El periódico Venceremos, altavoz del Partido en Guantánamo, perpetró este 24 de abril un texto de esos que merecen guardarse en los archivos históricos, una joya de la retórica castrista, cuya lectura provoca reacciones encontradas: risa, llanto, lástima. Todo junto.
Ya el título es un atraco a mano armada: “Otro escalón de enfrentamiento”. Tiene la marca de estilo de la prensa oficialista: el sabor a tribuna abierta, a comunicado de la Federación de Mujeres Cubanas, a brigada de respuesta rápida en acto de repudio. Pero lo que aparece en el cuerpo, como dirían nuestros abuelos, “no tiene perdón de Dios”.
Cuenta el altavoz que las autoridades judiciales de Yateras, municipio de Guatánamo, condenó a un año de cárcel a un ciudadano de esa localidad por no llevar el nasobuco en la calle. El periódico local Venceremos celebró la noticia diciendo “los tiempos cambiaron, es hora”.
Según el periódico, la medida se justifica porque Cuba llegó al millar de infectados antes de lo previsto, es decir, la pandemia acelera el ritmo de propagación. De modo que se hace necesario “apretar el puño”.
El altavoz llama a “radicalizar el enfrentamiento” a los “indisciplinados sociales” porque “en ellos nos va la vida”. Al parecer, ese grupo de personas desdeña las “solicitudes caballerescas de los agentes del orden”… esos mismos que tantos medios independientes han denunciado por maltratar a la población.
Para cerrar con broche de oro, los periodistas que delinquieron escribiendo este texto recordaron que en el municipio Manuel Tames, “también se hizo sentir enérgica la acción de la ley frente a otro desobediente, por demás seropositivo al VIH y quien ya había sido apercibido por desdeñar el nasobuco”.
Detengámonos en el fragmento. Primero, el señalamiento al seropositivo, como si serlo fuera un crimen, un estigma de esos que se cargan para toda la vida. Y luego el uso de la frase rebuscada e impropia, “desdeñar el nasobuco”. Parece que se tratara de un regalo de los dioses, ponerse el nasobuco en la cara.
Luego se suceden enormes parrafadas en las que oficiales de policía decomisan cargamentos de refresco, paquetes de café, patas de cerdo, sacos de chícharo, que una población hambreada trató de llevarse a sus casas para soportar, mal que bien, la famosa cuarentena. Y detrás de todo aquello, como sabuesos, los agentes del Minint y los periodistas de Venceremos, que no saben por qué la gente tiene hambre y roba tanto, si la Revolución es todo amor y generosidad.
Y claro, no podía faltar la mención al Imperio. Hay que perseguir esas filtraciones de refresco, esas botellas de aceite que desaparecen de los almacenes, las apetitosas piernas de cerdo, para evitar la erosión de “nuestras capacidades económico-financieras”, sometidas “al criminal bloqueo de Estados Unidos”.
Al menos uno se entera de novedades en el periódico Venceremos: Cuba tiene capacidades económico-financieras. La Revolución tiene sus misterios, la Revolución tiene sus ases bajo la manga.