Hay formas torpes de castigar la heterodoxia política. Al opositor y exprisionero político cubano, Walfrido Rodríguez, le impusieron una condena de ocho meses de cárcel luego de que la policía decomisara en su casa 30 paquetes de coditos que había comprado.
Para los lectores extranjeros de ADN Cuba, los coditos son los sucedáneos cubanos del fetuccini y otras pastas de origen italiano. Rodríguez Piloto explicó que los coditos no eran para vender sino para alimentarse él y el resto de su familia.
Marlin Sonia Rodríguez Piloto, hermana del opositor, consideró que el proceso judicial en realidad ha sido un ajuste de cuentas del gobierno por el activismo político de Walfrido Rodríguez.
“Esto no es más que un ajuste de cuentas de la Seguridad del Estado por todas las protestas públicas que ha hecho mi hermano contra la dictadura. Ahora, amparados en la pandemia, encontraron la posibilidad de trancarlo”, declaró a Cubanet.
“Los coditos eran para la familia, porque aquí no hay arroz y se sabe que todo el mundo está comprando pastas para poder comer”, precisó Marlin en referencia a la comida interceptada a su hermano.
Lázaro Mendoza García, presidente del movimiento opositor Justicia, al que pertenece Walfrido Rodríguez, dice que el gobierno cubano se está sirviendo de la pandemia como excusa para aumentar la represión y encarcelar a opositores y periodistas contrarios al régimen.
En 2011 Walfrido fue sancionado a cinco años de privación de libertad por lanzar proclamas en la Plaza de la Revolución en contra del régimen cubano. El activista, además, protagonizó protestas frente al Capitolio de la Habana, el Ministerio de Justicia de Cuba, Fiscalía General de la República y la Prisión Combinado del Este, entre otras.
El artículo 230 de la Ley 62 (Código Penal) establece condenas de tres meses a un año o multa de 100 a 300 cuotas a quien adquiera mercancías con el propósito de revenderlas, o a quien retenga o transporte mercancías y productos en cantidades superiores a las requeridas para sus necesidades.
