El Gobierno cubano acusó este martes de “negligencia criminal” a la Casa Blanca porque considera que el ataque a su embajada en Washington pudo ser evitado y pidió que se investiguen los presuntos vínculos del atacante con los movimientos anticastristas del estado de Florida.
En conferencia de prensa, el canciller Bruno Rodríguez Parrilla reconoció la reacción rápida de la Policía y el Servicio Secreto ante el atentado, pero dijo que el gobierno de Estados Unidos “demoró en contactar con las autoridades cubanas” para informar y se han dedicado a silenciar el hecho, que calificó de “acto terrorista”.
“Se sabe que Alazo planificó el atentado con suficiente antelación, que visitó el lugar de los hechos unas dos semanas antes del ataque para sondearlo, que perpetró un acto de violencia contra la embajada cubana, que deshonró la bandera de nuestro país, que se refugió en la bandera americana y no ofreció resistencia al arresto realizado por los agentes de ese país”, expresó el funcionario.
Rodríguez dudó también de la versión ofrecida por la Policía y el Servicio Secreto de Estados Unidos, los que aportaron prueba sobre la enfermedad mental que padece el atacante, Alexander Alazo, de 42 años: esquizofrenia.
Según Rodríguez, el gobierno de Estados Unidos tenía que haber previsto el atentado y tomar las medidas pertinentes para que no ocurriera.
Asegura el canciller que Alazo visitó Cuba en varias ocasiones la Isla, hecho que ante sus ojos es prueba suficiente de que el atacante “no tiene problemas con Cuba”.
Dice el ministro que en sus visitas Alazo mantuvo relaciones Leandro Pérez, “un ciudadano que constantemente utiliza las redes para promover ayuda al terrorismo contra Cuba, llama a atacar con drones la ciudad de La Habana y mantiene vínculos con terroristas anticubanos”.
Para Rodríguez los supuestos vínculos entre ambos hombres son pruebas contundentes de que Alazo es algo así como un terrorista al servicio de algún grupo criminal o “anti-cubano”.
Las autoridades estadounidenses tienen una visión distinta del suceso. En primer lugar, no creen que haya un móvil político detrás del tiroteo. Las investigaciones señalan que Alexander Alazo es un desequilibrado mental enfermo de esquizofrenia.
Un pastor evangélico residente en la Florida, que mantiene relación de amistad con el sospechoso por cuestiones de fe, dio a conocer esta noticia y agregó que el hombre estaba obsesionado con que lo perseguía la Seguridad del Estado, la policía política del régimen.
Según la esposa de Alazo, él se encuentra bajo tratamiento y recientemente el doctor que lo atiende reconoció que los medicamentos que le han sido indicados, ya no le resultan.
El hecho ocurrió en la madrugada del 30 de abril cuando Alazo disparó al menos 30 veces contra la sede diplomática de Cuba en Washington.
El tirador fue inmediatamente detenido por la policía estadounidense y enfrenta ahora cargos de posesión de un arma de fuego y municiones no registradas, y asalto con la intención de matar y posesión de un dispositivo de alimentación de alta capacidad.
La policía estadounidense dijo a medios de prensa que el hombre se trasladó hacia la sede diplomática en un auto con placas de Texas y una bandera de Estados Unidos en la parte superior.
El teniente de policía Brian Hollan no especificó si había personas dentro de la embajada cubana durante el suceso. No obstante, se percibió que estaban varias luces encendidas en la instalación. Los hechos despertaron a los vecinos del lugar que dijeron escuchar numerosos disparos y gritos.