Insistiendo en la matriz de opinión que desde el régimen intenta hacernos creer que el pueblo cubano es un irresponsable por estar aglomerado en tiendas y otros establecimientos comerciales para adquirir algún producto de primera necesidad a pesar de la COVID-19, el pasado día 24 el periódico Trabajadores, perteneciente a la estatal Central de Trabajadores de Cuba, publicó un artículo en su sitio web donde sugiere que a algunos cubanos le gusta hacer cola.
El autor del artículo, como si no fuera cubano, como si nunca hubiera vivido en la isla, y mucho más, como si desconociera que el país atraviesa por una crisis económica que algunos analistas llegaron a catalogar como el inicio de un segundo periodo especial, intenta hacernos creer que la "presión que existe sobre los comercios", es "todo un fenómeno psicológico y hasta sociológico en estas circunstancias".
En su texto el Trabajadores descarta a "ciertos individuos que lucran con los turnos en las colas", y va directo a los que le interesa señalar, un supuesto grupo que se resiste a quedarse en casa y prefiere salir a hacer largas colas pesar del riesgo de contraer el virus de Wuhan.
"Simple y llanamente, me refiero a esas otras personas que al parecer no quieren permanecer en sus casas, y utilizan cualquier pretexto para salir de ella, incluyendo compras que quizás ni siquiera les son indispensables en todos los casos. Pero, ¿a quién creen que engañan y perjudican con esa actitud? ¿A la policía que custodia la cola, a los dependientes de las tiendas? ¿O a ellas mismas y sus familias?", escribió el periodista.
"Tal vez incluso hasta haya alguien que pueda pretender ver tales actuaciones como una conducta habilidosa o avispada, algo falsamente meritorio, al estilo inmaduro de cualquier adolescente que obtiene una buena nota mediante una prueba falseada. 'Soy un bárbaro —o una bárbara—, me pasé el día haciendo colas', razonan. 'Compré cuatro veces en la misma tienda', 'Tengo de todo, más de lo que voy a necesitar en meses'", agrega el periodista del Trabajadores con un claro tono de burla.
Cabría preguntarle a este colega ¿dónde o cómo consigue sus alimentos?, sobre todo el pollo y el picadillo, o ¿dónde o cómo adquieres el aceite o el detergente?, sin lugar a dudas cualquiera que sea la respuesta va a incluir una cola, porque en este país desde hace 61 años siempre ha sido así, ¿y cómo no va a serlo ahora que escasean los alimentos y la mayoría de los productos esenciales?