Soterrado dentro de un marasmo de palabras que hablan más de supuestos “logros” y metas gratificantes, de esas que siempre se prometen a los cubanos desde el gobierno y las entidades estatales, este lunes se informó que la Corporación de la Aviación Cubana S.A (Cacsa) tiene previsto para 2020 abrir a todas las aerolíneas la posibilidad de importar cargas no comerciales.
Hasta el momento, tal posibilidad queda reservada a muy pocas aerolíneas y empresas, lo cual determina que los cubanos que importan cargas no comerciales deban esperar mucho para recibirlas, con los consecuentes riesgos de daños, extravíos y vandalización de las mismas.
De la “buena nueva”, que habrá que ver cuánto beneficia o no a los cubanos, en dependencia de los términos en que se implemente, dio cuenta el oficialista Granma en una nota titulada, con el habitual triunfalismo del discurso oficial, “Aeronáutica civil de Cuba centrada en las soluciones”.
Según Eduardo Rivero, director de Aerovaradero, para el actual año su aerolínea y Cacsa toda prevén implementar nuevas estrategias comerciales, ampliar los servicios y trabajar en mejorar la calidad.
“Las medidas que forman parte de esta estrategia comercial incluyen la apertura a todas las aerolíneas para importar cargas no comerciales en La Habana, proceso que se pretende generalizar en el país cuando la empresa cree las condiciones”.
Con ello se buscaría perfeccionar la transportación de cargas, una de las cuestiones respecto a la cual hubo mucha insatisfacción por parte de la población, según se expresó en el balance anual del sector, que en definitiva fue sobre lo que trató el artículo de Granma.
En éste se consigna que en el balance reconocieron los asistentes las deficiencias asociadas a la transportación de cargas, un “proceso en el cual se disminuyeron los tiempos de entrega a los clientes, comportándose el ciclo de despacho, al cierre del año, inferior a igual periodo del almanaque anterior”.
Sin embargo, dando por verídica esa disminución, lo cierto es que las quejas de los cubanos con el manejo de sus cargas y el tiempo de recepción final no parecen haber disminuido mucho, tal y como se puede leer en redes sociales y testimonios en medios alternativos, o sencillamente comprobar con aventurarse en el envío de una carga a la isla.
Los operarios aduaneros y de otras entidades asociadas al proceso no creen en médicos internacionalistas, artistas o repatriados. Para muchos de ellos, toda carga puede ser contentiva de un “salve” para llegar a fin de mes, sin que importe el daño que se le pueda ocasionar al dueño de la carga y su familia.
De cualquier forma, el Granma exalta que en “el caso del tratamiento y manipulación de las cargas, se evidenció el impacto de la implementación de un grupo de medidas organizativas y la materialización de las inversiones previstas tanto en infraestructura como en equipamiento”.
Un marasmo de palabras que, como se mencionó al inicio, aventura la llegada de algo potencialmente bueno, que habrá que esperar para referir su impacto real. Ojalá y no sea otra decepción como la importación de autos con divisas, que resultó ser una medida destinada a aquellos pocos que pueden permitirse pagar por un coche lo que le costarían excesivos lujos en cualquier país del mundo.