La Universidad para las Ciencias Informáticas (UCI) y la Unión Eléctrica de Cuba (UNE) anunciaron casi al unísono este viernes nuevas “orientaciones recibidas”, medidas que habrán de ponerse inmediatamente en marcha en una nación transida de creciente coronavirus de oriente a occidente, con las elementales consecuencias para la desestabilización económica, ya de por sí precaria, más la paulatina instauración de la por ahora imparable adversidad.
Con posterioridad se sumó la Empresa de Telecomunicaciones (Etecsa), aportando otra coletilla comercial, como siempre.
La entidad primera, mencionada en el NTV del mediodía en voz de sus locutores, refiere que “las instalaciones estudiantiles todas, incluido el motelito habilitado para distinguidos visitantes, se pondrán en función de habilitar un Nuevo Hospital de Emergencias, en donde atender hasta unos 650 pacientes enfermos y potenciales portadores de la actual pandemia”.
El centro, por pura originalidad, llevará el docto nombre del Guerrillero Heroico. Con la presencia allí -en ese centro que capta, fomenta, desarrolla, controla y lidera las juveniles brigadas virtuales de respuesta rápida, puestas al servicio de la intransigencia ideológica oficialista— de una delegación representativa de los Ministerios de Salud y Educación Superior, acompañados por algunos dirigentes partidistas locales y del personal académico cesanteado fugazmente por la institución, se efectuó un sencillo acto de apertura, dejando entrever que de inmediato comenzarán a llegar los primeros inquilinos desde una ciudad que ostenta el mayor índice de contagiados (no per cápita).
Por otra parte, el monopolio comunicacional Etecsa reapareció, como de costumbre, con una concesión primaveral que invoca raudos aguaceros o quizás por el venidero Día de Madres, que en la recarga celular por efectuarse próximamente el bono para ese mes incluirá también un acápite dedicado a “regalarnos” datos móviles con los cuales navegar en la intermitente net, -sean la intra o la inter-, además de los minutos deparados para voz más la predeterminada cantidad de mensajes (SMS) que la acompañan en la primera de las dos convocatorias mensuales que libra el desembolso de dólares vecinos o lejanos euros.
En un último momento del informativo escuchamos, y no por primera vez en esta semana, la “invitación” - suerte de revivida patrulla click- a que cerremos filas en torno al “garrafal despilfarro de petróleo”, pues “el pico eléctrico ahora se dispara en el país entre las 11 am y 1pm”, por lo que (sin insinuarlo) se nos alerta de prescindir, entre otros ahorros, del informe diario que desde el Ministerio de Relaciones Exteriores el compañero epidemiólogo en jefe emite, donde se revelan las estadísticas mundiales y nacionales que nos nutren y nos hacen comparativamente superiores en cualquier frente de combate.
Más adelante desplegaron largo edicto con insólitas sugerencias coercitivas, tales como “mandar los niños” -adolescentes intranquilos e hiperkinéticos-, que hoy vacacionan en casa de forma extemporal, “a estarse quietos, a reducir las horas de emplear el aparataje electrónico, de no abrir constantemente la puerta del refrigerador” (cual prueba fehaciente de ansiedad o hambre antológicas), y “a congelarle la noche antes –padres muy responsables- pomos y tanques de agua para que se vayan derritiendo a lo largo del caluroso día”.
Los anunciantes están convencidos de que con crear un nuevo y solidario hospital, otorgar falsa dádiva proveniente del emporio extorsionador que no admite divisas si no “son las de afuera”, o de reducir a la carrera la malsana evaporación de litros del otrora oro negro que apenas hoy cuesta centavos, van a remediar algunos de los muchos males actuales que padecemos, como prolongación de esta desgracia epidemiológica.
La imaginación insular cubiche vive, sin dudas hoy más que nunca, uno de esos momentos pico de esplendor creativo e innovador que nos deslumbra. Porque puede acarrear consigo otro pico, pero de apagones.