmar un contrato para que su hijo viajara a Cuba cada tres meses, y todos los viajes debía costearlo ella. Entonces tomó la decisión de dejarlo en Brasil, “escondido en casa y bajo asedio”, aseguró.
Por otra parte, el Dr. Fidel Cruz denunció la falsificación de estadísticas a que eran obligados, y el adoctrinamiento ideológico que debían ejercer sobre el pueblo venezolano durante las misiones, en favor del voto chavista.
“Nos obligaban a influir en la población”, comentó el galeno, y agregó que también tuvo que “salir a la calle y tocar a las puertas para animar a las personas para ir a votar y hacerlo por Maduro”. Además de influenciar el voto, debían elaborar reportes sobre las preferencias electorales de sus pacientes.
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Lucela Rivero, otra médica que ofreció declaraciones, habló sobre las consecuencias familiares que trajeron su decisión de romper el contrato laboral en una de estas misiones. Rivero alega que su hijo, también médico, fue sacado de las consultas y enviado al frente de una brigada de fumigación contra mosquitos bajo la única excusa de “tú sabes por qué”.
En el encuentro, se pidió a los gobiernos de los países receptores de médicos cubanos en misiones oficiales, y a la sociedad civil de dichas naciones, que examinen las prácticas en las misiones médicas de Cuba en sus territorios, y garanticen la protección de los derechos de los médicos.
La Subsecretaria de Estado Adjunta, Carrie Filipetti, señaló que Estados Unidos observa y analiza las misiones médicas cubanas y ofrece su apoyo a los países que necesiten cooperación en el ámbito de la salud a encontrar variantes que no impliquen la explotación de médicos cubanos.
De acuerdo con el Departamento de Estado norteamericano, los programas de misiones médica cubanas emplean hasta 50 mil profesionales de la salud en más de 60 países y son una fuente importante de ingresos para el gobierno de Cuba.
La naturaleza y la magnitud de las denuncias plantean serias preocupaciones de que los programas cubanos estimulen la trata de personas.