Perdona a mis enemigos, Señor
multiplica mis fuerzas como hace la tierra con las mieces
y la arena disuelta en el siroco
para que mi pecho se abra ante la epifanía del perdón
Hazlo, señor,
doblega mi orgullo,
inclíname como un junco
ante la voluntad del agua
Fragmento de un poema, Roberto Quiñones Haces.
Este sábado 11 de julio, el periodista independiente y abogado cubano, Roberto de Jesús Quiñones Haces cumple 10 largos meses recluido en la prisión provincial de Guantánamo.
Roberto se despierta en una celda hermética desde hace 300 días y allí vive. No puede, por ejemplo, levantarse al lado de su esposa Ana Rosa; ni ir a Cienfuegos, ciudad natal, a visitar a su madre octogenaria.
No pudo, lamenta su hermana Tania Quiñones, ir a la Feria del Libro que tanto le gusta. A lo mejor soñaba con ver su poesía en los estantes de las carpas improvisadas en cada Prado de Cuba. Un pedazo que dice: "El odio se astilla en la garganta y adereza la espera/ cubre nuestros ojos/ se pierde detrás de los barrotes/El silencio es más que esa pátina en el alma de los presos".
Tampoco come bien. No olviden que no come bien, algo tan sencillo como la comida. En las cárceles de la isla casi nada salva al recluso, más si es un prisionero de conciencia como Roberto. Un libro podría salvarlo, pero en ocasiones hay libros que él quiere tener y no dejan entrarlos.
Quiñones Haces fue arrestado el 22 de abril de 2019 cuando se disponía a cubrir el juicio contra una pareja de religiosos procesados por querer educar a sus hijos en su hogar. Luego fue liberado, pero acusado y procesado por presuntos delitos de "resistencia y desobediencia".
El reportero de Cubanet fue condenado a un año de prisión, sustituido por un año de trabajo correccional con internamiento, pero al negarse a ingresar voluntariamente en el campamento de trabajo correccional, lo capturaron en su casa el pasado 11 de septiembre .
"Nos sentimos tristes y dolidos, pero sobre todo decepcionados del sistema del gobierno de este país. Porque es un sistema que se vanagloria de defender los derechos humanos y nosotros tenemos confirmado de que eso no es cierto", señala Tania Quiñones en entrevista con ADN Cuba.
Recuerda los entuertos del proceso judicial en su contra. En noviembre pasado se presentó una revisión de causa y no han tenido respuesta; en marzo se presentó la solicitud de libertad condicional y nada. "Sobre este mal proceder tiene conocimiento la Fiscalía General de la República y tampoco responden", agrega.
El también poeta, aun siendo libre ha sufrido constantemente la presión de los órganos represivos de la Seguridad del Estado.
En agosto anterior, cuando ya la condena contra el periodista era indetenible, el padre de Roberto estaba muriendo Cienfuegos y a él le prohibían salir de Guantánamo.
"Me escapé de Guantánamo tras una escaramuza que fue obra de Dios, sabía que a mi padre le quedaba poco y llegué a la terminal de ómnibus en el justo instante en que salía un ómnibus para Cienfuegos. Creo que Dios me dio esta bendición y pude burlar a la Seguridad del Estado. En cuanto llegué a Cienfuegos corrí al hospital a llevarle un humilde almuerzo, que era lo poco que podía hacer por él. Murió delante de mí, con un último suspiro que sostengo como una arenga: "Hijo, continúa como vas y no desmayes en tu lucha".
Tania también recuerda con dolor ese 22 de agosto. El padre de ambos falleció a la media hora.
Ella explica que el ensañamiento contra su hermano viene de hace 26 años, cuando Quiñones Haces fue condenado por primera vez a prisión, como abogado, por el supuesto delito de cohecho.
"Transparencia nula ha habido en el caso de Roberto y hostigamiento (...) No vio crecer ni a sus hijos. Cuando salió de prisión la primera vez se le fue el mayor, y luego el más chiquito. Separado de su mamá y papá", comenta.
Este 7 de julio, al fin, luego de más de tres meses de espera, el reportero pudo ver a su esposa en visita conyugal. Eso le alegra, aunque nunca acepta que está triste. Hay unos principios que no le permiten transmitir dolor a su familia.
"Él tiene semanal los lunes diez minutos de llamada: lo divide entre mi cuñada y mi mamá. Dice mi mamá que lo encontró muy contento en la última conversación telefónica porque debido a la COVID-19 no había visto a nadie y ahora tuvo visita conyugal. Sí a él le pasa algo, si está triste o si tiene algún problema, no se lo dice a mi madre. Un pedacito de mi buena buena voluntad quiere confiar en que esa felicidad que mi mamá pudo percibir el lunes sea real", concluye Tania.
* El régimen cubano liberó entre marzo y abril, de forma anticipada a 6,579 presos de las cárceles de la isla. Roberto Quiñones, pese a haber cumplido más de la mitad de su condena en ese entonces y padecer factores de riesgo, como asma e hipertensión, no estuvo en la lista de excarcelados.