Este 22 de julio el diario estatal Juventud Rebelde, en su columna Acuse de Recibo, se hizo eco de los reclamos hechos por los residentes de un edificio habanero que llevan dos años con tupición en los desagües de aguas albañales.
"Clara Milagros Castellanos Jover y Cándida Rosa Velasco Bouzada denuncian la tupición de aguas albañales desde hace dos años en el edificio de 16 apartamentos y apenas 20 inquilinos, en su mayoría adultos mayores solos; y sito en Avenida de Acosta 363 y 365, entre D’ Strampes y Figueroa, del consejo popular Víbora, en el municipio capitalino de 10 de Octubre", escribió el diario estatal.
Según relatan, el edificio presenta serios problemas en las tuberías de desagüe, lo que provoca, además de la insoportable fetidez, que las aguas retornen por los tragantes y las tazas de baño de los apartamentos 5 y 6, impidiendo a los propietarios el uso de cocinas y baños.
Explican que han ya han realizado múltiples e infructuosas gestiones, y que en las oficinas de Aguas de La Habana de 10 de Octubre, les explicaron que esa entidad solo atiende la red exterior, y que los asuntos internos del edificio debían gestionarlos con la Dirección Municipal de la Vivienda (DMV).
Luego de esto se presentaron en la DMV, la cual en varias ocasiones les envió el carro correspondiente de Saneamiento Básico con sus operarios, quienes localizaron la zona de mayor obstrucción, en el parterre, pero el jefe de la brigada les dijo que la manguera del carro no podía pasar para destupir las tuberías de aguas albañales porque la salida estaba obstruida, a lo que hay que sumar, que aún cuando Vivienda es la responsable de atender la línea interna de desagüe, el romper la acera para facilitar el trabajo solo lo puede hacer Aguas de La Habana.
Ambas remitentes alegan que el delegado de la circunscripción y el presidente del Consejo Popular tienen conocimiento de la situación y de todas las gestiones que han hecho, pero nadie más se ha portado por allí.
Señalan que el problema pudiera pasar a ser un caso epidemiológico, pues se ha convertido en un criadero de ratones, cucarachas, mosquitos, chinches y garrapatas, debido a lo cual se mandó a hacer por parte de Vivienda un dictamen técnico, pero todo sigue igual.