Nadie sabe con certeza si el presidente cubano Miguel Díaz-Canel tiene las habilidades para escribir un artículo académico, pero apenas salió la noticia de que había publicado uno, junto a un científico cubano, las redes sociales comenzaron a dudar y chismorrear.
En verdad es cosa rara, en Cuba o cualquier otro país, que el presidente gaste su tiempo en esas ocupaciones de académicos, que sustraen tiempo a la política, la economía o la seguridad nacional, las responsabilidades que atiende un estadista… aunque es cierto que a Díaz-Canel ese título le queda grande.
Por eso es lícito preguntarse —ya lo han hecho varios usuarios— si no es otra táctica de publicidad, para realzar la figura presidencial, a la que ya nadie respeta entre tantas burlas y memes. El choteo es institución profundamente cubana, ya lo sabía Mañach.
Corren buenos tiempos para lustrar al Supremo Mandatario con el barniz de la ciencia. La pandemia ha reavivado la confianza de la opinión pública en los laboratorios, los experimentos y las probetas, que sin la ciencia de seguro hoy habría más muertos, y de seguro gracias a ella saldremos de esta plaga.
Por una razón o la otra, a Díaz-Canel le ha ido bien en el trato con el coronavirus: los muertos son cada vez menos y al parecer ya pasó la época más difícil, de mayor número de contagios. Claro que muchos dudan, y con razón, de la veracidad de esos datos, porque no sería la primera vez que el régimen mienta u oculte información. Pero, por el momento, los únicos datos disponibles son los del gobierno.
En la introducción al artículo científico, Granma, el gramófono del Partido Comunista, dice que en él los autores celebran el “papel que han desempeñado la ciencia y la tecnología nacionales, orgánicamente vinculadas con la gestión gubernamental” para dar “una respuesta social, científica, política y sanitaria capaz de enfrentar el desafío que la pandemia”.
No podía faltar un toque de propaganda, dirigida contra uno de los demonios a los que el aparato ideológico del Estado tiene identificado en su prontuario de espíritus malignos, junto a los ensalmos para conjurar su Oscura Presencia: el neoliberalismo.
“La convergencia de varias crisis a nivel global y la creciente complejidad de los desafíos con los cuales es preciso lidiar acentúan la necesidad de escapar de la trampa del neoliberalismo. En el texto se insiste en que lo logrado en Cuba tiene también un significado ético y político”.
El presidente ya tiene sus memes, aunque no son tantos como los que se ganó por elogiar el guarapo y la limonada, ni tampoco alcanzó esta vez la popularidad de Paula Massola, por su imprudencia de joven todavía enredada en la adolescencia. Pero, en todo caso, la institución presidencial vuelve a ser blanco de la burla, y abiertamente, algo que parecía imposible con Fidel Castro. Algunas cosas están cambiando en Cuba.