Policía política acosa a padre de manifestante del 11J: “mi hijo es mi héroe”

Walnier Aguilar enfrenta una condena de 23 años de cárcel por manifestarse. Videos de su padre denunciado la injusticia se hicieron virales y el régimen busca que haga silencio
Luis Wilber Aguilar y su hijo preso político
 

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La Seguridad del Estado cubano interrogó este miércoles a Luis Wilber Aguilar Bravo, padre de uno de los jóvenes presos por manifestarse contra el gobierno el verano pasado en La Habana, durante el estallido social que alcanzó a decenas de localidades del país.

Walnier Luis Aguilar Rivera, de 21 años de edad, enfrenta una condena de 23 años de privación de libertad por el supuesto delito de “sedición”. Varios videos de Aguilar Bravo denunciado la “injusticia” del proceso contra su hijo se hicieron virales en las redes sociales durante las últimas semanas y la policía política presiona al padre para que guarde silencio.

El episodio más reciente de la persecución del gubernamental ocurrió este miércoles, cuando lo citaron para la unidad policial del Capri, donde lo esperaba la Seguridad del Estado.

“La entrevista consistió en los videos que yo estaba difundiendo, con qué prontitud ruedan internacionalmente, porque ellos están preocupados por cómo esos videos llegan tan rápido al mundo”, declara Aguilar Bravo a ADN Cuba, tras el interrogatorio.


“Me preguntan si tengo algún familiar fuera del país, o alguien que me difunde los videos. Yo no tengo a nadie afuera, los videos los comparte la gente que tiene el mismo dolor que yo, la misma situación que yo. Por eso llegan a ADN Cuba, a Cibercuba, al influencer [Alexander] Otaola y ellos le aportan más información. Los videos caminan porque todo el mundo está siguiendo la situación que hay en Cuba”.

El padre del manifestante cree que la policía política lo busca a él porque la mayoría de los familiares de detenidos por el 11J “están en silencio, no denuncian los casos de sus hijos y familiares. Ellos [los agentes] están dolidos conmigo, porque en el último video hablo del tiro que le dieron al chiquito [muerto por la policía en la Güinera] y la injusticia”.

El jueves 23 de diciembre sentenciaron a Walnier Luis Aguilar y otra quincena de manifestantes por los hechos del 11 y 12 de julio. Sin embargo, el documento que oficializa el dictamen no ha sido entregado a los familiares de los condenados.

“Todos están sancionados pero la sentencia no ha bajado a ninguno, porque no hay pruebas para el delito de sedición. Entonces, yo no sé lo que van a hacer ellos”, dice el padre. “A mi hijo al principio le pedían 22 años y lo sancionaron con 23”.

Tras el juicio en el Tribunal Municipal de Diez de Octubre, Luis Wilber Aguilar declaró a los medios que la “jueza se echó a llorar” porque sabía lo arbitrario que fue el proceso.

Walnier “es un muchacho con problema mental y con certificado, con todos sus papeles médicos (…). Prácticamente es más niño que adulto”, dijo entonces su madre, Rosario Rivera, en declaraciones a Radio Televisión Martí.

Antes de denunciar públicamente la situación del joven, los familiares fueron más de una vez a pedir una revisión del caso en el Consejo de Estado, la Fiscalía General de la República, el Tribunal Supremo, el Tribunal de La Habana…

“He ido a todas las instituciones gubernamentales y ninguna te sabe explicar, porque ellos saben que no hay respuesta para eso, para la injusticia que se cometió con todos esos jóvenes, no solo con el mío, de sancionarlos a 22 y 30 años sin ninguna prueba, porque no existen, lo demostraron los abogados en el juicio”, afirma Aguilar Bravo.

El padre asegura que “por las leyes quedó demostrado que [los manifestantes] no tienen culpa de nada, que no hicieron nada del otro mundo, simplemente manifestarse y protestar por la libertad del país. Ese es el único delito que han cometido esos jóvenes”.

Denuncia que con su hijo –padre de dos niñas– “se cometió una injusticia, la injusticia más grande que yo he visto en mi vida”.

Luis Wilber Aguilar Bravo dice que afrontará el acoso de la policía política: “La Seguridad del Estado me cita porque no tengo miedo y tengo la espina que a mi hijo le echaron 23 [años] por gusto. Ahora dicen que la semana que viene lo harán otra vez, que me van a vigilar, pero yo no tengo miedo, estoy operado del miedo, porque no me puedo quedar callado sabiendo que mi hijo que es mi héroe, tuvo los pantalones que yo no tuve… Ahora no me puedo quedar callado”.

 

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