El biólogo Ariel Ruiz Urquiola, activista por los derechos humanos en Cuba y una de las voces más críticas contra el régimen, respondió a la prensa oficialista las acusaciones lanzadas contra él tras su comparecencia en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra.
Ruiz Urquiola, fue recibido el 3 de julio en la sede de este órgano multinacional, luego de haber realizado una huelga de hambre sed y medicamentos durante cinco días para conseguir que le permitieran exponer los abusos cometidos contra él y su hermana Omara Ruiz Urquiola.
A pesar de que el científico cubano durante su comparecencia fue boicoteado por el representante diplomático del castrismo y aliados internacionales, su mensaje alcanzó ecos en todo el mundo. Luego de su presentación, la prensa estatal en la isla arremetió contra él y lo tildó de “mercenario” y estar “financiado por el gobierno de Estados Unidos”.
En un video publicado en su perfil de Facebook este sábado, el activista Ruiz Urquiola se refirió directamente a una nota de la periodista oficialista Irma Shelton difundida por la televisión cubana:
“Yo no recibo dinero de ningún lugar de Estados Unidos, nunca me he entrevistado con ningún congresista o persona de la plataforma de ese gobierno. (…) No fui construido por ninguna mafia de Estados Unidos. La única mafia que conozco es la castro-comunista, la que es capaz de llevar a prisión por motivos de ideales a cualquier ser humano. La mafia que es capaz de inocular en un hospital público, con una cepa mortal del VIH a un campesino simplemente por disentir. La mafia que es capaz de votar de la Universidad de La Habana y discriminar a las personas por homosexuales, por orientación religiosa, por orientación ideológica; que es capaz de generar actos físicos de agresión contra cualquier cubano, que generó un accidente contra [Oswaldo Payá] quien creó y promulgó el Proyecto Varela…”
“Busquen a un oncólogo, a infectólogos que digan que son falsos mis argumentos, que digan que el caso de mi hermana es una construcción”, alegó.
“No voy a parar, la única manera es que ustedes me asesinen y ya las pruebas están canalizadas. Ustedes van a pagar, no tiene estatura moral para medirse delante de mí”, expresó Urquiola.
Criticó a los medios “que han vivido de espaldas al pueblo, reflejando una realidad distorsionada, con un discurso gastado e insostenible”.
Dijo que la acusación de “costear a los mercenarios” hecha contra la actual administración de EE.UU. es “el mismo discurso retórico que usan contra todas las personas que disienten, contra todas las personas que humildemente tratan de defenderse y, sobre todo, contra todas las víctimas que no logran acallar”.
El activista cubano continuó respondiendo: “…nunca he visitado Estados Unidos. ¿Sabe por qué? Porque cuando yo tenía 16 años mi papá fue puesto preso en las mazmorras de ustedes, y mi persona y mi hermana cargamos con el peso de las culpas de una causa política que no era nuestra. Ustedes nos abrieron en un diapasón enorme, las puertas para conocer justamente cómo era que ustedes intimidaban al pueblo cubano, cómo ustedes intimidaban a las familias de los presos. Nosotros lo conocimos tempranamente, cuando éramos solamente adolescentes”.
El Dr. en Ciencias Biológicas precisó que en las ocasiones que aplicó para ir a becas de investigación a Estados Unidos, el gobierno cubano le denegó el permiso, mientras que a hijos de profesores universitarios o a quienes tenían un aval político, sí les permitían salir.
“Esa Revolución de la que ustedes hablan, esa Revolución para el bien de todos y por todos, parece que excluyó a un grupo de personas que no solo pensaban, que tenían la dignidad de caminar con la frente en alto y nunca bajar la cabeza ante las presiones de ustedes, del sistema que ustedes han construido para oprimir al pueblo cubano, pero por sobre todas las cosas, para acabar con la dignidad”, afirmó.
Urquiola acotó que cuando era profesor del Centro de Investigaciones Marinas de la Universidad de La Habana también le negaron el derecho a visitar los Estados Unidos.
“Porque tenía la honestidad de decirle a los superiores las cosas que estaban mal hechas. Como destruían las torturas marinas, como en nombre de un patrimonio nacional de recursos naturales, el gobierno y el dictador Fidel Castro mentían ante la Convención Internacional que regula el comercio de especies en peligro de extinción, para seguirle vendiendo la concha del carey a Japón, y ganar por concepto de esa venta millones de dólares americanos”.
El científico puntualizó que no llegó a Ginebra pagado por una organización no gubernamental, como publicaron los medios castristas, sino “con el dinero que he logrado reunir como investigador del Museo de Historia Natural de Berlín y en la Universidad Humboldt”.
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“La obra de la revolución es incierta, tiene un rosario de crímenes (…). Tienen que acallar las voces que se alzan por encima de todo, por la fuerza, con el implemento de lanzar piedras, huevos, como hicieron con los compatriotas del Mariel… Ustedes son intolerantes con la verdad. Aprendieron de Fidel que (…) eran dentro de las prisiones y los hospitales donde debían estar los muertos, todos los fusilados en nombre del pueblo. Los muertos dentro de las prisiones no hablan”, comentó.
Razonó que por eso la Cruz Roja Internacional, ni Amnistía Internacional, ni ninguna otra organización puede entrar a las cárceles de Cuba para inspeccionar, hablar con los presos, sin ninguna mediación. “Tienen un sistema de terror dentro de las prisiones. Usan a criminales confesos con penas de más de 35 para intentar violar a otros hombres, degradar a otros hombres… Mi país es una prisión”, añadió.
Sobre las condiciones en que protestó frente a Naciones Unidas, contó que llegó a Ginebra por tren y “me quedé en el piso público, solo una persona que es víctima de los crímenes de ustedes y que sobrevive es capaz de tirarse en el piso y dejar de comer y dejar de tomar agua por hacer valer su dignidad”.
Explicó que su denuncia la hizo “en frente a los ciudadanos del mundo, porque Naciones Unidas también esta corrompida por todas esas dictaduras que se pintan de izquierda, por toda esa izquierda podrida que ha destruido como un cáncer metastásico a la humanidad”.
Ruiz Urquiola mencionó que Michelle Bachelet pasó por su lado y lo ignoró mientras hacía huelga de hambre frente a su oficina. “No tenía el estatuto moral para decirme: no estoy aquí como Alta Comisionada, estoy como una madre de familia, por qué estas tirado en el piso, cómo has llegado del Caribe y estás aquí, cuál es la fuerza que te ha movido a hacer eso, cómo has podido hacerlo (…) Yo ocupé mi espacio de ciudadano de este mundo, no usando ninguna organización no gubernamental”.
“No intenté hablar a nombre del pueblo, yo hablé e hice mi discurso a nombre de mi hermana y mío, y por esos médicos que han tratado como esclavos, explotándolos (…) y allí se veía el pueblo de Cuba, todas las víctimas que han muerto en el estrecho de la Florida, todos las que no han podido pasar la selva del Darién, los violados y asesinados entre la frontera de México y Estados Unidos. Ahí estaban todos esos gritos que no podrían acallar, como los de las víctimas del remolcador 13 de marzo que ya no están”.
Ariel Ruiz Urquiola concluyó retando a la dictadura: “No tienen un solo hombre que me pueda mirar fijamente a los ojos y desmentirme, podrán encontrar un azote, un látigo de mayoral, una mordida de perro, pero no hay un solo científico, que se identifique y diga que yo estoy mintiendo. Y voy a hacer todo lo que pueda con mis energías y las energías solidarias para que dejen en libertad a Cuba”.