El estudiante universitario Andy J. Estévez denunció este 24 de abril un caso de abuso policial bajo el pretexto de violar las medidas de aislamiento, algo que ya se está volviendo común en Cuba.
Cuenta Andy que había salido de su casa luego de 20 días de aislamiento a buscar comida junto a su familia en las cercanías del barrio Colón, del municipio Centro Habana.
“Alrededor de las 4:20 pm, después de 8 horas de cola para obtener la codiciada pierna de cerdo que se ofertaba, me dispuse a apartarme de la cola en la esquina de la calle Concordia y Neptuno, y tomar algo de agua que me había traído mi abuela desde casa para no perder la cola”.
“En el momento exacto que retiro el pomo de mi boca, frena en seco abruptamente un carro, como si en una película de rápidos y furiosos estuviésemos, era una patrulla policial. El chofer baja de ella y, sin ninguna explicación, y su forma imperante y prepotente, me ordena que debo subirme a ella por incumplir las medidas sanitarias”.
El joven intentó explicar lo que ocurría, que estaba en la cola para comprar comida, que se había apartado para beber agua, una necesidad primaria. Sus explicaciones valieron de poco.
La policía apartó de un tirón a su abuela, una anciana de 67 años enferma de cáncer y se lo llevó a la estación junto a otros dos ciudadanos, en la parte trasera del auto, todos juntos. “¿Acaso esto no incumple las medidas de distanciamiento social?”, se pregunta Andy.
“En la estación policial de Zanja se me trató como un delincuente más, y de nada valió mi educación, mi conducta y mis estudios. Allí escuché respuestas y comentarios del tipo: ‘Los universitarios son los primeros delincuentes de este país”, agregó Andy.
En la unidad le pusieron una multa de 300 pesos y lo dejaron salir. Por supuesto, no hubo disculpas y difícilmente habrá una denuncia de este atropello. Y si la hay, se enredará y perderá en la maraña de la burocracia. En Cuba no prosperan las denuncias contra las fuerzas militares.
La publicación de Andy ha provocado cientos de comentarios y likes. Algunos usuarios han compartido también sus experiencias, otros casos de maltrato policial.
"Tal vez si cometí un delito; mi delito fue a simple vista ser un joven blanco, delgado, que disponía de la compañía de su abuela y resultaba una presa fácil de obtener. Tal vez si hubiese sido un hombre corpulento y alto, que andaba con sus “socios”, y en vez de tomar agua como hacía yo, se estaría fumando un cigarro como habían hoy cientos en las calles, esa patrulla jamás se hubiese detenido, ese oficial jamás hubiese bajado, y esto jamás hubiese pasado", concluye Andy..