Holguín: Transportistas privados sienten efectos de la COVID-19

“No he podido hacer mucho, la cosa esta muy mala, no me alcanza ni pa la comida del caballo, no sé qué va a pasar”
Holguín: Transportistas privados sienten efectos de la COVID-19
 

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Aunque los cubanos no podemos darnos el lujo de pasar la cuarentena en casa y hay necesidad de pelear el pan nuestro de cada día, por las calles de Holguín andan menos personas.

Los transportistas privados como cocheros, motoristas y bici taxistas sienten la diferencia.

“Hace apenas una semana salías y a media mañana ya tenías ochenta o cien pesos en el bolsillo, pero ya no, hoy solo he podido hacer treinta pesos en todo el día”, así se lamenta Vicente, quien con su bici taxi tiene que alimentar a su familia.

En la misma esquina un cochero  comenta:

 “No he podido hacer mucho, la cosa esta muy mala, no me alcanza ni pa la comida del caballo, no sé qué va a pasar.”

Los viajes intermunicipales también han disminuido  pues los holguineros ya no se atreven a viajar con tanta frecuencia esto también se agrava pues Gibara, uno de los municipios desde donde fluye gran cantidad de personas por su cercanía a la capital, ha sido cerrado debido a la pandemia.

Mario Frómeta, quien tira pasajes hacia Gibara, comenta:

“Lo peor ahora es que gibara está en cuarentena, solo se puede llegar hasta Floro Pérez, de todas formas ya había poca gente viajando.

Yo mismo estoy pensando no seguir hasta que esto pase, porque es muy seguro que poco a poco se tengan que cerrar todos esos pueblitos por ahí y entonces, ¿Qué vas a hacer arriesgándote y sin ganar ni pa reponer el gasto? ”

 Por su parte Esteban, chofer de alquiler declaró para ADN Cuba:

“Todos los días es más difícil  conseguir el combustible, pero el lio ahora es que no hay pasaje, yo hago viajes hasta San Andrés, generalmente doy cinco o seis viajes al día pero hay pocos  pasajeros.”

A los propietarios de motos que se dedican a la actividad tampoco les va mejor. Alexis Álvarez uno de ellos comparte su preocupación:

“Las motos son muy usadas porque podemos llevarte a lugares lejanos en menos tiempo y esa es la clave, pero desde hace unos días todo está muy decaído, si pasas por cualquier piquera verás que hay mucha moto parada porque no hay pasajeros, esto se fue a pique y nadie tiene la culpa.”

Aunque es fácil todavía encontrar grupos de personas por todas partes, sobre todo en el centro de la ciudad, arremolinándose en colas por conseguir cualquier mercadería, tampoco hay mucho a la venta por lo que carece de sentido correr el riesgo por algo que no sea de primera necesidad. Sin embargo cualquier cosa en Cuba se convierte en muy imprescindible debido a las condiciones de supervivencia a las que estamos sometidos.

Debido a rumores, no confirmados por el oficialismo, de que en varios barrios de la ciudad se han detectado casos positivos de COVID-19 transmitidos de cubano a cubano, las personas salen cada vez con menos frecuencia de sus casas.

“Yo salgo nada más a lo que me hace falta y no puedo resolver encerrada, voy a buscar las cositas y con la misma me tranco, la cosa está que arde y si una no se cuida, nadie te va a cuidar”, comenta una señora a la entrada de una bodega donde estaban vendiendo paquetes de galletas saladas en el barrio de Vista Alegre al este de la ciudad.

Otro ciudadano, que se identificó como “el cubano” declara:

“Eso de no aglomerarse y hacer colas a un metro está muy bueno pero en la realidad no se cumple, por eso yo trato de salir lo menos posible. Antes recorría los mercados, ahora si puedo resolver aquí cerca no voy y si tengo que salir más lejos voy a pie, en los coches monta todo tipo de gente y no todo el mundo anda con cuidado y en las guaguas ni se diga.”

En los ómnibus locales también se puede ver la disminución de usuarios. Carros, habitualmente atestados, como los que prestan servicio desde Alcides Pino hasta el Hospital clínico quirúrgico se observan pasar con mucho espacio y es que las autoridades han decretado un mínimo de pasajeros en las rutas, que además deben portar el tapabocas o nasobucos, así como un ajuste en los horarios prestando atención a los cambios de guardia en centros hospitalarios.

Así mismo a los transportistas privados se les ha regulado, los cocheros sólo pueden transportar cuatro personas que deben estar cubiertos por mascarillas, bajo riesgo de ser multados por permitir el uso del transporte a quien no porte el aditamento.

Los bici taxistas y motoristas están en iguales condiciones y se les pide además que limpien las superficies de los vehículos antes y después de efectuar la transportación, esto se entiende como algo positivo y necesario pero también crea molestias.

Al respecto Fernando, otro bici taxista comenta:

 “Yo sé que es por el bien de todo el mundo empezando por mí y mi familia, pero la verdad es que es difícil comprar cloro, venden solo un litro por comprador cuando sacan y uno no tiene tiempo de andar cayéndole atrás, yo lo compro en la calle a 20 pesos el litro, es puro y eso es lo que uso.

La mayor preocupación de los transportista estriba en que si esta situación perdura no podrán ser capaces de sobrevivir a la crisis asociada a la COVID-19.

Con ese positivismo que caracteriza al luchador cubano Vicente comenta:

“Tendré que guardar el bici y ver qué invento, ya tú sabes cómo es el cubano, si le dan un filo por ahí mismo escapa. Dice mi hermano que si esto no se arregla vamos a terminar como los indios, cazando y pescando para poder vivir”.

Lo que quizás no comprende Vicente es que la caza y la pesca en Cuba no es para todos.

 

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